Los incendios en zonas entre urbanas y rurales se duplicaron en el 2017

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CARLOS CORTÉS

El año pasado estuvo marcado por la ola de incendios del 15 de octubre que calcinó cerca de 50.000 hectáreas en una sola jornada

29 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los incendios en zonas entre urbanas y rurales se duplicaron el pasado año en Galicia con respecto a la última década hasta suponer el 4,56 % de la masa forestal calcinada, cuando en los últimos diez años la media fue del 2 %. Esta es una de las conclusiones que se recoge en el informe del Instituto de Estudos do Territorio, de la Consellería de Medio Ambiente, que se hizo llegar a la comisión de estudio de incendios. El informe llama la atención sobre el crecimiento de los fuegos en estas zonas de transición entre las áreas urbanas y rurales, lo que muestra «la proximidad de los incendios a las áreas habitadas», además de añadir la problemática marcada por la estructura del territorio, la despoblación y el abandono.

También indica el informe que la nueva tipología de incendios y su afectación entre lo urbano y lo rural, con el consecuente riesgo para las viviendas y personas, provocan dificultades para actuar en su extinción. Precisamente, este fue uno de los puntos tratados a lo largo de las intervenciones de expertos en la comisión de incendios, según informa Europa Press, cuya ponencia fue constituida el pasado viernes para tener listas las conclusiones antes del mes de junio.

En esa comisión, la directora del Instituto de Estudos do Territorio, Inés Santé, reclamó que la planificación del crecimiento urbano tenga en cuenta factores como la proximidad del monte y la dirección de los vientos, de forma que es preciso integrar la prevención de incendios en las políticas de ordenación territorial.

50.000 hectáreas en un día

El 2017 estuvo marcado por la ola de incendios del 15 de octubre que calcinó cerca de 50.000 hectáreas en una sola jornada, cuando la superficie quemada durante todo el año fue de 61.000 hectáreas, de las que 35.000 fueron de masa forestal. De esa superficie, ardieron más de 11.000 hectáreas de eucaliptos y pinos -5.000 en el primer caso y 6.275, en el segundo-, lo que supone cinco veces la masa calcinada de frondosas caducifolias, al arder un total de 2.000 hectáreas. Asimismo, hubo casi 7.500 hectáreas quemadas en áreas de especial interés paisajístico.