Las ciudades fijan multas por escupir o timbrar en las casas, pero apenas se aplican

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

JOSE ALONSO

Las prohibiciones crecen en las urbes y solo Ferrol carece ya de ordenanza de convivencia

20 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las arcas municipales de Santiago contarían con pingües ingresos si se multase a cada persona que tire una colilla al suelo, como prohíben sus ordenanzas. Ourense aumentaría sus ingresos si cobrase, como prevé el Concello, a cada conductor que toque el claxon. Y Vigo no daría abasto si multase a cada dueño de perro que vaya suelto. Prácticamente todo está reglamentado en la vida cotidiana en las ciudades gallegas, aunque el incumplimiento de las normas tenga un reflejo mínimo en los ingresos públicos. Lugo acaba de exponer su propuesta de regulación de la vida en sus espacios públicos, donde, por ejemplo, no se podrán mantener relaciones sexuales en vehículos. Su gobierno local ultima su ordenanza de convivencia, herramienta que también prepara el Concello de Ourense y que existe en Vigo, A Coruña, Santiago y Pontevedra. Solo Ferrol elude compendiar qué está prohibido hacer en sus calles, pero, como las demás urbes, cuenta con decenas de ordenanzas que fijan los límites al libre albedrío.  

Vigo

Sanción por el uso de láseres. El Concello vigués centra su ordenanza de convivencia en combatir el botellón. Pero es en las ordenanzas de tenencia de animales, medio ambiente, ruidos, comercio o iluminación donde se encuentran algunas de las prohibiciones más llamativas. Así, no permite el uso de láseres o cañones de luz que rebasen el plano horizontal, para evitar deslumbramientos. Las sanciones pueden llegar a 3.000 euros. Tampoco el consistorio permite gritar ni producir ruidos desde los puestos de venta, o hacer venta ambulante en coches, como aún ocurre en las parroquias rurales. No se pueden hacer pintadas, pero tampoco arrancar carteles de espacios autorizados. Pisar el césped o descansar sobre él es sancionable con 90 euros, así como hacer marcas en árboles, llevar perros sueltos o ir a caballo por la playa.   

A coruña

Prohibido dar patadas a la basura. La ordenanza que regula la convivencia en A Coruña nació en el 2008 para hacer frente al botellón, pero ataca también comportamientos incívicos como «timbrar indiscriminadamente en los portales», pegar patadas a residuos u objetos en la calle generando afección acústica, pisar zonas ajardinadas u obstruir el acceso a los portales. Las sanciones oscilan entre 200 y 3.000 euros. La normativa de limpieza viaria amplía el catálogo de prohibiciones, y prevé multas para quien escupa en la calle, sacuda alfombras o ropa desde ventanas, dé de comer a animales en la calle o haga en ella necesidades fisiológicas.   

Ourense

No se puede cantar en vehículos públicos. Ourense está avanzando en el texto de su ordenanza de convivencia, también ideada para combatir el botellón, según informa desde La Voz en dicha ciudad Rubén Nóvoa. Pero la normativa existente sobre ruidos en la calle ya teje toda una reglamentación según la cual no se puede utilizar el claxon de un vehículo durante las 24 horas del día, aunque haya obstáculos para el tránsito. No se pueden tampoco forzar los motores en cuesta y, ojo, se prohíbe cantar, gritar o vociferar a cualquier hora en taxis y autobuses, y de noche en parques y calles, como también accionar aparatos de radio y televisión en espacios públicos. Las multas pueden llegar hasta los 60.101 euros.   

Lugo

Prohibidas las casas de citas. El Concello de Lugo pretende aprovechar su nueva normativa de convivencia para poner coto a la prostitución. Prohibirá la existencia de casa de citas, negociar transacciones sexuales en la calle y, a mayores, mantener relaciones sexuales en vehículos en espacios públicos. También pretende acabar con los llamados gorrillas, que cobran por indicar la existencia de plazas libres en aparcamientos. Ni orinar en la calle, ni dejar que una alarma se active durante más de tres minutos, ni hacer pintadas quedarán sin sanción, de hasta 1.500 euros, cuando se apruebe la ordenanza. Las multas pueden llegar a 3.000 euros para casos graves, como hacer uso de la prostitución.    

Santiago

Sanción por depositar cadáveres de animales. Santiago cuenta desde el 2006 con una de las ordenanzas de convivencia más amplias de Galicia. Muy centrada en aspectos sanitarios, la normativa compostelana prohíbe quemar residuos incluso en el rural, y castiga romper o manipular las bolsas de basura, así como los anclajes de los contenedores. Prohíbe también depositar cadáveres o restos de animales en cualquier clase de terreno o en los contenedores de basura. Pero tampoco se permite sacudir alfombras desde las casas, tirar colillas o chicles al suelo, dar de comer a los animales en la calle ni regar las plantas en balcones y ventanas desde las 7 horas. A quien sorprendan haciendo necesidades fisiológicas en la calle le pueden caer 300 euros de multa, hasta 750 si lo hace junto a un monumento, como a quien limpie escaparates en horario comercial.   

Pontevedra

Bocinas solo en caso de accidente. En cuatro hojas de boletín oficial Pontevedra resume su cuadro de prohibiciones, entre las que está la de no poder hacer competiciones de vehículos en sus calles, circular a más de 30 por hora en los espacios con aceras o vender bebidas en espacios públicos. Las bocinas de los coches solo se pueden usar en caso de inminente atropello o colisión, y hacer sonar una alarma está vetado. El botellón está penado con hasta 750 euros e impedir el paso de un servicio público, como el de limpieza, con hasta 3.000.   

Ferrol

Ni usar champú en las playas ni orinar en el agua. Ferrol es la única urbe sin normativa de convivencia, pero llega con sus ordenanzas adonde no lo hacen otros concellos. Así, su reglamento de playas prohíbe orinar o defecar en el agua y los arenales, bajo riesgo de ser multado con hasta 300 euros. No se puede utilizar champú ni gel en las duchas de playas, lavar cacharros en ellas, reservar espacio en los arenales con sombrillas ni tirar cáscaras al mar. Atar un animal más de 8 horas tiene sanción de hasta 500 euros, según la ordenanza local de animales.  

La federación de ayuntamientos anima a poner coto al incivismo

La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) anima con firmeza a todos los ayuntamientos a adoptar normas que blinden la seguridad de sus ciudadanos y el civismo, «para preservar el espacio público como lugar de encuentro y convivencia en el que todas las personas puedan desarrollar en libertad sus actividades de libre circulación, ocio y recreo». Para ello el órgano del municipalismo español ha puesto a disposición de los consistorios una ordenanza de hasta 182 artículos donde todo lo relacionado con la convivencia en los espacios públicos queda regulado. Los ayuntamientos solo tienen que poner el nombre de su municipio en cada espacio dejado en blanco al efecto y llevar al pleno el texto para que las prohibiciones y sanciones entren en vigor.

Tras marcar como primera obligación que «los ciudadanos tienen obligación de respetar la convivencia y tranquilidad ciudadanas», se recomienda desde prohibir el tendido y exposición de ropas en balcones, ventanas y espacios que den a la calle hasta subirse a los árboles, rebuscar en papeleras o lavar coches en la vía pública. También aborda la propuesta la condena de actitudes racistas y sexistas y menosprecio a mayores y discapacitados, así como la propuesta de atajar la prostitución y atender las necesidades de las afectadas.