Investigan el asalto con pistola al chalé de Manuel Charlín en Vilanova

r. estévez / j. romero VILANOVA / LA VOZ

GALICIA

Dos hombres golpearon con un bate al patriarca y se ensañaron con su hijo Melchor

12 abr 2018 . Actualizado a las 11:55 h.

Hay momentos y lugares en los que la realidad supera a la ficción. Y otros en los que las dos parecen mezclarse. Esa era la sensación que ayer tenían muchos vecinos del lugar de Cálago, en Vilanova de Arousa, el lugar elegido por Manuel Charlín, el fundador de una estirpe cuyo nombre ha estado durante años vinculado al narcotráfico, para construirse un chalé. Una vivienda blindada por recios muros de piedra y vigilada por las efigies de dos leones con la pintura desconchada. Esa vivienda fue escenario, ayer por la mañana, de un violento asalto. Dos hombres, armados con un palo o bate de béisbol y un arma de fuego, se introdujeron al parecer en la casa a primera hora. ¿El motivo? Fuentes de la investigación se ciñen, de momento, a la hipótesis del robo, sin descartar otras posibilidades.

Ocurrió al filo de las nueve de la mañana. La Policía Local de Vilanova recibió una llamada alertando de que en la casa de Manuel Charlín alguien pedía ayuda a gritos. Los agentes acudieron de inmediato y, aunque no tardaron más que unos minutos en llegar, fue tiempo suficiente para que los asaltantes huyesen. En la calle encontraron a Melchor Charlín, el hijo del patriarca, con la cara desfigurada por los golpes recibidos. Él se había llevado la peor parte.

Los investigadores comenzaron a reconstruir lo que pudo ocurrir en la casa. Según fuentes de la investigación, dos desconocidos entraron en el chalé. No hay, de momento, una descripción clara de ellos, ya que las versiones son contradictorias. Algunas hablan de que llevaban la cabeza cubierta con pasamontañas, otras de que eran hombres de pelo oscuro, sin otro rasgo distintivo. En la marea de datos en la que ayer los investigadores intentaban poner orden también se hacía referencia al acento de los asaltantes. Según algunas fuentes, hablaban con un marcado deje latinoamericano.

Los dos hombres llegaron armados. Llevaban un bate de béisbol, un palo o un objeto similar, y un arma de fuego. Según los primeros datos, se trataba de una recortada, aunque fuentes próximas al caso aseguran que se trataba de una pistola. Así, preparados para dar el golpe, los dos desconocidos entraron en la casa. Al paso les salió Melchor Charlín, que vive con su padre en la vivienda. «¿Dónde está el dinero?», le gritaron una y otra vez, según él mismo narró a la policía. Y como quiera que Melchor se negó a revelarles la información que exigían, comenzaron a golpearlo sin piedad. A él le dieron con el bate, varias veces y con fuerza. Quienes lo vieron tras la paliza aseguran que tenía el rostro cubierto de sangre y amoratado.

Al oír los gritos de Melchor, su padre, Manuel Charlín, acudió en su auxilio. Mientras, una mujer de nacionalidad brasileña que estaba en la casa corrió a esconderse en una habitación, también profiriendo gritos de auxilio que al parecer fueron oídos por los vecinos. Ella no volvió a salir de la habitación hasta la llegada de la Policía Local.

El griterío y el revuelo montados en la casa parecen ser la razón por la que Manuel Charlín se libró de los golpes. Tras el escaso éxito que había tenido el interrogatorio a Melchor, y dada la urgencia que debían imprimir a sus movimientos, los ladrones le propinaron un golpe con la culata del arma que llevaban y se marcharon. Todo ocurrió muy rápido: el asalto a la vivienda no duró más de unos minutos, según calculan fuentes cercanas a la investigación.

Los agentes de la Policía Local de Vilanova evacuaron a los dos heridos en una ambulancia hasta el Hospital do Salnés y comprobaron que en la finca no quedaba nadie. «No se encontró nada sospechoso», explicaron.

Un vecindario hastiado de la notoriedad recuperada del clan arousano

La investigación de lo ocurrido ayer en Cálago no ha hecho más que empezar, así que aún no se pueden descartar hipótesis. Para que el procedimiento avance serán cruciales los testimonios de Manuel Charlín y de su hijo Melchor. El primero abandonó ayer el Hospital do Salnés, hasta donde había sido trasladado. El golpe que le propinaron no revestía especial gravedad, según fuentes médicas. Su hijo no corrió la misma suerte. «Se ensañaron con él, lo han destrozado a golpes», aseguran fuentes de la investigación. De hecho, Melchor Charlín pasó todo el día de ayer en observación para ver cómo evolucionaba de las lesiones. Tras no surgir complicaciones, ha sido de alta a las 8.30 de esta mañana.

Habrá que ver cuánto tarda este rincón de Vilanova en recuperar el pulso. Cuánto tardan los vecinos en olvidar que viven al lado de Manuel Charlín. No es fácil tener cerca a un vecino como él. Así lo reconocían ayer en Vilanova, donde recibieron la noticia de lo ocurrido en la casa del patriarca con una mezcla de incredulidad y hartazgo. «Fuese un robo normal, fuese otra cosa, deja mal cuerpo», comentaban.

La notoriedad adquirida por su vecino en las últimas semanas, a raíz de la proyección de la serie Fariña, ha abortado cualquier posibilidad de Manuel Charlín de ser un ciudadano anónimo. Al fin y al cabo, este hombre de 85 años arrastra un oscuro pasado, difícil de blanquear. «Son uns veciños máis, entran e saen, e fan a súa vida», cuentan en Vilanova. Pero a nadie se le escapa que las sombras que persiguen al clan de los Charlines son alargadas. «Onde hai..., hai perigo», dice un hombre parco en palabras. Sus puntos suspensivos están llenos de elocuencia.

Manuel Charlín salió la pasada semana en televisión, en los prolegómenos de la emisión de uno de los capítulos de la serie televisiva que lo ha vuelto a poner en el candelero. Ante la cámara, negó haber puesto nunca la mano encima a sus hijos y recordó algunos episodios violentos de los que fue testigo. No es la primera vez que el patriarca Charlín explica su nueva vida a los medios de comunicación. Tras este vecino se esconde un hombre que pasó media vida en la cárcel cumpliendo largas condenas por narcotráfico, imputado por blanqueo de dinero o por haber sido acusado o ser sospechoso de otros delitos más: desde contrabando de marisco hasta escándalo público.

Tres periodistas, agredidos por un hijo y por una nieta del patriarca vilanovés

En Cálago, Manuel Charlín vive acompañado por su hijo Melchor. Así ha sido desde que salió de la cárcel en el 2010. Pero toda la familia entra y sale de la vivienda con regularidad. Ayer, tras el asalto, la casa se convirtió en un ir y venir de integrantes del clan. Manuel Charlín hijo, que ya había estado en la vivienda a primera hora de la mañana, se había ido al Hospital do Salnés. De vuelta en la casa, se bajó del coche para encararse con los periodistas que allí se encontraban. «A vostede quen lle dá dereito a sacarme a min fotos? Fixen algo eu?», exclamó antes de acorralar y golpear a un fotógrafo. Luego se dirigió a una redactora de televisión y le propinó un manotazo y le arrojó el móvil al suelo. Mientras, una nieta del patriarca golpeaba a otro reportero gráfico.