Tania Varela revive diez años después el asesinato de su novio por sicarios

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

Interpol

Declarará como testigo, al ser la única persona que acompañaba a Alfonso Díaz Moñux

24 may 2018 . Actualizado a las 20:03 h.

Dos disparos, un muerto, cinco testigos y siete sicarios ya condenados por el asesinato. El abogado Alfonso Díaz Moñux (Madrid, 1963) fue la víctima, y 20.000 euros el precio que los verdugos pusieron a su vida. El séptimo imputado, el español Miguel Ángel Durán Abad, se fugó a Brasil antes del juicio. Fue detenido el año pasado y repatriado a España para que responda ante la Justicia. Díaz Moñux representó a Sito Miñanco a mediados de los noventa. Luego, ya en el 2007, asumió la defensa en una causa por narcotráfico de la entonces pareja de novios formada por David Pérez Lago (hijo de la esposa fallecida de Laureano Oubiña, Esther Lago) y la abogada Tania Varela (Cambados, 1974). Esta arousana dejó a Pérez Lago y se ennovió con Moñux: ella lo acompañaba el día que lo mataron. Ninguna bala llevaba su nombre, pero ella decidió desaparecer, ya condenada a siete años de cárcel por un alijo de 2.000 kilos de coca, hasta su detención el pasado mes en Sitges. Ahora está citada como testigo en el juicio contra Durán Abad, que empezó ayer, y podrá testificar por videoconferencia, según avanzó su defensa. Será el momento de revivir, una década después, el asesinato del que entonces era su gran amor.

«Sobre las 20.45 horas abandoné el despacho [trabajaba con Díaz Moñux] y me dirigí al súper. Luego al bar Lateral para esperarlo [en referencia al asesinado] hasta las 21.10, hora a la que habíamos quedado para irnos a casa», relató Tania Varela a la Policía Nacional a los dos días del asesinato, cometido el 18 de diciembre del 2008 en el número 12 de la calle Antonio Rodríguez Villa (Chamberí). «Pasamos la primera puerta del garaje y cuando se dirigía a la segunda puerta me agaché a recoger las llaves que tenía en el bolso. Fue entonces cuando escuché dos ruidos similares a los de dos contenedores chocando. Levanté la cabeza y vi a Antonio apoyándose en el asiento, la ventanilla del conductor rota y un fuerte olor a pólvora», confesó Varela a los agentes.

La abogada reconoce que sufrió un ataque de nervios. «El coche siguió avanzando por el pasillo de acceso al garaje, que es muy estrecho, y tuve que salir por el maletero». Luego llegaron los testigos, peatones que se acercaron alertados por el ruido de los disparos. «Dos hombres intentaron tapar los orificios para que no perdiera más sangre, y yo gritaba que lo habían matado». Médicos del Hospital Gregorio Marañón certificaron la muerte de Díaz Moñux al mediodía siguiente. Tania Varela siguió varias jornadas en estado de shock y no pudo declarar nuevamente en comisaría hasta pasados unos días. El sumario judicial del crimen relata en 7.834 páginas todo lo ocurrido. Incluso muchos meses antes de que los asesinos apretasen los gatillos de sus pistolas del calibre 19.

David Pérez Lago

Varela reaparece cuatro días después del crimen ante el grupo de homicidios de la Jefatura Superior de Madrid. Su declaración es clara, y los agentes lo plasman así en las diligencias: «Está convencida de que estas personas son colombianas y han sido enviadas por su anterior pareja, David Pérez Lago», que fue cliente de Alfonso Díaz Moñux en diferentes procesos penales. David considera a Alfonso como un enemigo irreconciliable, ya que no solo vive una relación sentimental con la que él consideraba su pareja, sino que ha abandonado la defensa de él y del resto de su gente, incluso en otros procedimientos de blanqueo». Otra abogada que trabajaba desde hace años en el despacho de Díaz, y de su máxima confianza, también acusó a David Pérez Lago de encargar el trabajo a los sicarios. Un hermano secundó la tesis. Lo único cierto a ojos de la Justicia es que David Pérez Lago no tuvo nada que ver en el crimen, por eso no figuró entre los ocho individuos que sí fueron acusados.

No fue casualidad que tres de las personas más próximas al abogado muerto coincidiesen en sus declaraciones. Díaz Moñux y Tania Varela llevaban denunciando un año ante la Policía Nacional y el Colegio de Abogados de Madrid amenazas de muerte. Y por varios frentes. El telefónico era habitual: «Moñux refiere que el 03-09-07 recibe cuatro llamadas a su móvil a las 20.21 horas. El interlocutor, con acento sudamericano, le dice: “En 48 horas te envío un sicario para matarte, hijo de puta, te voy a trinchar como un pollo, abogado de mierda, hijo de puta”. Sobre este número de teléfono no figuran datos». La situación llegó a tal punto, asegura Tania Varela, que tenían previsto mudarse de casa en unos meses: «Nos seguían colombianos, uno siempre con visera blanca, hasta casa».

El letrado muerto incluso llegó a denunciar al abogado que pasó a representar a David Pérez Lago: «Le llamaba asegurando que no podía defenderme por incompatibilidad. Antonio lo negaba y siguió. Días después -declaró Varela hace diez años-, el abogado de David lo llamó para decirle que se atuviese a las consecuencias de seguir con mi defensa». Incluso la Policía Nacional supo que algo se cocía. Madrid no es tan grande, y la realidad a veces supera la ficción. Ocurrió un mes antes del asesinato. En el marco de la operación Pereira, diseñada para desmantelar a un grupo de colombianos especializados en el robo de joyerías, se registra un piso en el número 13 de la calle Belfast: «Entre otras cosas se ocupó un dosier con información de vigilancias realizadas sobre Díaz Moñux y su pareja, Tania, con imágenes y anotaciones de costumbres de vida. El propio abogado, en vida, responsabilizó a Pérez Lago de amenazas graves contra su persona».

El sumario evidencia que Tania Varela mantuvo, al menos hasta su desaparición, la tesis contra su exnovio. También que insistía a los agentes en defender su inocencia, declarándose víctima de una treta de Pérez Lago. «La estrategia de David era implicar a altos mandos de la Policía Nacional para retrasar el proceso judicial», llegó a decir entonces. La realidad, ahora, es que Pérez Lago nunca fue acusado y Tania Varela sí está condenada por narcotráfico, fue la mujer más buscada por la Europol, tiene otra causa pendiente por blanqueo en Pontevedra y revivirá como testigo directo desde una celda el asesinato del que hace una década era su pareja.

El acusado afronta el tercer juicio por el crimen tras fugarse a Brasil en el 2015

La Audiencia Provincial de Madrid inició ayer el juicio de Miguel Ángel Durán Abad, que se fugó tras ser condenado en el 2014 a 23 años de prisión por el asesinato de Alfonso Díaz Moñux y después de que el Tribunal Superior de Justicia ordenara la repetición de la vista, informa Fran Balado desde Madrid. Durán escapó antes de que se repitiera en el 2015 la vista para los otros siete acusados y en el 2017 fue detenido en Río. Antes de su fuga, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló la sentencia de la Audiencia Provincial debido a «numerosas irregularidades». Está previsto que Durán declare a principios de la próxima semana. La familia de Díaz Moñux aseguró ayer que solo espera que el juicio acabe pronto para pasar página, después de diez años y tantos procesos judiciales.