«Me gustaría estar en A Coruña para dar un abrazo a esos padres»

María Vidal Míguez
MARÍA VIDAL A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

XAIME RAMALLAL

La madre de uno de los policías ahogados en la tragedia del Orzán revive lo ocurrido

06 abr 2018 . Actualizado a las 19:24 h.

Viernes de madrugada. Enero del 2012. Playa del Orzán. Alerta naranja en el litoral coruñés. Tomas Velicky se adentra en el agua. Tres policías nacionales se lanzan a por él. Uno de ellos es Rodrigo Maseda, un joven de Burela, sano, deportista y amante del mar, que no dudó en desafiar al oleaje para salvar a un joven en peligro. Un gesto heroico que le costó la vida. La historia, aunque con una víctima, se ha vuelto a repetir. Ha vuelto a remover recuerdos en los familiares. Isabel Lozano revive estos días inevitablemente aquella trágica madrugada.

-¿Cómo está?

-Voy bien, intento ir bien, a veces tengo bajones, y muy fuertes, pero intento superarlos sobre todo por mi otro hijo, que es el que más me importa ahora mismo, por mi familia, por mis amigos para que no estén incómodos, tristes, porque no se puede estar con la misma melancolía delante de la gente. Al final tienes que vivir, por mi hijo tengo que estar bien. Ahora, este fin de semana lo pasé fatal.

-Son momentos muy duros.

-Fue la madrugada de un viernes otra vez, más o menos a las seis de la mañana y me entró una rabia...

-¿Cómo se enteró?

-Por las noticias. Siempre veo en Internet la prensa por la mañana. Cuando lo vi ya puse la tele y me quedé alucinada. Me dije: «No puede ser, no puede ser», porque con lo que están avisando, que están cansados de avisar, la gente sabe lo que es el Orzán, no solo el Orzán, en días de temporal la gente sabe lo que es el mar.

-Parece que no aprendemos.

-No hay manera, yo creo que las cabezas no están bien a ciertas horas de la mañana.

-Es una playa peligrosa.

-Bueno, mi hijo Rodrigo se bañaba allí, pero tienes que saber lo que hay. De día, bueno, pues vale, pero a las seis de la mañana...

-Esta vez no hubo más víctimas.

-Sí, no arrastró a nadie con ella, pero me acuerdo de los padres porque a partir de ese día toda la vida, todo, te da vueltas, toda tu vida cambia, tu forma de ser. A mí me cambió hasta la forma de pensar. Es un antes y un después. Y es duro.

-Ese mismo día sin ir más lejos, una hora después la policía tuvo que echar a gente de la playa. ¿No somos conscientes del riesgo?

-Creo que todos pensamos: ‘A mí no me va a pasar eso’. Pero le pasó a la chiquilla, pero es que pudo volver a haber otra tragedia. Y ahí ya no sé qué te entra más, si pena o rabia. A mí me entró una rabia... pena por la chiquilla, porque mira lo que le fue a pasar. Venirse unos días a A Coruña con sus amigos... Y los padres, los padres...

-En este momento los entiende mejor que nadie.

-Sí. Porque si tienes un accidente o la desgracia de que te falla el coche o lo que sea, es distinto, pero que se te muera una persona así es durísimo. Yo tengo el ruido del helicóptero metido en el oído. Yo vivo aquí al lado del hospital y cuando viene... es que no se me pasa, me pongo nerviosísima, tengo el ruido ahí parado encima del mar, y eso es horrible. Cuando fue lo de mi hijo, o era él que me estaba ayudando desde dónde está, sentí ternura y pena por ese chiquillo [Velicky] que tuvo la desgracia de acercarse allí. Entendí que era un niño que no conocía mucho lo que era el mar aquí, en Galicia, y los temporales. Advertí mucho a sus amigos, les dije que nunca abandonaran a uno que estuviera mal, que no supiera lo que hacía. Ahora lo saben todos los gallegos, saben que no deben acercarse al mar en días de temporal.

-Aquí en Riazor, ¿cree que hay solución?

-La única solución es advertir, advertir... ¿Te acuerdas después de los míos la cantidad de ahogados que hubo por ir a hacerse fotografías? Estaban avisando constantemente y hacía poco que fallecieran los nuestros. No hay manera. Yo no sé lo que se puede hacer, hay quien dice prohibir...

«Sentí ternura y pena por Velicky, que tuvo la desgracia de acercarse al mar»

-¿No es suficiente con una alerta roja o naranja?

-Es que la gente no entiende de alertas, pero no puedes poner vallas a toda la costa, ni a las playas...

-Ayer se hablaba de aumentar la vigilancia en la playa en días de temporal.

-¿Y qué vas a poner, un policía cada dos metros de playa? La gente tiene que concienciarse, por mucho que les digas y les hagas no hay manera.

-Los días de espera son tremendos, pero es fundamental que aparezca el cuerpo.

-Cuando fue de los nuestros, yo veía muy difícil que apareciera. Me imaginaba que no iba a aparecer y lo asumía, no me ponía demasiado triste porque a Rodrigo le gustaba muchísimo el mar. Ahora, una vez que lo tienes, te reconforta mucho. Tengo ilusión de que va a aparecer la niña. Me gustaría estar en A Coruña para darle un abrazo a los padres y para que tengan fe. Les mando de corazón un abrazo muy grande. Tienen que ser fuertes, tirar para delante.