Los amigos de la joven desaparecida en la bahía de A Coruña trataron dos veces de evitar que bajara al mar

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Marcos Míguez

Salvamento Marítimo ha suspendido a las ocho de la tarde el operativo del tercer día de búsqueda. El lunes por la mañana retomarán las operaciones

01 abr 2018 . Actualizado a las 20:21 h.

El jueves por la noche, unas horas antes de llevársela el mar, Andrea Domínguez Corral llamó a su padre a Ourense para contarle que lo estaba pasando muy bien y que le había encantado el concierto al que fue con dos amigos. Era una noche de fiesta. Lo fue hasta poco antes de las 6 de la madrugada del viernes.

Andrea y sus acompañantes, según contaron ellos luego, caminaban por el paseo marítimo coruñés e hicieron un descanso en la coraza que separa las playas de Riazor y Orzán. La joven, de 22 años, les dijo que le apetecía meterse en el agua. Trataron de convencerla de que no lo hiciera. La sujetaron hasta en dos ocasiones. La última, al agarrarla, se quedaron incluso con su cazadora en la mano y Andrea se les escapó. Se metió en la peor zona, en una noche de temporal y con mucha resaca. Donde hay un desnivel enorme y rocas. Sus amigos, hoy destrozados, no pudieron hacer nada. Las olas se la llevaron, la perdieron de vista en segundos. Llamaron de inmediato a los servicios de emergencia y desde ese momento no se hizo otra cosa en la bahía coruñesa que buscar a Andrea.

Pero pasaron ya dos días y no aparece. Si el viernes había alguna pizca de esperanza, ayer se desvaneció después de que los buzos, aprovechando la bajamar de las nueve de la mañana, se echaran al agua sin éxito alguno para rastrear las rocas próximas al lugar de la desaparición y la zona próxima a la orilla.

Mientras, otros miembros del equipo de rescate peinaban la costa desde tierra en dos puntos diferentes, en los acantilados de la Casa del Hombre y en los del Millenium. Tampoco el Helimer dejó de sobrevolar con cámaras térmicas la bahía. Y en el mar, las lanchas de Salvamento y Cruz Roja navegaron sin cesar hasta que a las ocho de la tarde volvió a suspenderse el operativo con la esperanza de que hoy el mar esté en mejores condiciones. Porque ayer no lo estaba y los submarinistas lo sufrieron. Más allá del mal estado de las aguas, «no podían ver absolutamente nada bajo el agua debido al mar de fondo», lamentaba Carlos Touriñán, jefe de seguridad del Ayuntamiento de A Coruña, el hombre que dirigió en persona los operativos para encontrar en la misma zona los cadáveres de las 14 personas muertas en esta bahía en los últimos doce años.

Touriñán, que conoce la bahía como la palma de la mano, tiene dos cosas claras respecto a estos sucesos. Una, que todos los ahogados en la bahía aparecen más temprano que tarde. Y dos, que los cuerpos nunca se van mar adentro debido «a las diferentes corrientes secundarias que se generan una vez que las masas de agua llegan a la orilla, pues son muy rápidas y circulan hacia el centro de la ensenada».

Cada vez más difícil

La concejala de Seguridad Ciudadana de A Coruña, Rocío Fraga, no se movió de la zona para acompañar a los familiares de la chica, que se acercaron visiblemente afectados, y para seguir el rescate. A medida que pasan las horas, la esperanza de encontrar a Andrea en estos primeros días se va extinguiendo y los falsos avistamientos que hubo ayer multiplican la sensación de impotencia. Salvamento Marítimo dio por concluido el operativo alrededor de las ocho de la tarde, retirando incluso el puesto de mando, para retomar las labores de búsqueda el lunes a primera hora.

Conmoción en Ourense, donde la joven vivía con su familia

La noticia de la desaparición de madrugada en la playa de Riazor de Andrea Domínguez sacudió a la sociedad ourensana, que sigue con estupor las noticias sobre la búsqueda de la joven. Andrea vivía con su familia en pleno casco urbano, en la calle Doctor Fleming, próxima a la plaza de abastos. Su padre, de 62 años, nació en Vigo pero se mudó a Ourense nada más conocer a la que ahora es su mujer, una ourensana con la que echó raíces en la ciudad de As Burgas y donde está plenamente integrado.

La joven desaparecida, de 22 años, tiene otra hermana mayor. Estudiaba en Ourense, pero había ido a pasar el fin de semana hasta la ciudad de A Coruña con la intención de acudir a un concierto en la capital herculina en la noche del jueves junto con un grupo de amigos. Se iba a quedar durante estos días en casa de uno de ellos. Horas antes de la desaparición había mantenido una conversación telefónica con su padre, en la que le había transmitido lo bien que lo estaba pasando durante su estancia en A Coruña y la ilusión que le hacía pasar estos días de Semana Santa con sus amigos y asistir al concierto que tenía apuntado en rojo en su calendario. «Es el buen recuerdo que le queda a su padre, que estaba feliz», explica un familiar.

El trágico suceso de la madrugada del viernes golpeó a una familia que mantenía un gran vínculo entre todos sus miembros, pese a que una parte se encontraba en Vigo y la otra en Ourense. «Era una joven estupenda», explica un conocido, conmocionado por la desaparición de Andrea en aguas de la bahía de A Coruña.