Padre Cristóbal, monje de Samos: «Hay rutas sin mucho sentido histórico, parecen inventadas»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

Alberto López

Los religiosos temen que las vías de la Plata, Norte o Portugués «roben» peregrinos al Francés

26 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Para llegar al monasterio de Samos hay que atravesar una larga corredoira protegida por un muro de piedra. Hay que sortear charcos, lama y bosta de vaca. Algunos árboles son centenarios de retorcidas formas y las cercas de piedra en los prados, con montañas nevadas al fondo, aportan ese ambiente rústico de bosque encantado que tanto impresiona a los forasteros. La abadía benedictina está encajonada en la apertura de un valle. Por un prado cercano pasea David, un peregrino que llegó de Somport a Samos en noviembre y se quedó en una comunidad llamada Proyecto O Couso, «donde se mezcla espiritualidad, visión alternativa, se hacen meditaciones y hay comida vegana».

Ya en Samos, impresiona el monasterio. El albergue está en la parte trasera, junto a la gasolinera y varios bares. El padre Cristóbal, siempre atareado, se acerca unos minutos a hablar al albergue del monasterio de Samos. La última noche solo durmieron dos peregrinos. Le acompaña el hospitalero Carlos, un jubilado que quiso devolver lo que el Camino le dio. Ya estuvo en Santo Domingo de la Calzada. Su trabajo es voluntario y cada quince días rotan.

El problema del enorme edificio es mantenerlo con pequeños donativos, pero la comunidad se autogestiona con su trabajo, el dinero de las visitas y se alimentan con la huerta o la granja. El albergue, decorado como un pergamino medieval, es gratuito pero acepta donativos.

-En los últimos años está llegando una avalancha de peregrinos...

-Lo que pasa es que no solo vienen del Francés sino también del Portugués, del Norte o de la Plata.

-¿Se ha diversificado?

-Sí, realmente, el año pasado se batió el récord de peregrinos que llegaron a Santiago, pero antes venían todos por el Camino Francés y ahora vienen por el de la Plata y otros. Son rutas que históricamente no tienen mucho sentido, muchas parecen inventadas.

-¿Cómo funciona este albergue?

-Es quizás de los más antiguos que está abierto. Desde que se descubre la tumba del Apóstol siempre hubo constancia documental de que el monasterio acogió peregrinos. De hecho, muchos murieron y están enterrados aquí desde casi los principios que se descubrió la tumba.

-Viniendo desde O Cebreiro vimos muchas iglesias cerradas.

-Hay un programa que va a empezar estos días para que las iglesias del Camino permanezcan abiertas y, de hecho, la nuestra lo estará. Los obispados están de acuerdo en que abran varias horas. En Galicia, estos templos tienen retablos muy bonitos.

-En el monasterio también hay visitas guiadas.

-Sí, cada hora. Casi todos los peregrinos suelen visitar el monasterio. También hay retiros espirituales de una semana. La época del invierno es distinta, por aquí no pasa nadie. En verano, se llena.

-¿Y qué opina del peregrino de fin de semana o turístico?

-Con el Apóstol no hay que hacer trampa. Hay que hacer 100 kilómetros aunque hacer tramos cortos también vale. Por aquí pasan de Australia, Alaska o Corea, país del que viene mucha gente.