El tráfico de drogas se dispara en Portugal con la participación de los narcos gallegos

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

Ricardo Estudante

Las organizaciones lusas funcionan como subcontratas para descargar y transportar alijos

21 dic 2021 . Actualizado a las 12:26 h.

Portugal ha sido siempre la trastienda del narcotráfico en Galicia. Las relaciones, rutas y sinergias para trabajar conjuntamente se remontan al estraperlo, se cimentaron con las ganancias millonarias del contrabando de tabaco y se lucraron todavía más con el salto al tráfico de drogas internacional. Y es que tanto la costa gallega como la lusa poseen la misma privilegiada posición geográfica para recibir la mercancía y gestionarla. Si en España, en el 2017, se decomisaron 477.000 kilos de estupefacientes -30.980 de cocaína (un 104 % más que en 2016); 440 de heroína (88,8 % más) y 16.531 de marihuana (58 % más)-, el aumento global de estas sustancias en el país vecino llegó al 26 %. Hay que incidir especialmente en los decomisos de coca procedente de Sudamérica -en no pocas ocasiones haciendo escala previa en Cabo Verde o Guinea Bisáu- por ser la sustancia más aprehendida. Pero el litoral luso, además, ejerce de puerta (no es la única) de entrada a Europa de la heroína del sudoeste asiático y del hachís procedente de África.

Detrás de las vastas cifras de decomisos más allá de la Raia -en el caso de España vuelven a las registradas en los activos años noventa- se percibe en numerosas ocasiones el sello de organizaciones asentadas en las Rías Baixas. «Los portugueses cuentan con los gallegos, sobre todo a nivel de contactos en el extranjero. Para eso, los de aquí -explica un alto mando de la Policía Nacional- están mejor relacionados. Básicamente, las organizaciones de Galicia usan Portugal como un recurso en función de la presión policial que perciban en la costa gallega. Para mover la droga en contenedores, ocurre lo mismo. El puerto de Leixões (Oporto) es el más importante punto de entrada de esta sustancia en polvo en Portugal y, además, ejerce de alternativa a los de Marín o Vigo en función de lo vigilados que estén. No hay que olvidar que ellos, al igual que nosotros, tienen relaciones comerciales históricas con Sudamérica y el roce, ya se sabe, hace el cariño».

En lo referido al hachís hay que poner la lupa en el sur del país, en donde los narcos gallegos también cuentan con los contactos necesarios entre las propias organizaciones lusas y las marroquíes que envían la resina prensada que se extrae de la marihuana. «La desembocadura del río Guadiana es una vía de entrada extraordinaria. A un lado está España y al otro Portugal, y ahí pueden operar de una orilla a otra. Es una zona especialmente vigilada, al igual que toda la franja sur lusa», expone el mismo mando policial. Las formas de sacar la coca y el hachís del país sí coinciden. Siempre en camiones y la ruta se elige en función del destino. Lo que sí resulta importante es el papel que tienen lusos y españoles. Aunque en el país vecino hay organizaciones capaces de importar alijos de Sudamérica -una quinta parte suele llegar de Brasil por las relaciones comerciales e históricas entre ambas naciones-, los gallegos tienen más peso al otro lado del charco y «subcontratan» a los portugueses para hacer la descargar y esconder o, directamente, transportar la mercancía. «La coca que llega en contenedores al puerto de Leixões suele entrar a España por la carretera de Zamora y luego se puede quedar, o no, una parte en Galicia, pero la mayoría viaja a Europa. En Inglaterra su valor se multiplica por 100 y cada vez más es el destino preferente». Otro dato relevante es que los gallegos tienen más ganancias que los portugueses en cada alijo de coca. Los primeros pueden llevarse el 30 %, mientras que los lusos un 25 %: «Puede parecer que la diferencia es poca, pero cuando hablamos de millones de euros, sí que resulta muy elevada».

Tercera vía

Los aeropuertos de Oporto y de Lisboa también tienen relevancia. Son muchos los narcos gallegos que vuelan a Colombia o Venezuela pensando que esquivan a la Policía Nacional y la Guardia Civil. La realidad es que la lucha contra esta lacra hace muchos años que está coordinada y que las bases de datos, en muchos casos, son accesibles para las fuerzas de seguridad de España y Portugal. La llegada de personas con el estómago lleno de bolas de coca precintadas, o maletas cargadas de este codiciado alcaloide, supone la tercera vía de entrada. En este caso, los alijos son de menor entidad que los movilizados en barcos o contenedores.

Otro hecho que evidencia el trasiego a ambos lados del río Miño es el puesto permanente que hay en Tui, con Vigilancia Aduanera, Policía Nacional y Guardia Civil. Se reúnen en Valença o la citada villa fronteriza cada semana con sus homólogos lusos para intercambiar información, organizar labores de inteligencia o coordinar el enésimo operativo que evite la entrada de más alijos.

Los recortes aplicados a agentes especializados no se restablecieron

Portugal fue rescatado por la troika (UE, FMI y BCE) en el 2009. La situación económica del país era muy precaria y obligó a ejecutar recortes en diferentes estamentos de la Administración central. La Policía Judiciaria no fue una excepción. Exponen en la Unidad Central de Organización (UCO) de la Guardia Civil, que trabaja desde hace años y de forma frecuente con Portugal, que la depresión económica mermó considerablemente sus efectivos: «Podemos hablar de un 40 % menos de agentes. Y claro, no es lo mismo llevar una investigación de calado con 15 compañeros que con 30».

El problema es que esos recortes siguen sin restablecerse nueve años después, pese a la mejora que ha ido experimentando la economía del país vecino. Lo que sí mantienen son los medios técnicos y unas instalaciones muy modernas. Ambas cosas llegaron antes del varapalo a la economía nacional, y ponen de manifiesto que para el Gobierno central fue una gran prioridad hacer frente a estas mafias y a todo lo que implican a nivel social y financiero.