«Aprendemos que as liberdades non se regalan»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

GALICIA

XOÁN A. SOLER

Los protagonistas de las revueltas estudiantiles de la USC recuerdan 50 años después aquel 68

17 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Su mayo fue en marzo pero tuvo mucho en común con otros mayos del 68. La rebeldía juvenil anti imperialista, el desafío, la contestación. Y en Santiago, la lucha contra unas estructuras universitarias anacrónicas. La Fundación 10 de marzo y la Universidade de Santiago reunieron a varios de los protagonistas de estas protestas que hace medio siglo hicieron temblar los cimientos de la dictadura. Como José Antonio González Casanova, que entonces era catedrático de Derecho Político, o Blanca Caamaño, que estudiaba Historia. Le molesta que se diga que se han mitificado las protestas del 68, «os que din iso esquecen os vieiros que se nos abriron». Entre asambleas, reuniones, desalojos y protestas, «aprendemos a solidariedade, e aprendemos que as liberdades e os dereitos non se regalan, hai que conquerilos».

Fueron unos meses inciertos. Para algunos más. Por ejemplo, para Vicente Álvarez Areces, ahora senador socialista y quien fue presidente del Principado de Asturias doce años. Ayer se sorprendió de que el pasillo de la Facultade de Historia de Santiago, donde se celebró el acto, siguiese con el mismo pavimento: «Era cálido, y allí nos sentábamos mientras estuvimos encerrados». Nacieron grandes amistades aquellos años. Cuenta una anécdota que lo demuestra. Como estaba en la cárcel cuando se hizo la orla de la facultad, 40 años después el profesor Luis Hervella la reconstruyó e incluyó una foto suya de la época. De todo aquello el político saca algunas conclusiones: «Nada fue igual después del 68, la Transición fue lucha y fue pacto, pero nunca fue olvido», dijo. Y recuerda cómo se consiguieron dar los pasos adecuados, «lucha, negociación y acuerdo».

Otro de los protagonistas del marzo del 68 en Santiago fue el expresidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño. De aquel 68, dice, queda una larga sombra, «volvemos a vivir grandes fracturas sociais, e todo isto convoca respostas que non poden ser as mesmas que daquela». Ricardo Gurriarán, historiador y autor de un libro sobre las revueltas estudiantiles, destacó la magnífica gestión que hicieron los jóvenes universitarios de aquellas movilizaciones «controlando acción e reacción». «Naquel conflito -concluyó- os estudantes perderon o medo».