¿Por qué no paran de llegar borrascas?

Xavier Fonseca Blanco
Xavier Fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Cabalar | Efe

Según explica el meteorólogo Juan Taboada, al romperse el vórtice polar el aire muy frío que confina en las zonas polares escapa hacia latitudes medias

16 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La borrasca Ana, que visitó Galicia en diciembre del pasado año puso fin a un largo período sin precipitaciones y además inauguró una temporada ciclónica en el Atlántico que está siendo especialmente activa. «Por la intensidad, los cambios y el movimiento atmosférico podría ser comparable al invierno del 2014. Aquella temporada tardó en empezar pero después fue muy activa», reconoce el meteorólogo Juan Taboada.

Durante los últimos tres meses las borrascas no han parado de llegar, una tras otra, a bordo del tren atmosférico y de momento siete de ellas tuvieron que ser bautizadas por los servicios meteorológicos europeos para distinguirlas del resto por sus características explosivas y por su alto impacto en la población. Hoy, después del paso de Ana, Bruno, Carmen, David, Emma, Félix y Gisele, muchos ríos de la comunidad están a punto de desbordar. «El factor diferencial este año es la ruptura del vórtice polar que tuvo lugar a finales de enero. Al romperse este vórtice el aire muy frío que confina en las zonas polares escapa hacia latitudes medias. Esto sucede en principio en la estratosfera pero termina teniendo reflejo en la troposfera. Este año las dos zonas principales de aire frío quedaron sobre Siberia y Canadá. La primera ha sido responsable de las entradas de aire frío y la segunda de alimentar las borrascas que se mueven por el Atlántico norte, desde América a Europa», añade. Además, esta temporada muchos de los ciclones extratropicales están llegando intactos tras su paso por el océano. «El movimiento normal de las borrascas es de este a oeste con lo que no es del todo extraño. Lo que ocurre es que es difícil que una borrasca formada y activa en la costa este de Norteamérica pueda mantenerse hasta llegar a Europa. Este año ha sucedido alguna vez por la cantidad de aire frío que tenemos en las capas medias y altas de la atmósfera, que le proporcionan nueva energía en su viaje por el Atlántico», reconoce Taboada.

Otro factor importante que puede estar detrás de la intensa actividad ciclónica se encuentra en la costa este de Estados Unidos. Allí, como en Galicia, se están formando potentes ciclones o bombas meteorológicas, como llaman a las borrascas que pierden mucha presión en poco tiempo. El origen reside en una importante anomalía positiva de la temperatura del agua. «Esta es la pieza del puzle que faltaba. Las aguas del Atlántico frente a Norteamérica están más cálidas de lo normal y eso hace que haya más evaporación y por tanto más agua precipitable. Además, al aportar algo más de calor del normal a la base de la columna de aire, se potencia la convección, ya que el aire cuanto más cálido menos pesa. Por tanto, esa anomalía ayuda a que las borrascas sean más activas», termina el meteorólogo.