Alcaldes lusos afectados por la ola de octubre muestran interés por el sistema de información y de emergencias gallego
14 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Pampilhosa da Serra, ayuntamiento rural del centro de Portugal, ronda los cinco mil vecinos. Uno de ellos murió en la ola de incendios del 15 octubre del año pasado, cuando solo en ese municipio ardieron 32.000 hectáreas. En toda Galicia, ese mismo dramático fin de semana y con unas condiciones muy similares, se quemaron 49.000. Nadie está para presumir, pero sí para aprender, porque, tratándose de cifras de la misma tragedia, hay al menos tres factores que marcaron la diferencia: «Trabajo de muchos años, planeamiento y medios. Si Portugal los tuviera, se limitarían mucho los daños de nuestros incendios». Lo dice sin complejos Jose Brito, alcalde de Pampilhosa y vicepresidente de la Comunidad Intermunicipal de Coímbra, una de las áreas más afectadas por los fuegos durante el 2017, ya que las llamas de Pedrogão, en junio, también alcanzaron esta región.
Brito es uno de los treinta representantes municipales que han pasado dos días en Galicia conociendo los recursos y las estrategias contra el fuego, tanto de la Xunta como de los ayuntamientos. De todo lo visto, dos instalaciones llamaron la atención de la delegación portuguesa: el Centro de Coordinación de Incendios de San Lázaro, en Santiago, y el Centro de Emerxencias 112, en A Estrada, así como la información meteorológica pormenorizada en cada comarca.
Tomaron nota de los árboles bomberos, del «mulching» y de las franjas de seguridad
Los alcaldes portugueses creen que una de las claves que marcan la gravedad y la dimensión de sus siniestros incendiarios es la «reacción rápida» de los medios gallegos ante los primeros conatos. Y por ello solicitaron cerrar la visita a Galicia con un encuentro en la Fegamp con sus homólogos, que les explicaron sus experiencias más novedosas.
REACCión rápida
GES y Protección Civil. Xosé Luís García (Brión, PSOE) y Alfonso Villares (O Cervo, PP) hablaron de la gestión de las situaciones más delicadas en dos concellos de pequeño tamaño a través de los grupos de emergencia supramunicipales (GES) y de los equipos de Protección Civil, que son los que ofrecen la respuesta más inmediata y cercana para responder a los siniestros, precisamente uno de los puntos débiles de Portugal.
metros DE PROTECCIÓN
Aplicar la ley. Fernando Suárez Barcia (Ribadeo, BNG) recomendó a sus colegas portugueses «determinación e valentía» para llevar el cumplimiento de la ley hasta las últimas consecuencias. Suya ha sido la iniciativa a comienzos de año de enviar notificaciones a los propietarios de montes para recordarles la necesidad de respetar los límites y franjas de seguridad. Suárez, al igual que el regidor de O Cervo, defendió la presencia del eucalipto «se está no seu lugar».
BARRERAS VEGETALES
Frondosas y frutales. José Miñones (Ames, PSOE) describió sumariamente el proyecto que se está desarrollando en el municipio metropolitano de Santiago para crear barreras verdes que frenen el avance rápido del fuego. Ya está en su segunda fase, que implica la plantación de 4.200 ejemplares en 235 parcelas (14 hectáreas) con especies resistentes al fuego como castaños, cerezos o nogales, que protegen enclaves estratégicos. En el turno de preguntas, los regidores lusos preguntaron sobre el coste de una iniciativa en la que están implicados los vecinos.
RECUPERACIÓn del terreno
Paja para las cenizas. Andrés Díaz (Ponte Caldelas, PSOE) narró su experiencia posterior a los fuegos de octubre (2.900 hectáreas quemadas) y los efectos que tuvo la técnica de mulching para la recuperación de los terrenos. Los voluntarios movilizados por el Concello esparcieron paja por decenas de hectáreas de suelo quemado que retuvieron las cenizas cuando llegaron las lluvias e impidieron la contaminación de las aguas, circunstancia que solo afectó a un núcleo de población de todo el municipio.