El espíritu del zapato resucitaría para escenificar esa obligada unidad de objetivos del nacionalismo y parte de la izquierda en el 2012, cuando Beiras fue reconocido como el líder que necesitaba electoralmente AGE. Sus seguidores le recibieron en su vuelta zapato en mano en un mitin en Santiago. Y con AGE, Beiras cambió el zapato por el puño, con el que golpeó el escaño de Feijoo en otro de sus definitorios y últimos gestos políticos.