Crece el nivel de los embalses al 80 % y remonta la producción hidroeléctrica

S. Acosta / F. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Óscar Vázquez

Las centrales hidráulicas todavía no alcanzan las cifras de un año normal

07 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras 14 meses de intensa sequía, los embalses de abastecimiento ya gozan de buena salud. Se encuentran casi al 81 % de ocupación, un nivel que está dentro de valores normales, al igual que los de uso hidroeléctrico de la demarcación Galicia-Costa, que también están al 79 %. En este tipo de presas ya hay algunas que han abierto compuertas, como la del río Covo, en A Mariña, que abastece a Alcoa, o el embalse Barrié de la Maza, en Negreira y Brión. Los niveles de los embalses de la demarcación Miño-Sil están peor, al encontrarse al 61 %, cuando la media son diez puntos más.

En esa última cuenca están las mayores centrales hidráulicas de Galicia, explotadas fundamentalmente por Iberdrola y por Gas Natural Fenosa. La comunidad es la segunda mayor productora de electricidad con agua de los ríos. Tras el bache del 2017, con un desplome histórico de la generación (la de Iberdrola, un 57 % menos y la de Fenosa, un 70), las centrales recuperan aliento con las lluvias, aunque todavía no alcanzan las cifras de generación de un año normal. Así, entre el 1 de diciembre y el 15 de enero, las de Fenosa funcionaron un 21 % menos horas que otros años: 9.519, cuando lo normal son 12.130. Pero es que entre el 1 de octubre y el 1 de diciembre trabajaron 508 (10.858 era lo habitual). Las centrales hidráulicas de Iberdrola produjeron entre diciembre y mediados de enero un 25 % menos de lo que la empresa considera lo habitual. El nivel de reservas de sus embalses pasó del 33 al 44 % a mediados de enero. En la actualidad es del 46 %.

Además de las presas de uso hidroeléctrico, también hay embalses de abastecimiento que han tenido que abrir compuertas para desalojar agua , como el de Cecebre, que abastece a la ciudad de A Coruña, y el de Zamáns, que suministra a Vigo, junto con el Eiras. Precisamente este último se encontraba el pasado diciembre al 38,7 %, cuando tan solo tenía agua potable para 25 días por un problema en la potabilizadora en cotas bajas. En cambio, ahora está casi al 100 %, al igual que el de Zamáns. El embalse de Forcadas, que abastece a Ferrol, está al 84 %, mientras que el de Caldas de Reis, al 58 %, el nivel más bajo de todos los de abastecimiento. En este caso, las compuertas están abiertas, pero sin desaguar, porque el agua no alcanza aún el aliviadero. El de Baiona se encuentra también casi lleno, al 93 %, al igual que el de Beche, que surte a Abegondo. Otro que está casi completo es el de Con, que abastece a Vilagarcía. Está al 88 % y también tiene las compuertas abiertas.

El caudal de los ríos gallegos ya presenta registros positivos

Más allá de la situación de los embalses, el principal problema de la sequía ha sido el caudal de los ríos, que llegó a estar hasta un 80 % por debajo de lo normal. Las lluvias de los últimos meses han permitido mejorar la situación, aunque todavía hay ríos que no alcanzan el caudal que deberían tener en esta época. Muchos de ellos ya tienen registros positivos, sobre todo, en la demarcación Miño-Sil, donde el promedio de todos sus afluentes ya supera el valor normal. Es el caso del Avia a su paso por Leiro, y del Miño en Cospeito, Outeiro de Rei, Begonte y Lugo. También el Parga en Guitiriz presenta el doble de agua de lo habitual, o el Caldo a su paso por Lobios, que tiene cuatro veces su caudal medio. El Ferreira también supera en Guntín con creces sus niveles normales. Otros, en cambio, siguen sin alcanzar el promedio histórico, como el Sil a su paso por O Barco, el Arnoia en A Arnoia, el Miño en Ourense, el Cabe en O Incio, el Uma en Ponteareas o el Louro en Porriño, entre otros.

En cuanto a la demarcación Galicia-Costa, el balance también es positivo, pero hay bastante fluctuación de los caudales debido a la combinación de períodos de precipitaciones y de tiempo estable de los últimos meses. El norte de la demarcación, en A Mariña, junto con las cuencas del norte de A Coruña, son las zonas que mejor progresión han registrado, con caudales circulantes superiores al 80 % de la media, según indica la Xunta. En la zona central hay una evolución más lenta, siendo la parta alta del Ulla la que registra peor escenario, mientras que en el sur hay una mejoría, a pesar de las fluctuaciones.