Las universidades de Santiago y Vigo elegirán sus rectores el 23 de abril

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

De arriba a abajo, y de izquierda a derecha, Juan Viaño, Emilio Fernández, Antonio López y Manuel Reigosa
De arriba a abajo, y de izquierda a derecha, Juan Viaño, Emilio Fernández, Antonio López y Manuel Reigosa

Solo un candidato opta a renovar mandato, el catedrático compostelano Juan Viaño

06 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ambiente electoral ya se respira en cinco de las siete ciudades gallegas. No porque el próximo año haya que volver a escoger gobierno local, sino porque el próximo 23 de abril la Universidade de Vigo y la de Santiago eligen equipo de gobierno para los siguientes cuatro años. Lo harán, por el momento, con cuatro candidatos, dos por universidad. Los cuatro son hombres. Solo uno tendrá que defender su gestión en los últimos años, el actual rector de Santiago.

Porque en Vigo entra el aire fresco. En primer lugar, porque el que ha sido el representante de la institución durante los últimos ocho años no puede volver a presentarse, según los estatutos de la institución. Así que los dos candidatos a ocupar su puesto parten en igualdad de condiciones. A ninguno le pesa la gestión previa de la institución, y menos durante unos años especialmente duros por el revés de la crisis económica, y ninguno puede ondear la bandera de la inexperiencia para menoscabar al otro.

El primero en dar el paso fue Manuel Pachi Reigosa. El catedrático de Fisioloxía Vexetal y exvicerrector de Investigación con Alberto Gago se convirtió primero en portavoz de la corriente nacida al abrigo de la oposición interna al actual gobierno para después ser ratificado como candidato a la elección con el proyecto Horizonte 2040.

Después, le tocó el turno a Emilio Fernández, que es comisionado del Campus do Mar y catedrático de Ecoloxía. Su candidatura, bajo el lema Ideas que Suman, se presentó avalada por tres antiguos rectores de la institución. Ninguna de las dos candidaturas se alinea con el grupo de Salustiano Mato.

Como hace cuatro años

Si las elecciones en Vigo poco o nada se asemejan a las últimas, con Salustiano Mato como único candidato en un proyecto de concordia, las de Santiago, a la vista de cómo se han ido presentado los acontecimientos, recordarán mucho a las de hace cuatro años. Los dos aspirantes que decidieron dar el paso en los últimos comicios han tomado la determinación de repetir. El primero en dar el paso, antes incluso de la convocatoria oficial del proceso electoral en los campus de Santiago y Lugo, fue el catedrático de Dereito Financeiro Antonio López, que se quedó a las puertas de San Xerome por apenas una veintena de votos.

Volverá a intentarlo. Volverá a intentarlo porque cree que la universidad compostelana ha entrado en un estado de apatía y hay que devolverle la ilusión. Su baza es el descontento que se ha ido generando entre ciertos sectores del personal, especialmente del cuerpo docente e investigador -el que más peso tiene en la elección, puesto que las votaciones en las universidades son ponderadas- con las políticas llevadas a cabo por el equipo de Viaño. Especialmente beligerante ha sido el colectivo de acreditados a cátedra, docentes que en algún caso llevan diez años esperando a poder presentarse al proceso de promoción. Una lista que ha llegado a acumular hasta un centenar de nombres y que ha protagonizado numerosas protestas.

Antonio López volverá a enfrentarse al catedrático de Matemática Aplicada Juan Viaño, que este martes hará oficial su candidatura. Aunque la comunidad universitaria daba por sentado que intentaría revalidar su puesto en el rectorado, Viaño ha decidido apurar los plazos. Se presenta ahora con cuatro años de gestión a sus espaldas. Lo que más pesa ha sido el proceso de sanear unas maltrechas cuentas universitarias, vapuleadas durante tres ejercicios por la prórroga de los presupuestos, con un equipo de gobierno, el de Casares, incapaz de convencer al claustro universitario de su proyecto. Viaño lo ha conseguido. Al menos eso refleja la evolución presupuestaria de la institución.

Apretarse el cinturón durante estos años le ha pasado factura, especialmente en lo que a política de personal se refiere. Durante los últimos años, con una tasa de reposición oficial que volvía a alcanzar el 100 %, las restricciones económicas que se marcó el equipo de gobierno para intentar sanear las cuentas impidieron a la universidad cubrir todas las jubilaciones. Otro de los reveses ha sido el no frontal del personal de administración y servicios al proceso de funcionarización, algo que sí se ha llevado a cabo en la Universidade da Coruña, por ejemplo.

Precisamente la de A Coruña es la única comunidad universitaria que este año se queda al margen del proceso electoral, aunque no por demasiado tiempo. En su caso está previsto para diciembre del 2019.