Calienta, que sales de conselleiro

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ed Carosía

Feijoo buscará a los sustitutos de los candidatos locales en el Parlamento y en los segundos niveles del Gobierno

03 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres cambios, no más. El presidente Feijoo prepara a su pesar la que será su séptima alineación de conselleiros en los nueve años que lleva al frente de la Xunta, lo que no dejan de ser demasiados movimientos para los estándares de un político que presume de ser previsible y que ha hecho de la estabilidad una rentable bandera electoral. Desde que desplazó al bipartito del poder ha recurrido a 19 personas para configurar gobiernos de ocho o diez carteras, y casi siempre se ha visto forzado a hacer retoques por circunstancias externas. Solo las salidas de Javier Guerra, que ahora coquetea con Ciudadanos, y la de Rocío Mosquera, repescada para el Sergas, respondieron a criterios de bajo rendimiento político o de gestión.

De su primer equipo, el más heterogéneo, solo resisten tres conselleiros (Alfonso Rueda, Beatriz Mato y Rosa Quintana). El resto llegaron o se fueron según las necesidades del partido en Madrid o de los retos municipales urbanos, como ocurrió en Santiago, Ourense y Vigo. Pero también hubo fichajes desde las alcaldías de localidades medianas para darle pulo al Gobierno, como fueron los casos de Ánxeles Vázquez y Jesús Vázquez Almuíña. La operación salió bien, por cuanto la exregidora de Melide resistió la peor ola de incendios y el de Baiona está gestionando con sosiego los sobresaltos de la nueva Lei de Saúde.

Ciclo inverso

Pero ahora toca ciclo inverso. Esto es, que sea el Ejecutivo autonómico el que insufle fuerzas a las principales ciudades para superar el peor trago vivido por Feijoo, que fue la noche electoral de las municipales del 2015. Entonces la jugada salió medio rana. Xesús Vázquez conquistó Ourense en precario; Agustín Hernández no fue capaz de levantar la losa de Conde Roa en Santiago; y Elena Muñoz acabó engullida por Abel Caballero. En estos dos últimos casos el partido ha asumido la responsabilidad de las derrotas, de ahí que tengan una nueva oportunidad. Ahora bien, cada uno afrontará la pena de opositor sin futuro si pinchan de nuevo en el 2019.

Beatriz Mato, una de las veteranas, será la candidata de A Coruña; y José Manuel Rey, previa renovación de la presidencia en el congreso local, hará lo propio en Ferrol, donde las mareas están labrando día a día una intensa campaña a su favor. Ambos seguirán influyendo (y cobrando) durante el próximo año y medio desde el escaño de O Hórreo, donde también se sientan el vicepresidente político, Alfonso Rueda; el señor del dinero, Francisco Conde, que es el que más alegrías inversoras le da al presidente; y Rosa Quintana, la decana del Ejecutivo.

Garantizadas las salidas de Mato y Rey, queda un hipotético recambio más que puede ejecutarse ahora o quedar para más adelante. ¿Por qué alentar esa incógnita? Es la baza que utilizan Feijoo, Miguel Tellado y Pedro Puy para tensionar a sus respectivos equipos en la Xunta, en el partido o en el grupo parlamentario: lo mismo que asciendes a conselleiro con gabinete y presupuesto millonario como te vas para casa o te bajas del coche oficial para luchar en el pueblo por una mayoría absoluta, que de momento es lo único que le vale al PP. En ese camino de vuelta a la vida municipal encajaría el perfil del lalinense Román Rodríguez, pero sus áreas son demasiado sensibles como para menearlas, y Xosé Crespo sigue con ganas.

La sucesión, más tarde

Bloqueada la incorporación de baluartes locales -tampoco andan sobrados-, al presidente le quedan dos caladeros para encontrar el hipotético tercer nombre, porque los fichajes estrella están descartados. O recurre a las bancadas del Parlamento, con algún diputado que lleve a fuego las siglas del partido y conozca sus interioridades, o rebusca entre los segundos niveles de la Xunta, que es lo que hizo en su momento con Ethel Vázquez o Valeriano Martínez, dos apuestas de promoción interna que han respondido con más trabajo y eficacia que con brillantez, como le gusta a Feijoo, que en cualquier momento también podría verse en la tesitura de buscar relevo para sí mismo.

Ciudadanos y los problemas de aquí

Ciudadanos ya tiene estrategia para gestionar su éxito en Galicia. Consiste en trabajar agazapados tras las notas de prensa y sacar la cabeza de vez en cuando para hacer recuento de altas. El secretario de Organización, Fran Hervías, anunció que ya superan los 5.300 inscritos -en masculino- y la semana pasada fue la congresista Lorena Roldán la que vino a hablar de Cataluña. De los problemas de Galicia, ni un chío. La última perla sobre un asunto candente de la comunidad la ofreció la diputada gallega por Madrid Marta Rivera de la Cruz, que cuestionada sobre si veía conveniente el traspaso a la Xunta de la AP-9 sostuvo que lo importante es que no tenga baches y que los peajes sean razonables. Pisando a fondo.

La entrevista es el mensaje

Pocos periodistas han tenido la oportunidad de entrevistar a Feijoo durante más de tres horas. El presidente gallego le ha concedido un largo encuentro en un bar de Os Peares a Jordi Évole, que llevaba literalmente años llamando a su puerta. El Follonero es incisivo y tenaz -es su deber- y busca golpes de efecto que después le sirven de gancho para la promoción del programa en las redes sociales y en las cortinillas de su canal. Con esa legítima fórmula de autobombo es plausible pensar que serán más interesantes las preguntas que las contestaciones. Pero que Feijoo haya accedido al careo en el momento más delicado del PP es implícitamente una respuesta potente.