La influencia de los vientos en Galicia

Susana Acosta
Susana Acosta REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Estas últimas semanas se han podido observar varios ejemplos de cómo la influencia de los vientos, la llegada de las bajas o altas presiones y la entrada de masas de aire frío pueden condicionar el tiempo

25 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En función de la dirección del viento, Galicia puede tener tiempo seco y soleado o los tan característicos días lluviosos y nublados. También la nieve puede hacer acto de presencia. Lo normal es que en esta época del año predominen los vientos del suroeste asociados a las borrascas. De ahí, que llueva y el cielo esté nublado. Pero no siempre es así, y en estas últimas semanas se han podido observar varios ejemplos de cómo la influencia de los vientos, la llegada de las bajas o altas presiones y la entrada de masas de aire frío pueden condicionar el tiempo.

Por la situación geográfica de Galicia, el viento del suroeste está asociado a las borrascas que circulan de oeste a este, en latitudes algo más al norte de la comunidad, concretamente entre Terranova e Irlanda. Y este tipo de vientos traen nubes, lluvia y temperaturas suaves. En cambio, los vientos del norte en esta época del año están asociados al frío, y si son de norte puros o de noroeste pueden dejar nieve en cotas bajas, como ya ocurrió hace unas semanas: «Se produce cuando las borrascas avanzan hacia el continente europeo y en el Atlántico se establece un anticiclón», explica Juan Taboada de MeteoGalicia. Mientras que en primavera o verano el camino de las borrascas se mueve hacia el norte, obliga al anticiclón a moverse y trae viento del norte o del cuadrante norte y este. «Está asociado al tiempo seco y soleado, salvo en las comarcas cantábricas donde deja nubes de estancamiento», aclara Taboada sobre la razón de que en verano haya más días nublados en A Mariña.

Otra opción menos habitual y que se está dando estos días, es la llegada de vientos del este debido a la presencia de altas presiones al norte y bajas en el Mediterráneo occidental, atrayendo una masa de aire polar continental a la Península. En este caso, suele traer un frío muy seco, por lo que los cielos están despejados durante el día y hay grandes heladas por la noche. Pero también puede traer nieve en cotas bajas si esa masa de aire frío entra en contacto con el Cantábrico y se carga de humedad, como ocurrió en la gran nevada de 1987. La última opción que se puede dar y que normalmente tiene lugar en primavera o en verano es la llegada de vientos del sur o sureste producidos por las altas presiones al norte de la Península y las bajas térmicas del norte de África. Esta combinación acerca masas de aire cálido de África y el calor está garantizado, incluso por la noche.

«El jet stream, que separa las masas de aire frío de las más cálidas, se mueve haciendo ondulaciones no muy pronunciadas, por eso los vientos predominantes en esta época del año son los de suroeste y en verano los de nordeste. En ocasiones, estas ondulaciones se hacen muy pronunciadas y a veces quedamos muy debajo en latitud del jet stream y tenemos anticiclón, o podemos quedar en la parte de bajada y tener episodios de frío y nieve», aclara el físico.