Caso Sonia Iglesias: La policía busca pruebas que permitan el registro en el panteón de los Araújo

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

RAMON LEIRO

Los agentes analizan las muestras recogidas en la casa en la que vivió la pontevedresa

24 feb 2018 . Actualizado a las 17:01 h.

Al igual que localizar el cuerpo de Diana Quer fue un objetivo prioritario para la Guardia Civil, otro tanto ocurre con Sonia Iglesias y la Policía Nacional. Los agentes de las diferentes unidades policiales volcadas en este caso son conscientes de que la ausencia de los restos mortales de la pontevedresa desaparecida en agosto del 2010 son un lastre para la resolución, ya no solo policial, sino judicial del caso.

En este sentido, las fuentes consultadas precisan que será muy complicado, «por no decir imposible», que la instructora acceda a modificar la tipificación penal de la causa de detención ilegal a homicidio si no se localiza el cuerpo de Sonia Iglesias. Añaden que, si bien es cierto que en otras causas no se disponía de un cadáver para sustentar la imputación de un homicidio o un asesinato, sí que existían indicios muy contundentes. Aluden, por ejemplo, al caso de Marta del Castillo donde, además de contar con la confesión del exnovio de la joven, Miguel Carcaño, consiguieron aislar pruebas de ADN.

Este es uno de los retos que parece haberse marcado la Policía Nacional al examinar las muestras recogidas en los registros de la casa de Mourente vinculada a la familia de Julio Araújo, expareja de la pontevedresa y padre de su único hijo, y del coche de la exmujer del hermano de Julio, David, que permanece desde hace años depositado en un taller de Vilalonga (Sanxenxo).

Los exámenes de estos restos se están realizando en las dependencias de las que dispone la brigada de policía científica en la Comisaría de Pontevedra, y también se efectuaron en el laboratorio móvil que el Cuerpo Nacional de Policía desplazó estos días a la ciudad del Lérez. De igual modo, algunos de los vestigios han sido remitidos a la capital de España, concretamente a los laboratorios madrileños de la Comisaría General de Policía Científica, coincidiendo con el retorno a esta ciudad de la treintena de expertos que se habían desplazado para asumir las labores de inspección centradas en el interior de la vivienda, los terrenos anexos a la misma, un pozo y una fosa séptica.

Fruto de estas pesquisas, los policías retiraron una serie de muestras del subsuelo después de realizar una serie de catas en los terrenos próximos a la casa, y también recogieron toda clase de efectos. Ha trascendido que, aunque lograron localizar restos orgánicos, por el momento es imposible discernir si se trata de restos humanos o de animales.

En contra de los agentes corre el tiempo transcurrido desde la desaparición de Sonia Iglesias, siete años y medio. La línea de investigación que más fuerza ha cogido en los últimos días es la que apunta en la dirección de que el cuerpo de la pontevedresa pudo haber permanecido, enterrado o no, en la vivienda de Mourente para luego ser trasladado hasta el panteón de la familia de Julio Araújo en el cercano cementerio municipal.

Por lo pronto, la jueza instructora no ha autorizado exhumación alguna en el camposanto. Y de hecho, en el seno de la Comisaría Provincial de Pontevedra dan por hecho que no lo autorizará hasta que «no lo vea meridianamente claro».

No se prevé que a lo largo de los próximos días se produzcan nuevos registros. De igual modo, la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Ana Ortiz, confirmó ayer desde Baiona que, «de momento, no tenemos ninguna novedad», si bien dejó claro que «la policía sigue investigando».

Fuentes del ministerio público remarcaron que el fiscal jefe Juan Carlos Aladro ha estado, en todo momento, informado de los avances de los investigadores. Señalan que el resultado de los análisis se demorará debido, ya no solo a su complejidad, sino a la minuciosidad con la que se van a realizar. Y es que el informe que se elabore con los mismos, unido a las declaraciones prestadas estos meses por distintos testigos -allegados de Julio Araújo y Sonia Iglesias- condicionarán el futuro de la investigación.

Tras los registros de esta semana, el juzgado no ha autorizado nuevas investigaciones

Después de que trascendiera que uno de los puntos sobre los que pivota la investigación policial es el panteón familiar que la familia de Julio y David Araújo tiene en el camposanto municipal de Pontevedra, la subdelegada del Gobierno aseguró ayer que no tiene «constancia de que se haya pedido un registro del cementerio». Se trata de una afirmación que coincide con las informaciones facilitadas con el TSXG relativas a que no se han ordenado nuevas diligencias, mientras que las ya autorizadas -registro de la vivienda de Mourente y del Volkswagen Golf depositado en un taller de Vilalonga- ya están finalizadas.

Estas mismas fuentes subrayaron que, pese a que la Policía Nacional tomó declaración a ambos hermanos en el marco de una investigación por homicidio, no hay nadie investigado -figura equiparable a la de imputado- judicialmente. En este sentido, fuentes de la Fiscalía de Pontevedra remarcan que la causa abierta desde agosto del 2010 sigue siendo por la comisión de un supuesto delito de detención ilegal, no de homicidio.

Tanto Julio como David se acogieron a su derecho a no declarar al ser interrogados por los agentes. Lo hicieron por consejo de sus respectivos abogados, ya que las diligencias están declaradas secretas y, por tanto, desconocen el contenido y el alcance de las mismas. Asimismo, no disponen de los datos que determinaron que, a mediados del año pasado, la magistrada instructora accediese a reabrir una causa que llevaba archivada provisionalmente desde abril del 2015.

Ingreso hospitalario

Por otro lado, Julio Araújo permanece hospitalizado en un centro médico pontevedrés después de que este jueves se agravasen los problemas respiratorios que sufría los últimos días. En principio, permanece en observación a la espera de conocer el resultado de unas pruebas que estaba previsto se le realizaran ayer para concretar la dolencia que puede padecer.