¿Qué ocurrió entre las 10.15 y las 11.45 horas del 18 de agosto del 2010?

L. P. PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Julio respondió a una llamada en el teléfono fijo del domicilio familiar en torno a las once y media. Diez minutos después fue localizada la cartera de la pontevedresa en las inmediaciones del poblado de O Vao

22 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué ocurrió entre las 10.15 y las 11.45 horas del 18 de agosto del 2010? Esta es la pregunta que está suponiendo todo un quebradero de cabeza para la Policía Nacional y la Fiscalía de Pontevedra, que hasta ayer evitaban aludir a la desaparición de la pontevedresa como un posible homicidio.

Es a las diez y cuarto de aquella mañana cuando se sitúa a Sonia Iglesias saliendo de una zapatería de Arzobispo Malvar y se le pierde la pista. Julio Araújo sostuvo que se subió a su coche, pero poco tiempo después se apeó para hacer unos recados antes de incorporase a su trabajo en Massimo Dutti. Si inicialmente apuntó que su expareja tomó esta decisión al encontrarse detenidos en un atasco, las cámaras de tráfico pusieron de manifiesto que la circulación era fluida en este punto del casco urbano. Entonces precisó que un camión o algo similar obstaculizaba la marcha.

También consta en el sumario que Julio respondió a una llamada en el teléfono fijo del domicilio familiar en torno a las once y media de la mañana, y que unos diez minutos después fue localizada la cartera de la pontevedresa en las inmediaciones del poblado de O Vao, en Poio. Hay quien vincula este hallazgo con la señal de la antena de telefonía del Castrove, pero un auto judicial descartó tal vinculación al rechazar que este fuera la persona que se deshizo de la cartera de Sonia, toda vez que a esa hora Julio Araújo «estaba en un bar», hecho que fue acreditado por testigos.

Durante la instrucción se investigaron testimonios que situaron a Sonia Iglesias en el centro de Pontevedra: concretamente, uno de ellos aludió a la calle Oliva. No obstante, los investigadores pusieron en duda tales observaciones. En uno de los casos se determinó que el encuentro se produjo con anterioridad al día de la desaparición.