Este juicio queda suspendido

La Voz / Redacción

GALICIA

M.MORALEJO

El paro de ayer acrecienta el retraso de los juzgados gallegos, con 126.000 casos pendientes

26 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La huelga de ayer supuso la suspensión de cientos de juicios y trámites en Galicia, y eso además de que en la comunidad comenzaba diciembre con un atasco de 126.000 causas, la mayor parte (58.285) civiles. En Vigo, los juzgados de primera instancia estaban cerrados y en dos de los de instrucción celebraron las tomas de declaración con un único funcionario. De los 370 trabajadores, solo 45 fueron a trabajar, y 25 eran de servicios mínimos.

También el seguimiento en A Coruña fue «histórico y masivo» para los convocantes ?y «una jornada relativamente normal en la que se han respetado los servicios mínimos», según la Xunta?. Solo los servicios mínimos trabajaron con normalidad y en general se evitaron señalamientos para ayer. La Audiencia solo tenía una vista, y terminó con acuerdo.

Los sindicatos cifran en 60 los juicios que se suspendieron en Santiago. El más importante fue la vista en la Audiencia en la que estaba implicado el antiguo patrón mayor de la Cofradía de Cabo de Cruz, al que, presuntamente, agredieron tras una asamblea del pósito; se celebrará en febrero. Se celebraron cuatro juicios penales porque el secretario hizo de bedel llamando a los acusados, y otro fue retrasado al no haber funcionario que conectase la videoconferencia.

En Pontevedra, la suspensión más llamativa fue la de la vista oral en la Audiencia contra tres acusados, dos de ellos guardias civiles, sospechosos de haber filtrado informaciones del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de Pontevedra a clanes de la droga. De este modo, se tuvo que señalar una nueva sesión el 20 de febrero. Esta decisión, dado lo apretado de la agenda de la Audiencia, obligó a suspender el juicio que se iba a celebrar ese día contra el que fue considerado como rey de las verbenas gallegas, Ángel Martínez Pérez, Lito.

El seguimiento en Lugo, según fuentes sindicales, fue superior al 9 ?%, con nueve juzgados cerrados. Algo semejante ocurrió en Ourense, donde sí se realizaron trámites en instrucción y, con servicios mínimos, en la Fiscalía y algún otro orden jurisdiccional. En la Audiencia continuó el juicio que había comenzado ayer.

Servicios mínimos

La práctica totalidad de los funcionarios de Ferrol se desplazaron a Santiago, de ahí que la actividad en los juzgados fuese prácticamente nula: cinco de los trece juzgados locales estaban cerrados; en dos solo había un funcionario para atender las causas con preso y las de violencia; y en otros solo estaban el secretario judicial y el juez. Se suspendieron unos 40 juicios y una videoconferencia.

El apoyo a la huelga también fue masivo en O Salnés, donde trabajaron en exclusiva los funcionarios de los servicios mínimos. Eso obligó a suspender 25 actuaciones (juicios, audiencias previas, declaraciones....) en Vilagarcía y 45 en Cambados. Si se habla únicamente de juicios, desde el sindicato STAJ indican que se suspendieron nueve civiles en Vilagarcía y 11 en Cambados.

Según las estimaciones de los sindicatos en Barbanza, el seguimiento de la huelga llegó al 50?%, lo que equivale a unas veinte personas, por lo que se tuvieron que suspender la mitad de los actos previstos, unos diez. La baja participación se debe al poco personal que hay, ya que, al tener que dar servicios mínimos, es imposible que la gente se niegue a trabajar, como es el caso de Noia y Muros.

En Lalín y A Estrada, el seguimiento de la huelga fue del cien por cien, aunque se celebraron algunos juicios gracias a los servicios mínimos. Finalmente, en Carballo y Corcubión la movilización afectó a más del 90?% del personal. La mayoría de los juicios (en torno a la decena) se tuvieron que suspender, sobre todo en Corcubión. En Carballo, hubo uno juicio gracias a los servicios mínimos, y se celebraron todos los actos de conciliación previstos.

Con información de X. Melchor, M. Santaló, Á. Sevilla, C. López, E. V. Pita, A. L. Penide, A. Mahía, O. Arca, E. G. Souto, M. Fernández y T. Longueira.