El cronómetro de las promesas del Plan Galicia sigue en marcha 15 años después

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Santi M. Amil

Solo se acabaron la A-8, el eje atlántico, Santiago-Ourense y el puerto exterior coruñés

25 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno de Aznar quiso redimir su mala gestión del accidente del Prestige con un programa de inversiones que debía paliar el desastre medioambiental, mejorar la seguridad marítima y compensar el déficit en infraestructuras no solo de Galicia, sino también de todas las comunidades cantábricas afectadas por el vertido del petrolero. Para ello se organizó un Consejo de Ministros en el palacio municipal coruñés de María Pita, tal día como ayer de hace 15 años, para alumbrar el Plan Galicia. Con el paso de los años, la grandilocuencia de aquel plan, que preveía incluso un tren de alta velocidad por el Cantábrico hoy descartado, se ve con escepticismo. Francisco Álvarez Cascos, entonces al frente de Fomento, prometió la conversión en líneas de alta velocidad de prácticamente toda la red ferroviaria interior, mediatizado por aquella idea de llevar el AVE a todas las capitales de provincia españolas. Y dibujó en el mapa tres accesos ferroviarios de alta velocidad a Galicia de los que solo está terminando el de Lubián, al descartarse también el eje Ponferrada-Monforte. Hablaban de una inversión de 14.000 millones.

Los proyectos más novedosos empezaron a redactarse en la época de bonanza económica, pero cuando podían empezar a ejecutarse ya asomaba la crisis. Cualquier plazo en infraestructuras puede llegar a ser posible si hay dinero -por ejemplo, la obra de ampliación del puente de Rande, realizada en tiempo récord-, pero el repaso a los que había comprometido el Gobierno de Aznar solo podrían cumplirse si se jugaba a una sola apuesta y se concentraba toda la artillería presupuestaria en el acceso ferroviario común que parte desde Zamora hasta Ourense vía Lubián, comprometido inicialmente para el 2010 pero que, si todo va bien, estará en pruebas en el 2019, después de haber dinamitado todos los plazos intermedios (2012, 2015 y 2018).

No obstante, el Plan Galicia sirvió de referencia reivindicativa para los sucesivos Gobiernos y la sociedad civil; los Ejecutivos centrales tuvieron que incluirlo en su agenda y La Voz controló su ejecución con un cronómetro que se publicaba periódicamente. Es posible que sin este primer paso, que con el tiempo puede parecer bisoño, las obras gallegas pendientes no se hubieran situado en un lugar preeminente en los sucesivos planes de infraestructuras.

El Plan Galicia incluía nuevos proyectos y una reducción de plazos en otros ya planificados. Curiosamente, solo se terminó puntualmente un proyecto nuevo: el puerto exterior de A Coruña (2012). La prometida reducción de plazos no tuvo efecto: la autovía del Cantábrico, prevista para el 2008, se acabó en Galicia a principios del 2015 y se completó su trazado en el 2016. El eje atlántico ferroviario, previsto para el 2007, se terminó en el 2015, pero sin planes para la conexión de Ferrol y la frontera portuguesa.

Los plazos se alargaron para casi todas las obras y otras terminaron descartándose

Suele contar el exalcalde de A Coruña Francisco Vázquez que el proyecto del puerto exterior coruñés no estaba entre los papeles que manejaban los ministros en aquel consejo que se celebró en la sede del gobierno local coruñés. Habló con uno de los hombres del gabinete de Aznar y le dijo que, como no se incluyera alguna referencia al puerto, se negaba a celebrar el Consejo de Ministros en María Pita. Tras el órdago, el Gobierno aceptó incluir la constitución de una comisión técnica para analizar la viabilidad de la obra. El puerto estuvo operativo en el 2012 y el contradique se terminó en el 2016. Junto a este proyecto portuario, tan solo el eje de alta velocidad entre Santiago y Ourense estaría en un margen de retraso más o menos asumible, pues se planteó para el 2008 y se terminó a finales del 2011, aunque como una línea de alta velocidad aislada del resto.

No corrieron la misma suerte otros proyectos que eran aportaciones propias del Plan Galicia y que aún hoy siguen en fases iniciales, como el AVE directo a Vigo y Pontevedra vía Cerdedo o la conexión de Lugo a la red de alta velocidad, que se ejecutará con retraso y con menos prestaciones. Las autovías interiores también siguen pendientes. La que une Santiago y Lugo, prevista para el 2010, se terminará en el 2021. No hay plazos para la autovía Lugo-Ourense; Chantada-Monforte salió de la planificación y el parador de Muxía, la zona cero del Prestige, podría terminarse en el 2018 después de que la primera piedra se pusiera en el 2011.