Podemos duda si dar la batalla por sus siglas en las municipales

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ed

Santos es partidaria de que las candidaturas lleven el nombre, pero Iglesias prefiere que lo decida «la gente»

20 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No son buenos tiempos para Podemos y por eso su marca ya no cotiza en el parqué electoral con la fuerza con la que lo hizo hace tres años, cuando ni siquiera se presentó a las elecciones municipales. El partido tenía entonces un recorrido muy corto y Pablo Iglesias decidió que no iban a concurrir, aunque sus representantes en los ayuntamientos, salvo excepciones, decidieron apoyar las mareas que entonces inundaban muchos municipios gallegos. De hecho, fue en los ayuntamientos en los que los círculos tenían más fuerza donde las mareas tuvieron mejores resultados. En ese afán de sumar y de colocar las confluencias por encima de las siglas, las mareas en las que participaban Anova, Esquerda Unida o Equo lucían marcas propias que se identificaban como Somos, Son, Pódese, Gañemos, Común o Novo, y evitaban las de los partidos.

La intención es repetir un esquema similar en las municipales del 2019, en las que las mareas tienen puestas todas sus esperanzas para superar el fracaso del partido instrumental en las autonómicas y plantarle cara al PP desde los ayuntamientos. Por eso estos días se multiplican las citas para poner en marcha la artillería. Al encuentro que hoy se celebra en Santiago entre representantes de mareas con responsabilidades municipales se suma la conferencia política convocada por Anova en Teo para el 17 de febrero, con el objetivo de «debater sobre o impulso e o reforzamento das mareas municipalistas», cita que cierra las xeiras con las que el partido liderado por Antón Sánchez lleva semanas recorriendo Galicia con Beiras como estrella del cartel.

La estrategia pasa por expandir el modelo de Marea Atlántica, Compostela Aberta o Ferrol en Común, que al arrebatar las alcaldías de sus ciudades a los partidos tradicionales se han convertido, a entender de sus promotores, en la auténtica oposición al poder, por encima del partido instrumental En Marea. La imagen de ese rupturismo de izquierdas es la de sus tres alcaldes. Xulio Ferreiro, el de A Coruña, ya anunció que repetirá; Jorge Suárez adelantó ayer que Ferrol en Común se presentará, aunque no dijo si será con su foto; Martiño Noriega, por su parte, deshojará la margarita a finales de verano, pero se deja querer.

Podemos Galicia decidió apoyar el mismo esquema que en el 2015 en las ciudades que gobiernan, pero en cada municipio se decidirá si se alían con otros partidos o se presentan en solitario. Y también si darán la batalla por su marca en esas alianzas. La secretaria xeral en Galicia, Carmen Santos, es partidaria de mantenerla porque «Podemos suma», dijo recientemente. Pero Pablo Iglesias aseguró ayer en una entrevista radiofónica que, si bien «Podemos funciona», el nombre lo tendrá que decidir «la gente».

Ese runrún lo interpretó alguien en Madrid como que el partido iba a cambiar su nombre. No será así, pero la palabra acusa el desgaste de tres años y es un deseo más que una realidad.