El exalcalde de Lugo, que lleva casi seis años imputado en la Pokémon, sostiene que «no hay pruebas ni las puede haber» y avisa de que llegará adonde haga falta en defensa de su honor
17 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.
El socialista José López Orozco (Foz, 1947) fue alcalde de Lugo entre 1999 y el 2015. Pero para el PSOE fue mucho más que eso; durante un tiempo fue uno de los referentes del socialismo gallego y español. En el 2015, después de gobernar mediante un pacto con el BNG, con mayoría absoluta y en minoría, volvió a situarse en posición de acceder a la alcaldía. Pero entonces lo derrotó la imputación judicial, por el caso Pokémon, en el que el principal implicado fue uno de sus concejales, Francisco Fernández Liñares. Por la imputación, el BNG y Lugonovo se negaron a apoyarlo en la investidura. Renunció, y desde entonces ocupa la alcaldía Lara Méndez. La de Orozco ha sido una larga carrera de obstáculos judiciales, en la que se ha librado de las imputaciones que pesaron sobre él en el caso Campeón, el de la adjudicación de la antigua fábrica de la luz, la derivada de una querella de un policía local y sindicalista, otra por los complementos de productividad y una más por otra querella de una asociación por el PXOM. Le quedan la correspondiente a la urbanización O Garañón y la de la grúa y la ORA. Sus abogados acaban de presentar un recurso de 50 folios, frente a la denegación del sobreseimiento acordado por la jueza Pilar de Lara en un auto de 32 páginas. Orozco expone sin medias tintas sus opiniones sobre su situación en este caso.
-Declaró por primera vez el 22 de noviembre del 2012. Lleva más de cinco años imputado...
-Siempre creí que la imputación sería cosa de unos meses, porque está claro que soy inocente. Es mi único patrimonio: mi inocencia. Pero he visto que pasan los años, más de seis años que se están haciendo investigaciones sobre mí. Por eso he iniciado esta lucha sin cuartel para lograr que se considere mi inocencia y por lo tanto se me absuelva. Fue una gran alegría ver el auto del juez Deaño; en poco tiempo, después de conocer el sumario de la fábrica de la luz, hizo un auto muy claro de que nada tenía que ver en aquel procedimiento y en aquel proceso. En los otros no está sucediendo lo mismo. Y por eso mi petición de archivo en el caso de Cechalva [grúa] y en los demás. No hay pruebas y no las puede haber. Que todo se sustente en la declaración de un, primero, testigo, que tiene la obligación de decir la verdad, y luego imputado, que dice que le dijeron que me daban un dinero para mí sin pruebas, repito, porque no las puede tener, que cambia cuatro veces de versión y que es defendido por la señora instructora como el gran adalid y la gran prueba contra mí; en segundo lugar, que se me acuse de tráfico de influencias porque intenté ayudar a unas personas que estaban en extrema necesidad y que, tengo que decirlo, por desgracia no lo conseguí: primero porque la persona por la que se me pidió murió, y segundo porque su marido no entró en la grúa; en tercer lugar, que se esté confundiendo lo que se dice en el sumario, en las transcripciones telefónicas, que en el auto de no archivo, bajo mi punto de vista, y dicho con toda claridad y contundencia, se tergiversan esas conversaciones; por eso he pedido a mis abogados que sin desmayo luchen y expongan mi inocencia. No voy a acabar aquí. Iré y haré todo aquello que la ley me conceda porque mi único patrimonio, y ya van seis largos años, es mi honor y mi inocencia.
-¿Tan decisivo es en este caso el testimonio del antiguo socio de la empresa de la grúa?
-Un testigo cuya trayectoria vital está perfectamente descrita en el sumario. ¿Cómo una persona así puede convertirse en testigo de cargo? La señora instructora conoce totalmente esto que acabo de señalar, porque está en el sumario. Un testigo que fue ofreciendo, o cuando menos pensó en ofrecerlo, su testimonio pidiendo dinero a los medios de comunicación y es posible que también a algún partido de la oposición. ¿Se ha investigado esto suficientemente?