El Chicle se ofreció a colaborar con la Guardia Civil al saber que lo investigaban

José Manuel Pan
JOSÉ MANUEL PAN REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Atlas TV

«Quería saber por qué lo estábamos siguiendo», aseguran los agentes encargados del caso

03 ene 2018 . Actualizado a las 20:22 h.

«Estos casos son los más difíciles porque no hay testigos ni móvil ni víctimas». Así inició el máximo responsable de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil el relato de la investigación de la desaparición de Diana Quer. El coronel Manuel Sánchez Corbí reconoce que en algún momento llegaron a plantearse si de verdad había delito, porque la joven desaparecida podía haberse ido voluntariamente. «Cuando empiezas a investigar estás ante algo que igual no ha ocurrido», dice el coronel al relatar cómo llegaron a la detención de José Enrique Abuín, el Chicle.

el olfato de un agente

22 de agosto del 2016. Fiestas de A Pobra. «Una persona joven no va a dormir a casa una noche. Eso puede ser frecuente», explica Corbí. La madre presentó pronto la denuncia y «el buen olfato de un agente lo llevó a pensar a mediodía de ese día que podía haber algo raro». Admite el coronel que «normalmente se deja pasar más tiempo, pero aquí hubo esa sospecha y la Policía Judicial de Noia empezó a investigar ese mismo día».

el peor escenario

«No es frecuente actuar tan rápido», dijo el coronel, pero se formó un equipo entre la unidad de A Coruña que investigó el caso Asunta y el grupo de secuestros de la UCO. «No sabemos qué ha pasado, pero nos ponemos en lo peor. A través del móvil de Diana ya sabemos por dónde ha salido de A Pobra y que lo ha hecho en un coche».

las amistades

Se abren investigaciones en Galicia y en Madrid, donde la Guardia Civil se entrevista con amigos de Diana. También se analizan detalles de su propia familia. Pero pronto se descarta cualquier implicación. «El escenario es muy difícil. Sin sospechoso, sin cuerpo. Solo tenemos un coche y un itinerario», afirma el coronel.

de las 2.42 a las 2.58

«Es el trozo de vida del teléfono de Diana, que esperamos que nos dé información. A las 2.42 manda el mensaje en el que dice que la siguen y hace una llamada a una amiga, que no contesta».

la vida de diana

La Guardia Civil investiga la vida de Diana con el máximo detalle. Se hacen cientos de entrevistas a gente que la conocía. Se revisan sus redes sociales. Ninguna pista. «Pero las no pistas también dan pistas -dice el jefe de la UCO-, porque vamos descartando hipótesis y nos centramos en que un desconocido, sin vinculación con ella, la haya abordado».

¿lo hizo solo?

Fue la gran duda de los investigadores hasta hace unos días. «Ahora presuponemos que actuó solo, pero no nos parecía fácil que una persona sola metiese en el maletero de un coche a una chica joven. Nuestra hipótesis era que hubiesen sido varios, y esa hipótesis, que era la más peligrosa, se mantuvo casi hasta los últimos días».

ocurrió en un coche

«Fuera lo que fuera, ocurrió en un coche». Por eso, explica el coronel, se examinaron cámaras de tráfico, radares... «Fue frustrante que de 40 cámaras solo sacábamos bolas de luz que se movían. Pero incluso eso nos valió para reconstruir trayectorias e itinerarios y ver cuál era el coche». Se llegó a cerrar la autovía para calcular tiempos.

el móvil en la ría

El 27 de octubre aparece el móvil de Diana Quer en la ría. Para el coronel es un dato clave: «Nos indica que estamos ante un posible secuestro y que quien sea el autor se la ha llevado y ha tirado el móvil a la ría. Nos orienta en que el que lo ha hecho es un profesional y toma medidas». Después de mucho tiempo, los datos del teléfono se recuperan en el extranjero. «Esa información del móvil nos dice que a las 2.58 de esa noche el coche que se lleva a Diana está en el puente».

tres coches

La investigación se centra en tres coches. Tras descartar los otros dos, se constata que el tercero es el de Abuín. Pero algo no cuadra. El coche del Chicle y el teléfono de Diana salen de A Pobra por distintos sitios. «Era sospechoso, pero eso chirriaba, y aquí las cosas cuadran al cien por cien o no nos valen».

principal sospechoso

Noviembre del 2016. El Chicle ya es el principal sospechoso. Su móvil coincide con lo que hace Diana, salvo el dato de la salida de A Pobra, pero el resto del itinerario, entre las 2.42 y las 2.58, es compatible con que estén juntos. Una reconstrucción posterior permite comprobar que el teléfono del Chicle también sale por el mismo sitio que el de Diana. «Añadimos más carga de sospecha sobre el Chicle. Y nos cuadra en el perfil que tenemos».

Empieza el seguimiento

Ese mes de noviembre del 2016 empieza el trabajo operativo sobre el sospechoso y los seguimientos. Pero los agentes se topan con «un profesional de la delincuencia, en un terreno que domina y que es difícil para nosotros. No somos gallegos y es fácil detectarnos», admite Corbí.

«él lleva ventaja»

«El Chicle se mosquea y sospecha que lo seguimos. Él lleva ventaja». El 24 de noviembre llama a la Guardia Civil. Conocía a un agente. Quedaron y hablaron. Quería saber por qué lo estaban siguiendo. «Quería saber qué sabíamos».

«comete un fallo»

Al agente le dice que la noche de la desaparición de Diana estuvo con su mujer en las fiesta de A Pobra. «Él se pone en el escenario. Comete un fallo», dice el coronel. Tras ese encuentro, citan a declarar al Chicle y a su mujer. «Él dice que sale a robar gasolina y ya no se sitúa en A Pobra. En solo una semana, comete ese error. La mujer le mantiene la coartada, pero tampoco se sitúa en A Pobra». El 5 de diciembre los cuñados avalan la teoría de la pareja. «Pero nosotros no nos lo creemos», asegura el coronel.

ENTREGA SU móvil

Abuín cede a la Guardia Civil su móvil, pero se lo entrega reseteado y no se puede obtener información. «Vemos -dice el coronel- que el Chicle consigue sortear en cierta medida la investigación, aunque sigue siendo el principal sospechoso».

escuchas en el coche

Los agentes buscan más pruebas y ponen un micrófono en el coche del Chicle para escuchar las conversaciones con su mujer. «Pero no sale nada. Son conversaciones preparadas». La investigación se frena y en abril el juez archiva el caso hasta que haya novedades. «Sabemos quién es el autor, pero estamos en vía muerta. Y en la Policía Judicial o hay pruebas o no tenemos nada».

sin ninguna duda

El pasado mes de noviembre, la Guardia Civil ya no tiene «ninguna duda de que el Chicle se llevó a Diana en el coche». Y se plantean si lo detienen ya, pero tienen que presentarle las pruebas al juez para reabrir el caso y, sobre todo, encontrar a Diana.

el hallazgo del cadáver

En Nochevieja, la Guardia Civil detiene al Chicle y a su mujer, Rosario. El coronel jefe de A Coruña, Francisco Javier Jambrina, explica que una filtración periodística les obliga a acelerar los arrestos. Ella confiesa que mintió y rompe la coartada de su marido. Al verse sin apoyos, él se derrumba y conduce a la Guardia Civil hasta una nave abandonada en Asados (Rianxo). Allí está el cadáver de Diana. Él dice que la mató accidentalmente al atropellarla con su coche y que la arrojó al pozo.

La experiencia del caso Alcácer fue clave en el interrogatorio al Chicle

La estrategia que se siguió en las declaraciones se planificó antes de las detenciones

JAVIER ROMERO

La resolución del caso Diana Quer pasaba en gran medida por el buen hacer de los interrogatorios a José Enrique Abuín y su mujer, Rosario Rodríguez. Los investigadores sabían que, de no haber cuerpo o confesión, el recorrido judicial de su meticuloso trabajo policial sería escaso. Lo que no sabían ambos detenidos era la planificada encerrona, liderada y planteada por el capitán de la Unidad Central Operativa (UCO) José María Hidalgo, que posee un amplio historial de casos resueltos en su carrera, que los esperaba en la comandancia de A Coruña. El crimen de Alcácer (con tres adolescentes: Miriam, Toñi y Desirée muertas en 1992) valió de guía, y la experiencia que este mando de la Guardia Civil adquirió entonces -uno de los autores, Miguel Ricart, fue detenido, juzgado y encarcelado, mientras que el supuesto autor material, Antonio Anglés, sigue fugado- ha servido ahora para arrancar al Chicle la ansiada confesión. Lo sostienen compañeros suyos que no dudan en, dentro del gran éxito colectivo, calificar de magistral el planteamiento en las declaraciones oficiales. Es más, el interrogatorio estaba programado desde antes de las detenciones.

Se usaron especialistas en psicología para jugar con el lenguaje verbal y no verbal, una estrategia de poli malo, poli bueno y, sobre todo, la presión que implicaba para el Chicle el arresto de Rosario, ya que él sabía muy bien que su mujer podía pasar de encubrirlo, como había hecho hasta ese momento, a sentenciarlo. Detener a la mujer del Chicle era otra de las bazas principales que la Guardia Civil escondía hábilmente en la manga. Fue acusada de coautora por facilitar a su marido una coartada basada en la mentira. Y Rosario no tardó en cantar. Desmontó la coartada que brindó, ya en la recta final del 2016, a su marido e incluso lo acusó de violento y de robarle lencería.

Luego declaró el Chicle. Los precisos interrogatorios se plantearon en varias fases de ejecución, sin apenas descansos para ambos, pero principalmente para él. Al finalizar el primero, y a pesar de la poca o nula colaboración inicial, con el paso de las horas y la perfecta sincronización de los diversos agentes y especialistas en este tipo de interrogatorios, terminó colaborando hasta ubicar el cuerpo de la joven madrileña en el pozo de una fábrica abandonada. En ese momento, el Chicle ya sabía que su mujer lo había dejado solo.

La Guardia Civil posee un nutrido número de agentes especializados en interrogatorios, conocedores de que un bloqueo del detenido por una excesiva presión en la declaración puede dar al traste con el resultado que se busca. El papel de la defensa asignada al Chicle también fue relevante, al aconsejarle que lo mejor para él era ubicar el cuerpo, para luego sacarle punta a su versión de lo ocurrido. Ayer, según aclaraban en la investigación, el buen resultado de las manifestaciones se cuantificaba así: «El 90 % del éxito, por la estrategia del interrogatorio, y el 10 %, por la presión que implicó la detención de la mujer».

El juzgado de Ribeira que instruyó el caso reabre la causa

El Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 1 de Ribeira reabrió ayer el caso Diana Quer. Lo hizo nueve meses después, ya que el 19 de abril del pasado año el juez titular de la sala decretó su sobreseimiento al entender que no existían indicios de criminalidad frente a persona alguna, por lo que aseguró que era desproporcionado mantener el secreto de las actuaciones por más tiempo.

Una vez que la Guardia Civil detuvo a José Enrique Abuín Gey, el Chicle, y que este reconoció haber matado a la joven, la circunstancia que llevó a sobreseer la causa se vino abajo, así que ayer al mediodía el juez titular de la sala procedió a escribir el auto de reapertura.

Según apuntó el abogado del Chicle, José Ramón Sierra, de forma extraoficial, ha tenido conocimiento de que el Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 3, que lleva el supuesto intento de rapto en Boiro, podría inhibirse en favor del número 1. La Fiscalía afirmó también que actuará en coordinación con la sala que lleva el caso de Diana Quer. Según apuntaron, el ministerio público está personado en la causa «desde el principio».

La pena

De confirmarse que el Chicle violó a la joven, se enfrentará a la pena de prisión permanente revisable, aunque habrá que esperar a los resultados de la autopsia. Si no hubo abuso, la pena máxima serían 20 años de prisión, aunque podría recibir el tercer grado al cumplir dos tercios de la condena, a los 14 años. Si realmente la atropelló, se enfrentaría a 4 años de prisión, a los que habría que sumar agravantes como ocultación, obstrucción a la Justicia y reparación del daño.