Lugo, la incoherencia de los vetos políticos de En Marea y el BNG

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

EDGARDO

El apoyo a dirigentes catalanes imputados es contradictorio con lo hecho en el Concello y la Diputación lucenses

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Rubén Arroxo, portavoz del BNG en Lugo, anunció esta semana que está dispuesto a convertirse en alcalde. Y lo hizo sin reparar en que solo suma dos concejales de 25, que únicamente podría cumplir su anhelo mediante un pacto con PP y Ciudadanos, algo pecaminoso en su organización, y obviando que tanto él como Lugonovo, la franquicia local de En Marea, tienen alguna responsabilidad en el desgobierno de la ciudad amurallada.

En efecto, Lara Méndez es alcaldesa por accidente. No aspiraba al puesto cuando López Orozco la incluyó de número 3 de su lista con la finalidad de enviarla a la Diputación. No obstante, la decisión del BNG y Lugonovo de poner a Orozco en la picota por sus imputaciones judiciales, provocó que el bastón de mando le cayera a ella, merced al voto de las dos fuerzas de izquierda que ahora intentan precipitar su caída al retirarle la confianza.

Algo parecido ocurrió en otra institución clave, la Diputación de Lugo. La denuncia de un alcalde del PP bastó para que el aspirante socialista a la presidencia del ente provincial, Manuel Martínez, fuera imputado por prevaricación. Al BNG no parecieron importarle demasiado los matices ni el tufillo político que desprendía la autoría de la denuncia, pues actuó de pinza con el PP y se dispuso a practicar de nuevo su especialidad en la provincia: cortar cabezas de imputados del PSdeG, porque cuando tocan en las filas del BNG, el discurso gira y se hace mucho más complejo.

La falta de entendimiento entre socialistas y nacionalistas, junto con alguna decisión arriesgada tomada por el entonces líder del PSdeG, Gómez Besteiro, provocó que la Diputación cayera efímeramente en manos del PP, como habría ocurrido con la alcaldía de Lugo si Orozco no se hace a un lado. Eso sí, el caso contra Manuel Martínez fue archivado poco después al no hallarse «nada punible», y el BNG se limitó a silbar y a mirar a otro lado. Cuanto más tiempo pasa, más convicción tienen en el PSOE de que también Orozco saldrá exonerado. Y si ocurre, En Marea y el BNG silbarán de nuevo.

Claro que lo ocurrido en Cataluña cambia sustancialmente las cosas, descubre el doble rasero del BNG y de En Marea, y sitúa a estas dos formaciones ante el espejo de sus incoherencias. Por más que se empeñen en sostener que los imputados de Cataluña lo son por una causa que a sus ojos es justa, el discurso de vetar a un imputado por prevaricación en Lugo y aplaudir a otro por malversación en Barcelona ya no será creíble. Es más, algunos de los cargos políticos catalanes a los que se aplaude no solo son investigados, sino que están en prisión o en libertad con cargos por delitos muy graves (sedición, rebelión o malversación por administración desleal), insostenibles en la política gallega.

Lugo al lado de lo de Cataluña es menudencia. Lara Méndez sabe con quien le ha tocado bailar y por eso tomó el mismo camino que Xulio Ferreiro en A Coruña para intentar aprobar los presupuestos y dejar que Rubén Arroxo y otros se entretengan con cábalas. Una moción de censura puede dejarla fuera de juego. Pero el puesto hay que ganarlo, no heredarlo; y si logra aprobar las cuentas, saldrá reforzada.