Solo 87 de los 313 concellos empiezan el año con los presupuestos aprobados

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

fran brea

Quince ayuntamientos sin mayorías absolutas lograron acuerdos políticos a tiempo

29 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las elecciones municipales del 2015 dejaron un arco de representación que auguraba un panorama muy dependiente de los pactos de gobierno y de los llamados acuerdos puntuales. La amplia representación de concejales del Partido Popular (1.753) compensaba la suma de los ediles socialistas (1.039) y del BNG (468), pero en la escena local irrumpían nuevos actores desconocidos hasta entonces como las mareas (139 representantes) y otros 369 concejales nutridos esencialmente por formaciones independientes y escindidos. De aquella foto fija, que dejó descoloridas muchas mayorías absolutas, algunas históricas, se ha pasado a un ambiente político de sobresaltos permanentes, negociaciones y falta de estabilidad, que se refleja en la escasa capacidad de una gran mayoría de los ayuntamientos gallegos para gestionar sus presupuestos anuales, su herramienta básica de gestión.

Casi tres de cada cuatro, 224, van a empezar el año con las cuentas prorrogadas, y parece razonable establecer una conexión entre este desajuste y las dificultades para negociar entre partidos, ya estén integrados en los gobiernos o bien sobrevivan con respaldos puntuales, porque de los 87 que han cumplido, en 72 había mayorías absolutas, y solo en 15 se han sacado los siempre intensos plenos adelante con el voto o la abstención de dos o más partidos.

Ahora bien, las ya carísimas mayorías absolutas en Galicia tampoco garantizan puntualidad en la gestión presupuestaria, porque aunque son muchos más los gallegos que viven en un concello con gobierno en minoría -1,5 millones contra 1,1 millones, por el efecto sumatorio de las ciudades- lo cierto es que se registraron 215 mayorías, una cifra a la que contribuyen decisivamente las provincias menos pobladas, Lugo y Ourense.

Diferencias ideológicas

Entre los cumplidores con la recomendación de aprobar en pleno este punto estratégico antes del 31 de diciembre del año anterior hay que apuntar un tanto a los socialistas, que acaparan un tercio de los concellos que con mayoría o sin ella han superado ya el trámite. Y el análisis también refleja las dificultades que tiene el PP para encontrar aliados para formar gobierno primero, y para sacar adelante las cuentas al menos en cuatro ocasiones por mandato. En estos momentos, el único concello aplicado con un alcalde popular sin mayoría es el de Sanxenxo, bastón de mando que regresó hace escasos meses al feudo conservador.

Pero en ocasiones la ideología no es tan determinante. En el municipio coruñés de Toques, por ejemplo, el PSOE y el BNG suman cinco concejales por cuatro del PP, pero estos últimos también han dado el visto bueno a los presupuestos, que ya están listos. Y, en rigor, un buen puñado se han resistido a aparecer en la lista de cumplidores, pero lo cierto es que no necesitarán demasiadas semanas para sacar adelante este estratégico trámite que tantos quebraderos de cabeza genera a alcaldes y responsables de haciendas locales.

La falta de personal, clave

Los ayuntamientos con mayorías absolutas manejan tres argumentos para entrar en el 2018 sin cuentas. El primero y más probable, la falta de gestión, aunque nunca lo reconocerán. Otros achacan sus dificultades para ajustar los números a los retrasos que a su vez se producen en los presupuestos autonómicos y los del Estado, aunque las críticas tienen mayor o menor intensidad según sea el color de los partidos en el poder.

Pero en la razón que están de acuerdo casi todos es en la falta de personal, sobre todo en los municipios más pequeños. Los ayuntamientos gallegos de menos de 50.000 habitantes han adelgazado sus plantillas -cinco mil trabajadores y funcionarios menos desde el 2009- y en algunos casos se trata de personal esencial para la gestión de las cuentas o incluso para la celebración de plenos. Ante esta situación, la Xunta y la Fegamp han creado una bolsa de interinos para ir cubriendo ausencias de tesoreros e interventores municipales hasta que el Estado vaya sacando esas plazas. Mientras eso, se apañan con lo que tienen.

Con información de X. Gago, S. Garrido, Ana F. Cuba, J. Romero, A. Gerpe, N. R. Noguerol, E. Forján, C. Cortés, J. Varela, S. González, M. Cobas, M. Gago, R. Pérez, D. Vázquez, T. Silva y E. Araújo.

El alcalde socialista de Monforte pierde una moción de confianza ante la oposición local

El alcalde socialista de Monforte perdió ayer una moción de confianza que decidió plantear después de que la oposición tumbase su propuesta de presupuestos municipales para el año 2018. En el pleno que se celebró ayer, los únicos votos favorables fueron los de los seis concejales con los que gobierna José Tomé, en una corporación de diecisiete.

En contra de la moción de confianza votaron los cinco del PP y los cuatro no adscritos, escindidos del BNG hace unos meses. El único concejal que le queda al BNG después de la división de su grupo se abstuvo y la representante de Esperta Monforte, la marea local, no acudió al pleno. Ahora se abre un plazo de un mes durante el que la oposición puede tratar de plantear una moción de censura. En la práctica, no hay posibilidad de que una propuesta así prospere. Al margen de las dificultades políticas para que cuajase un acuerdo, los votos de los escindidos del Bloque no cuentan porque a efectos legales son tránsfugas.

Vigo y Pontevedra ya los tienen, y en Compostela y A Coruña están bien engrasados

La holgada mayoría de Abel Caballero (17 de 27 concejales) permitirá a los vigueses empezar el año con unas cuentas renovadas con 256 millones de euros que facilitan los ajustes, por ejemplo, en políticas sociales. Más modestas pero incluso más tempraneras fueron las cuentas de Pontevedra. El gobierno de Fernández Lores, sin mayoría pero con estabilidad en la corporación, manejará 75 millones. Una fluidez similar se va a dar en Santiago, donde el PSOE y el BNG van a facilitar este recurso al equipo de Martiño Noriega.

La ciudad de Lugo está enfangada en una moción de confianza vinculada a los presupuestos, una situación que ya padeció el coruñés Xulio Ferreiro el curso pasado y que no se va a repetir en este, ya que están en pleno proceso de aprobación. Ferrol vive en un bucle permanente sin la herramienta básica de gestión por la debilidad de su gobierno, mientras que en Ourense, la única gran urbe gobernada por el PP, el bloqueo sistemático a las cuentas ha sido el elemento clave en la vida política local.

La demora de las cuentas impide aplicar las subidas generalizadas

Aprobar las cuentas fuera de plazo es la tónica habitual en Galicia, pero esa normalidad tiene consecuencias para los administradores y también para los administrados. Saltarse a la torera la recomendación del artículo 169 de las haciendas locales implica que automáticamente se prorrogan las últimas aprobadas, lo que impide modificar o aumentar las inversiones en un entorno generalizado de crecimiento y de mayor recaudación de impuestos. La partida presupuestaria para un departamento puede repetirse para garantizar su funcionamiento, pero el gasto en una obra concreta no se puede repetir. La falta de presupuestos implica otros desajustes a la hora de cumplir con Hacienda, que puede castigar a los concellos menos rigurosos.