Feijoo y Caballero estrenan línea de diálogo, unidos por la financiación

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

GALICIA

Xoán A. Soler

El presidente anima al secretario general socialista a liderar la oposición, y este se presenta como la alternativa

27 dic 2017 . Actualizado a las 23:16 h.

Tres secretarios generales y dos presidentes de gestoras después, el nuevo timonel del PSdeG vuelve a presentarse ante el mismo presidente de la Xunta y a la vez patrón del PPdeG. El balance respecto a las fallidas relaciones anteriores parece positivo, al menos en lo cuantitativo: Alberto Núñez Feijoo y Gonzalo Caballero se encerraron durante tres horas y media en el despacho del primero para desgranar una docena de temas estratégicos para Galicia en los que, al menos, hubo muchas coincidencias en los diagnósticos. También existieron divergencias sobre los planteamientos y soluciones, pero incluso así, «desde a diferenza», el socialista vio posible encontrar espacios comunes para sacar adelante iniciativas «en clave de país».

Si el objetivo era estrenar el diálogo en una atmósfera cordial, las relaciones con el Estado y la financiación autonómica se prestaba como tema propicio para que fluyese el consenso. Y así sucedió. La postura de Feijoo es conocida desde que se abrió el melón hace casi un año en la Conferencia de Presidentes -recibir fondos por el gasto real de los ciudadanos, tener en cuenta el coste sanitario, la dispersión o el envejecimiento-, y el secretario general socialista firmó debajo. Ahora bien, con el condicionante de que la negociación con estos parámetros garantice que Galicia pueda mirar hacia arriba en la recepción de recursos y que su posición relativa respecto a otras comunidades no se deteriore. Para ampliar el ambiente de concordia y transparencia en este aspecto, Feijoo le entregó a Caballero los documentos que sobre este asunto han sellado conjuntamente los presidentes de Galicia, Castilla y León y Asturias, este último el socialista Javier Fernández.

La crisis demográfica, que tanto determina la financiación autonómica, se trató aparte, y el listón del entendimiento siguió intacto. De hecho, el presidente adelantó su intención de desarrollar en los próximos meses en la Cámara gallega una ley de impulso demográfico en la que los socialistas se han mostrado receptivos a participar activamente.

Ambos pusieron también en el contenedor de los grandes acuerdos la política forestal, y a pesar de que será uno de los grandes asuntos de porfía del 2018 en O Hórreo, sí coincidieron en la necesidad de alcanzar una posición «de país», la expresión más utilizada por el socialista al interpretar el encuentro.

De momento, mientras no corra la lista de Pontevedra del PSdeG, la colaboración que pueda prestar Caballero -iba de número 5- será extraparlamentaria. Pero aún así, Feijoo le hizo una invitación a liderar la oposición -En Marea tiene los mismos escaños, 14, pero más votos-, y le enseñó el camino que a su juicio debe tomar: el de los acuerdos con el Gobierno en los temas de interés general. El presidente aclaró que su grupo parlamentario, con mayoría, no necesita expresamente los apoyos de otros partidos para sacar proyectos adelante, pero sí interpreta que una actitud dialogante que supere el «non a todo» ayudará a los socialdemócratas a recuperarse en Galicia con un líder al que el Gobierno «non vai poñer obstáculos», sostuvo Feijoo. La invitación del presidente a desmarcarse de En Marea y del BNG llevaba algo de veneno, pero él mismo ofreció el antídoto. «Se quere liderar Galicia ten que liderar a oposición, porque non hai tres presidentes da Xunta», reflexionó.

Caballero, que entraba por primera vez en el complejo administrativo de San Caetano, se mostró respetuoso al hacer interpretaciones sobre el cónclave, pero dejó recado: él es la «alternativa de esquerdas». Y se marchó convencido de que había dado un paso importante hacia una relación de «normalidade» que Pachi Vázquez o Gómez Besteiro nunca alcanzaron, si bien en aquellos momentos la corrupción estaba en el centro del debate y las trincheras eran más profundas.

La cordialidad no impidió deslizar reivindicaciones, críticas y pruebas de influencia

Con finura y cintura dialéctica, Gonzalo Caballero también logró transmitir un alto nivel de discrepancia ideológica en asuntos «transversais» pero que requieren un «diálogo leal», dos palabras en las que coincidieron ambos dirigentes, que comparecieron por separado. Entre estos temas, el socialista citó la dotación de recursos para luchar contra la violencia machista o las políticas económicas para activar la creación de empleo, iniciativas en las que ve «deficitaria» la aportación de los agentes sociales, dando a entender que es el Gobierno el que no cuenta con ellos. Por eso pidió un «xiro» en las cuestiones que están pegadas a la calle, como la gestión de las listas de espera sanitarias, las plazas en las escuelas infantiles públicas o el apoyo decidido a la conciliación.

El mapa de las emergencias

Feijoo, por su parte, también buscó la complicidad y midió la influencia del nuevo líder del PSdeG para avanzar en el nuevo mapa de emergencias de Galicia, para el que la Xunta ha demandado la colaboración de los municipios y de las diputaciones, tres de ellas controladas por los socialistas con respaldo de otras fuerzas. En materia de infraestructuras, Caballero conoció de primera mano lo que el presidente viene argumentando en las últimas semanas sobre la subida de los peajes de la AP-9, de la que responsabiliza mayormente al Gobierno en funciones de Zapatero, y también se pusieron al día sobre la situación del AVE y de las gestiones por el corredor noroeste ferroviario de mercancías.

Y el socialista, en tono reivindicativo, le recordó al jefe del Ejecutivo la ley de medios públicos para articular la elección del director de la CRTVG en el Parlamento, la constitución del consejo de informativos o la redacción del estatuto de personal.