El PP, con los peores resultados de su historia, velará por que se cumpla la ley

Francisco Balado Fontenla
Fran balado MADRID / LA VOZ

GALICIA

Quique García | EFE

Rajoy reúne el comité ejecutivo nacional para analizar sus pésimos tres escaños

22 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Génova vivió una de sus peores noches en los últimos años. Casi hasta el mismo cierre de los colegios electorales intentaron agarrarse al discurso de que nunca se les trata bien en los sondeos, pero en el fondo eran plenamente conscientes de que a lo que se estaban agarrando no era más que a un clavo ardiendo. Tan pronto como empezó el recuento comprobaron que esta vez los peores pronósticos sí se iban a cumplir. El batacazo no tiene justificación. El PP obtiene tres pobres escaños y se convierte en la fuerza menos votada del Parlamento catalán. Respecto a los comicios del 2015, pierden ocho de los once diputados. Los resultados son tan enrevesados que no logran grupo parlamentario propio y, en principio, tendrán que integrarse en el mixto, nada más y nada menos que con los antisistema de la CUP. Son, de largo, los peores números de su historia. La mitad de los seis escaños de Alianza Popular en 1988.

Rajoy siguió el recuento en Génova con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor y la cúpula del PP: Cospedal, Maíllo o Maroto. Pero ayer le tocó salir a torear al vicesecretario Pablo Casado. Reconoció que los resultados «no eran los esperados», aunque intentó trasladar un mensaje de «tranquilidad», porque «la democracia funciona» y su partido y el Gobierno seguirán velando por el cumplimiento de la ley. Para intentar justificar este descalabro, el joven dirigente consideró que hubo «una concentración del voto en el partido constitucionalista que más escaños tenía». 

Comité ejecutivo nacional

Para hoy está convocado el comité ejecutivo nacional, y aunque Rajoy buscará un cierre de filas, lo cierto es que se promete movido. Está citado Xavier García Albiol, sobre el que se rumoreó un posible cese a modo de cortafuegos que inmediatamente desmintió la dirección del PP en Madrid. Pero también acudirán todos los pesos pesados del partido. Tras un tiempo de paz vuelve a sonar de fondo, aunque todavía algo lejano, el ruido que hacen los cuchillos cuando son afilados. Hay tenues voces que señalan al presidente del Gobierno como culpable, por haber empleado el 155 con tanta demora y por haber convocado las elecciones con tanta premura; sin intención ni tiempo para desarticular los mecanismos que vertebran el independentismo.

Falta mucho para digerir estos penosos resultados, pero ante la posibilidad de que el puñetazo sobre la mesa de Ciudadanos pueda extenderse al resto del país, en el PP se esfuerzan en transmitir calma diciendo que estas elecciones se han celebrado en un territorio determinado y dentro de un contexto muy concreto. «Somos y seguiremos siendo la primera fuerza de España», había proclamado Rajoy en su discurso de la cena navideña del PP de Madrid. Ayer no habló.

La lectura interna es que han pagado el pato por ser el partido de un Gobierno sostenido por un Parlamento débil. A nadie se le escapa que, si a los populares les hubiera tocado esta crisis territorial en la oposición, su discurso hubiese sido más agresivo. Pero les coincidió en la Moncloa, y Rajoy tuvo que esperar al sí del titubeante Pedro Sánchez para desempolvar el 155. En ese precioso tiempo, aprovechado a la perfección por Ciudadanos, les volaron buena parte de los votantes que los habían apoyado en el 2015 y que estas elecciones han decidido cambiar. En una comida con periodistas, Albiol atendió a una pregunta de La Voz de Galicia al respecto. ¿Se siente atado en corto por Madrid? Su respuesta fue un no. «En el Gobierno nos han escuchado siempre y estoy muy satisfecho». Desde el cubierto de enfrente no perdía detalle el vicesecretario del partido, Martínez Maíllo, pero lo cierto es que acabó admitiendo que se trataba de «un reproche histórico» y que «en alguna decisión de un ministro» no han coincidido. Un hándicap con el que no ha contado Ciudadanos. El otro gran lastre con el que tampoco cuentan los naranjas, si cabe, lo es más todavía: una marca contaminada.

Albiol felicita a Ciudadanos por su triunfo, pero dice que ellos no son una moda

Tan pronto como se fueron confirmando los pésimos resultados del PP en Cataluña, en un primer momento planeó sobre el aire una posible dimisión de su candidato, Xavier García Albiol; algo que quedó descartado tras su comparecencia en una de sus noches más tristes, como él mismo admitió. «Hay días que son buenos y otros que no lo son tanto. Hoy es un día malo», reconoció.

Tras felicitar a C's y agradecer el apoyo de sus votantes, Albiol dijo que se trataba de «un día malo para el PP, por los resultados, pero sobre todo por el futuro de Cataluña», que contemplaba con «mucha preocupación» en lo social y en lo económico por una más que evidente mayoría independentista en el parlamento. 

Orgulloso de sus siglas

Xavier García Albiol también aprovechó su comparecencia para cargar contra Ciudadanos. «Es cierto que hoy ha ganado, pero es igualmente cierto que han fracasado aquellos que estaban apelando al voto útil», dijo. «Tendrán alegría durante cinco minutos, pero ellos, igual que nosotros, estaremos en la oposición. Al menos durante algunos meses», intentó consolarse. También reivindicó las siglas de su partido, que trató de alejar de modas pasajeras: «Me siento muy orgulloso. Nosotros no somos fruto de unas circunstancias positivas. Llevamos 30 años defendiendo a los catalanes». Tan pronto como finalizaron sus palabras, perdió uno de sus cuatro escaños.