Un militar de misión en Kosovo en el 2000 contrajo hepatitis en el barbero

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

JOSE LUIS GONZALEZ | Reuters

La Justicia acaba de reconocer que la enfermedad es debida a su labor profesional

19 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Diecisiete años después de que la Brilat hubiese concluido con éxito lo que fue su primer despliegue internacional en Kosovo, el cuarto que llevaban a cabo en los Balcanes, la Justicia acaba de reconocer que un capitán pontevedrés contrajo allí la hepatitis C. De este modo, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia revoca la resolución de la Subsecretaría de Defensa que estimó la insuficiencia de condiciones psicofísicas del militar fue «ajena a acto de servicio». En su lugar, la sala de lo contencioso mantiene que se produjo «con ocasión del desempeño de su servicio profesional desarrollado en Kosovo».

Según sostuvo el capitán de la Brilat durante el proceso judicial, durante esta misión, «las labores de barbería y peluquería eran realizadas por una persona de la zona que regularmente acudía, para tal fin, todas las semanas a la base». Precisó que «empleaba una navaja para el afeitado de las zonas posteriores del cuello que era reutilizada sin guardar las mínimas exigencias de desinfección y esterilización».

De este modo, si el operativo internacional concluyó el 29 de septiembre del 2000, fue en enero del 2001 cuando fue sometido a unos análisis que revelaron un incremento de las transaminasas. Inicialmente dio negativo para hepatitis A y B, si bien el seguimiento al que fue sometido en el Complejo Hospitalario de Pontevedra finalmente arrojó un resultado positivo por hepatitis C.

En la sentencia del TSXG, que es recurrible ante el Supremo, se reconoce que el militar «no ha logrado esgrimir una prueba terminante y concluyente que evidencie la directa relación de causalidad entre la prestación de su servicio profesional y la enfermedad que dice derivar de la misma». No obstante, entiende que la prueba indiciaria cobra «especial relieve hasta el punto de estimarse bastante para hacer creíble la versión del demandante».

Además, los magistrados contaron con el testimonio de una doctora que concluyó que «el uso de material de barbería probablemente contaminado [fue] el vehículo transmisor de la infección». Precisó que basta una sola contaminación para que la infección se contraiga, toda vez que la navaja en contacto con el cuello fue un factor de riesgo.

Deportista, sin tatuajes ni pírsines, se tuvo que someter a un trasplante hepático

La misión de Kosovo supuso un giro de 180 grados en la vida de este capitán de la Brilat. No fumador, sin hábitos de consumo de alcohol, aficionado a la práctica regular de deportes y sin tatuajes ni pírsines, los análisis a los que se sometió antes de desplegarse en los Balcanes dieron un resultado normal. De hecho, fue declarado apto en el reconocimiento médico previo a esta misión humanitaria.

Sin embargo, meses después saltaron las alarmas. La evolución de la hepatitis C derivó a tal punto que, a principios del 2014, tuvo que ser sometido a un trasplante hepático. En la actualidad, aún padece secuelas derivadas, en gran medida, de una serie de complicaciones postrasplante.

La doctora que compareció en la vista oral precisó, a este respecto, que «la evolución natural del VHC suele ser de diez a veinte años, aun cuando pueden concurrir factores que aceleren su progresión».

Defensa ni siquiera intentó justificar el empleo de material esterilizado

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), en cierta manera, reprocha la actitud de Defensa en este procedimiento, ya que se situó «en posición de pasividad sabedora de que la falta de acreditación de la causalidad [...] le iba a proporcionar el triunfo en el conflicto suscitado». Añade también que la Administración «bien pudo, al menos, intentar justificar la correcta utilización y empleo de material de peluquería esterilizado» antes de declarar que la insuficiencia de condiciones psicofísicas fue ajena a acto de servicio. Esta catalogación tiene cinco niveles, pero solo es en el último cuando se considera que el militar no es apto para el servicio y se determina su retirada de la carrera profesional. En los casos en que esta situación deriva del acto de servicio tendrá derecho al cobro de una pensión extraordinaria.