La buena relación tejida entre Feijoo y Fernández con el «tax lease» se hará valer con el debate de la financiación
17 dic 2017 . Actualizado a las 14:51 h.Empezaron con mal pie y mirándose de soslayo. En la primavera del 2012, el socialista Javier Fernández se batía el cobre como candidato en las elecciones asturianas y vio cómo Feijoo se le plantaba en Gijón para apoyar a la aspirante del PP, así que pocos meses más tarde se encargó de devolver el golpe, ya convertido en presidente del Principado, adentrándose en Ribadeo para arropar en un mitin a Pachi Vázquez. Todo cambió a partir del viaje que Fernández y Feijoo hicieron a Bruselas, junto al lehendakari Íñigo Urkullu, para defender el sector naval.
La pelea por el tax lease permitió fraguar una relación de confianza a ambos lados del Eo, que al año siguiente se amplió un poco más con la defensa de Alcoa enarbolada ante Madrid. Y ahora la entente galaico-asturiana está ya bien engrasada para combatir el ninguneo político del noroeste, pues el presidente gallego y el asturiano volvieron a refrendar esta misma semana en Ribadeo su vocación de hacer valer con una voz sus intereses comunes, que empiezan con la conexión de los principales puertos al corredor atlántico de la red transeuropea de transportes, continúan con las recetas para hacer frente al declive demográfico y, sobre todo, con los principios compartidos por estas dos comunidades, junto a otras seis más del régimen común, en el debate de la financiación autonómica.
Rajoy ya dejó claro que, al no tener asegurado de antemano el soporte de una mayoría parlamentaria, su propósito es el de pactar el nuevo modelo de financiación autonómica con el PSOE, así que la entente entre Feijoo y Fernández puede actuar como una cobaya de laboratorio en esta tarea política, erigiéndose a la vez en una voz autorizada para hablar de valores como la política de solidaridad y de cohesión territorial o del acceso de los ciudadanos a los servicios básicos en igualdad de condiciones.
El presidente asturiano ya advirtió en Ribadeo que, de llegarse a un acuerdo, este va a ser el primer sistema de financiación autonómica que se apruebe sin que exista un incremento apreciable de los recursos disponibles, debido a que el Estado deberá destinar más reservas al pago de la onerosa deuda pública.
Y este es un gran hándicap para hacer cuadrar todos los números, sabiendo de partida que los territorios forales hacen sus cuentas fuera de las mesas comunes de la Conferencia de Presidentes y del Consejo de Política Fiscal y Financiera, y que la Comunidad Valenciana, Murcia o Cataluña llevan tiempo tocando la corneta para hacer saber que son territorios infrafinanciados.
La discusión sobre la financiación va a ser un pulso, más que entre comunidades del PP (cinco) y del PSOE (siete), entre el eje Mediterráneo y las comunidades del norte y el oeste. Y en ese esquema de juego es donde tiene valor la alianza galaico-asturiana, ampliada a Castilla y León, que a Feijoo, aplomado en su mayoría absoluta, le permite asomar la cabeza en la política de Estado y quitarle a Albert Rivera el monopolio que pretende construir con la defensa de la igualdad y la solidaridad entre los españoles.