Inversiones millonarias para inmuebles que nunca han llegado a usarse

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Antonio Cortés Santos

La lista de los edificios que languidecen en Galicia no es corta

27 nov 2017 . Actualizado a las 19:16 h.

La lista de los edificios que languidecen en Galicia no es corta: la terminal vieja del aeropuerto de Santiago, seis años en compás de espera. La ETEA, antiguas instalaciones militares en Teis, en las que se ha proyectado un complejo de investigaciones marinas. El edificio de Aduanas y la antigua sede de Hacienda en Ferrol, que están en compás de espera desde que en el 2006 los servicios que acogían se trasladaron a la zona de Telleiras, además del de la antigua comandancia naval, cedido por Defensa en el 2007 y todavía sin uso definido. O la antigua sede del INEM en A Estrada, que este año cumple diez de abandono sin visos de reforma.

Y además están las cárceles. La de Ourense pasó a ser propiedad del Concello en el 2001 y desde entonces se han barajado diversos proyectos, como la creación de un balneario. La de A Coruña, tras años de abandono, volverá a abrir en unos meses, no sin polémica, para usos socioculturales.

Eso en cuanto a lo que llegó a usarse, porque por la geografía gallega hay también ejemplos de nuevos edificios que o fueron infrautilizados o nunca llegaron a estrenarse. Es el caso del Centro Comarcal de Ordes, un edificio que se construyó en el 2001 y para el que se ha propuesto que sea sede de la Mancomunidade de Ordes y también de un vivero empresarial. En Monforte, el Concello, la Xunta y la UE se gastaron casi medio millón de euros en edificios que no se usan en la zona de As Lamas. En los últimos 30 años se construyeron al menos una decena de instalaciones. Solo permanecen operativos el campo de vuelo para avionetas y ultraligeros y la pista de prácticas para autoescuelas.

En A Estrada se invirtieron 600.000 euros para la construcción de un centro ictiogénico que ni se estrenó. Fue construido por Unión Fenosa en el marco del pacto ambiental con la Xunta y se suponía que iba a dedicarse a la cría del salmón para la repoblación del Ulla, gestionado por la Consellería de Medio Ambiente. Doce años después, y tras varios anuncios de cómo iba a usarse, está cubierto por la maleza.

Con las aportaciones de M. Ascón, C. Barral, C. Cortés, D. Cela. S. Varela, R. García y R. Pita