La biblioteca de Historia de Santiago, a la búsqueda de la conciliación de horarios con las visitas
GALICIA
Los estudiantes piden que se organice ese ir y venir de visitantes en el emblemático edificio compostelado, porque en época de exámenes es difícil concentrarse
08 nov 2017 . Actualizado a las 17:39 h.Se abre una y otra vez la puerta de una de las bibliotecas más impresionantes que existen. Y pasan. Pueden pasar en grupos de más de veinte, precedidos por un guía que les cuenta, seguro, que Carlos III decretó la expulsión de los jesuitas y que en su propiedad ubicó la sede de la cinco veces centenaria Universidade de Santiago. Y que ese edificio, con el paso de los años y el crecimiento de la universidad, pasó a ser la actual Facultade de Xeografía e Historia. También pueden ser dos, tres, cinco. Uno solo. Lo han leído en la guía que dice qué hay que visitar sí o sí. Y van. Claro que van a visitar la sala de lectura que siempre está en la lista de las más bellas del mundo.
Pero bella o no, es una biblioteca. Una biblioteca universitaria. Que usan estudiantes e investigadores universitarios. Que piden que se organice ese ir y venir de visitantes, porque a veces, sobre todo en época de exámenes, es difícil concentrarse. Esta situación ya había sido detectada por la propia institución, que lleva hablando unas semanas del asunto para buscar una solución que compatibilice usos. Porque «ás veces interrompen o clima de silencio que hai», explica Alfonso Armesto, estudiante de Historia y portavoz de Acción Universitaria, la organización estudiantil que ha canalizado una conversación que se ha dado ya varias veces en los pasillos de la facultad: hay que poner horarios.
Hay que poner horarios de visita porque en ocasiones, dicen, los turistas hablan. Porque no conocen las normas de uso de la biblioteca. Porque el goteo es constante. Porque se oyen los chasquidos de las cámaras fotográficas a lo largo de toda la jornada. Porque al caminar, el suelo cruje bajo sus pies y así es difícil concentrarse. Porque las visitas muchas veces son al mismo tiempo que los exámenes finales.
«Non se trata de prohibir»
«Obviamente non se trata de prohibir a visita aos turistas», matiza Armesto, sino de que «o decanato comece a regular horarios» y que esos horarios estén especificados en la propia facultad. Ya tienen una propuesta, realizada teniendo en cuenta las horas en las que hay menos universitarios trabajando en la biblioteca: entre las 8 y las 10 de la mañana, de 14 a 16 horas y desde las 20 horas hasta el cierre de la instalación, fijado a las 21.30 horas. Todo, de lunes a viernes. También aprovecharán para reivindicar una serie de mejoras para los estudiantes. Según dicen, la wifi de la sala de lectura no es capaz de soportar una gran cantidad de conexiones, con lo que puede ocurrir que en épocas de lleno -como los exámenes- el sistema se caiga, dejando sin conexión a Internet a los presentes.
Asimismo, reclaman mejoras en la instalación eléctrica. Alfonso Armesto explica que también se han dado apagones que, en la edad de oro de la enseñanza a través de nuevas tecnologías «impiden cargar o ordenador, co cal tes que ir para a casa a traballar».
El objetivo es, ante todo, conciliar, porque la Facultade de Historia es patrimonio universitario, pero también de la ciudad. Y la dificultad estriba principalmente en que es imposible controlar esas visitas particulares de dos, tres o cuatro personas que han leído en una guía que Historia es uno de los lugares imprescindibles en su viaje.
En principio los responsables de la Universidade compostelana han llegado a la misma conclusión que los alumnos. La mejor solución para que todos puedan disfrutar de esa biblioteca es fijar un horario de visitas, a diario o restringir el paso de turistas a unos días concretos de la semana. Todo depende de las conclusiones a las que lleguen tras estudiar las horas de máxima afluencia en la sala de lectura que utilizan a diario los cientos de estudiantes de la facultad compostelana.