Julio Sacristán: «Me han hecho mucho la cama»

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CESAR QUIAN

El alcalde dimisionario de Culleredo afirma que se sintió desplazado en el PSdeG por González Formoso y que eso le generó un «estrés galopante»

26 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Julio Sacristán (Valladolid, 1953) tiene el teléfono colapsado. Su adiós anticipado al cargo de alcalde de Culleredo multiplicó las llamadas y mensajes a este profesor de Formación Profesional que pasó los últimos 34 años como alcalde del municipio en el que se instaló a finales de la década de los setenta. Ahora, pasará las riendas del Concello a su compañero José Ramón Rioboo. Hasta el presidente de la Xunta lo llamó ayer por la tarde para darle las gracias por su trabajo «y para decirme lo importante que es saber irse antes de que te echen». La llamada de Feijoo, «como la de muchos otros con los que no comparto ni ideas ni militancia», fue de las que más ilusión le hizo. En su adiós no le faltó un recuerdo para el difunto Celestino Poza, con quien empezó su andadura política, para Josep Borrell, «que me ayudó mucho», y a Valeriano Baíllo.

-¿Por qué ahora?

-Lo llevaba meditando mucho tiempo, y ahora se dan las condiciones ideales. Dentro del partido hay un consenso amplio y se inicia una etapa de renovación en todos los ámbitos de la que Culleredo no se puede quedar al margen. Y yo no puedo, ni quiero, ser un obstáculo en la trayectoria de muchos compañeros que tienen cosas que aportar.

-¿Se sentía un estorbo?

-En cierto modo, diría que algunos podrían verme como un tapón. Así se lo dije a Gonzalo Caballero cuando le comuniqué que me retiraba.

-¿Qué le dijo el nuevo líder del socialismo gallego?

-Que respetaba mi decisión. Me preguntó por las causas, y yo le expliqué un poco el estado de la situación en A Coruña. Le dije que en los últimos tiempos sentía que me habían hecho la cama bastante y que no podía seguir así, porque eso me ha generado una situación de estrés galopante y de tensión que tampoco era demasiado buena para mi salud. ¿Grave? Afortunadamente, no.

-¿A qué y a quién se refiere?

-Quizá algunas personas entendieron que por mi carácter dialogante y porque no soy de dar puñetazos en la mesa se podían rebasar determinados límites. Pero yo no estoy dispuesto a ello y así se lo explique a Gonzalo Caballero. Le dije que había sufrido mucho y que no me encontraba en condiciones de continuar.

-¿Su enfrentamiento es con el presidente de la Diputación de A Coruña, González Formoso?

-Es cierto que, a raíz de las primarias, la confianza y el diálogo entre algún sector del partido y yo se había deteriorado, como se pudo ver cuando me desplazaron del comité de campaña, pero no se trata de personalizar. El socialismo gallego abre una nueva etapa en la que yo voy a seguir trabajando como un militante más.

-En su adiós dijo que el PSOE está muy verde para las primarias.

-Sí. Yo estoy a favor de la elección directa de los cargos, quizá con un sistema de doble vuelta, pero tenemos que aprender a superar las posibles diferencias una vez que terminan los procesos internos. No pueden ser la semilla de la discordia para alimentar nuevas discrepancias, enfrentamientos o venganzas.

-¿Cómo ve a Gonzalo Caballero?

-Tiene discurso, empuje y fuerza. Va a depender de que sea capaz de unir al partido, pero le veo posibilidades de convertir al PSdeG en una verdadera alternativa de poder a corto plazo.

-¿Y a Pedro Sánchez?

-Como sabe, fui uno de los primeros en apostar por él, tanto en su primera aparición como en el retorno. Lo que pasa es que con lo de Cataluña es muy difícil de saber qué puede pasar en España a medio plazo. Sí ha conseguido afianzar el partido como segunda fuerza, y creo que en esta etapa ha aprendido a unir. Deseo verlo como presidente.

-¿Y a partir de ahora qué hará?

-Cuidar a la familia, que se lo merece después de tantos años, leer muchos de los libros y revistas que tengo apiladas por falta de tiempo, cultivar mi pequeño huerto y jugar a las cartas. Me voy en el mejor momento.