Los alcaldes ven en la guía de colores un freno a los «desastres paisaxísticos»

Juan María Capeáns Garrido
JUAN CAPEÁNS SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Oscar Vazquez

La Fegamp admite que su éxito dependerá del compromiso de los gestores públicos

26 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Administraciones locales, provinciales y autonómicas; profesionales de la arquitectura y el urbanismo, y los ciudadanos gallegos en general son, por el orden que se quiera, los destinatarios finales de la Guía de cores e materiais presentada por la Consellería de Medio Ambiente y con la que se fijan por primera vez criterios objetivos y orientativos sobre el acabado de los elementos exteriores de las construcciones en Galicia.

Dentro del universo de actores apelado en este amplio trabajo elaborado por el Colexio de Arquitectos y a disposición de los gallegos desde esta semana, el nivel municipal es un eslabón estratégico en la cadena del paisaje antrópico, en el que se manifiesta la mano del hombre. La Federación Galega de Municipios e Provincias ha realizado una primera incursión en los doce tomos que desgranan la estética exterior de las edificaciones por áreas, con sus recomendaciones de colores, materiales y también de sus combinaciones. Y la opinión de los alcaldes es positiva, aunque con dudas. La Fegamp entiende que los arquitectos gallegos han abordado un «traballo comprensivo sobre o territorio que permite ter unha imaxe global das construcións» tras años en los que hubo «moitos desastres paisaxísticos», de ahí que considere correcto que Galicia se plantee un documento con carácter homogeneizador de los criterios estéticos.

Oficinas de urbanismo

Los alcaldes, que están estudiando individualmente las propuestas de la guía para sus zonas de influencia, están convencidos de la utilidad de esta, y admiten que servirá de «apoio» para las oficinas municipales de urbanismo, en las que recae la responsabilidad de aplicar las normas obligatorias y que ahora van a contar con una herramienta para hacer sugerencias a sus vecinos. «Isto vai axudar a harmonizar as construcións, a conservar as xa existentes e tamén a facer que estas se leven a cabo en concordancia coa paisaxe na que se constrúen», afirman desde el organismo presidido por el alcalde de Valdeorras, Alfredo García (PSOE).

Las alabanzas contenidas en el plano teórico se convierten en dudas cuando se trata de medir el impacto real que va a tener la guía en el devenir del paisaje urbano o rural en las próximas décadas. Su aplicación, sostienen desde la federación, «dependerá do compromiso dos xestores públicos», cuestión que «haberá que ir vendo» por cuanto se trata de recomendaciones y su aplicación es voluntaria.

Pautas, no normas

Sobre esta condición orientativa insisten desde el Colexio de Arquitectos, cuyo decano, Antonio Maroño, percibe dificultades para convertir la sugerencia en norma. De hecho, el responsable último del vasto trabajo ha señalado que el objetivo es que este documento pueda llegar a influir en los planes generales de los concellos, sin que necesariamente se convierta en una biblia urbanística: «La guía hace un análisis de la situación y ofrece pautas sobre cómo intervenir, y yo creo que a partir de ahora vamos a mirar más lo que arreglamos y cómo lo hacemos», dice el representante de los profesionales.

Ahora bien, Maroño insiste en que los buenos arquitectos ya son sensibles con el entorno que los rodea a la hora de intervenir.

Cinco grupos trabajan en la redacción de la Infraestructura Verde de Galicia

La directora del Instituto de Estudos do Territorio, Inés Santé, explicó en una jornada técnica en Madrid que el siguiente reto normativo al que se enfrenta el organismo dependiente de la Xunta es la redacción de la Infraestructura Verde de Galicia. En este proyecto, que busca la conectividad y protección de los ecosistemas naturales, su abastecimiento y la ordenación de los servicios culturales, están trabando cinco grupos de investigación. Santé puso de relieve en este encuentro los esfuerzos que se están realizando en Galicia en materia de producción cartográfica y topográfica, cuya base recoge 35.596 entidades de población, 1,4 millones de edificaciones y 7.000 elementos patrimoniales.