El edificio allanado en A Coruña no tenía licencia de primera ocupación

Brais Capelán A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

EDUARDO PEREZ

El promotor asegura que este fue el motivo por el que no se llegó a habitar

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el número 5 de la calle Paz de A Coruña nunca llegó a vivir nadie. Esa es la teoría, pero la realidad es que allí residen desde hace medio año un número indeterminado de okupas y sus «cinco o seis» perros. Según los vecinos, apenas causan «mayores molestias, pero los canes son ruidosos, sobre todo por las noches, cuando sí se escucha algo más». Además, residentes de un bloque que conecta con la casa okupada por el patio se quejan del «fuerte olor» que provocan los animales.

El edificio, situado en el barrio de Os Mallos, está sin estrenar debido a que el Ayuntamiento no llegó a conceder a la promotora la licencia de primera ocupación. Así lo ha confirmado uno de los responsables de la obra, que no ha querido valorar la situación actual del inmueble. Una vez finalizados los trabajos que dotaron al edificio de cinco plantas y diez viviendas unifamiliares de todo lo necesario para su ocupación, las trabas administrativas fueron retrasando su estreno hasta suspenderlo definitivamente. Su promotor asegura que ese trámite fue el que impidió que fuese habitado legalmente.

Un robo fue el detonante

Durante el verano del pasado año, y ante el visible estado de abandono que se apreciaba desde la calle, «entraron a robar» en los pisos y el bajo comercial del edificio. «Saquearon todo. Se llevaron los electrodomésticos ya instalados e, incluso, las ventanas», cuenta un residente. Por ello los okupas han colocado tablas de madera para anclar lonas y mantas que los protejan del frio.

Tras aquel robo poco cambió en el número 5 de la calle Paz. Los propietarios del inmueble taparon el agujero que los cacos habían hecho en la puerta de entrada, pero no tapiaron ni tomaron mayores medidas de seguridad. El desamparo en el que se encontraba el edificio desde entonces no pasó desapercibido para los okupas, que en marzo terminaron de romper la maltrecha puerta y se instalaron en uno de los dos pisos de la primera planta. Al edificio solo es posible acceder si alguien abre la puerta desde dentro, pues está sin pomo y sin cerradura. «Seguramente la tengan asegurada desde el otro lado», presupone un vecino.

Desde entonces, los okupas han ido extendiéndose por las instalaciones, piso a piso, para tomar, finalmente, el edificio al completo. Hace unos meses, tal y como afirmaban residentes en la zona, se aseaban en una furgoneta que uno de los okupas tenía aparcada en una calle cercana. «No tenían agua y salían fuera a lavarse, pero ahora ya tienen, y también luz, pero no sabemos de dónde la han pinchado», señala otro vecino.

Retraso en las licencias

Pese a que el promotor de la obra no ha aclarado si la tramitación de la licencia municipal se había retrasado, son muchas las voces que reprochan al actual gobierno local la lentitud en la concesión de permisos urbanísticos. Empresarios, constructores y promotores -además de todos los partidos de la oposición- alertaban en mayo, cuando todavía se gestionaban licencias del 2015, de los problemas económicos que esto acarreaba.