El censo gallego de perros se dispara en más de 120.000 en solo dos años

María cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

ANGEL MANSO

Las cifras muestran un cambio cultural que se refleja en leyes, negocios y servicios

06 sep 2019 . Actualizado a las 22:21 h.

Un grupo de perros juega en el parque de la Maestranza, en el entorno del rectorado coruñés. Algunos son viejos conocidos. Hacen pandilla. No solo los canes, también sus dueños. Al menos mientras ven cómo sus mascotas disfrutan de la salida. Esa escena fue recogida en el concello de Galicia con menos volumen de perros por cada mil habitantes (87,65). Unida al incremento en Galicia, y también en el resto de España, de cafeterías o restaurantes autodefinidos como petfriendly (amigos de las mascotas), constata un cambio sociológico avalado también por las cifras. En el 2015, por ejemplo, los perros que estaban inscritos en el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (Regiac) era de algo más de 343.000. Ahora, los datos que maneja la Consellería de Medio Ambiente muestran que la cantidad se ha incrementado hasta los 470.468.

No solo ha crecido el número porque la población empieza a cumplir la normativa, también porque cada vez más familias ponen un perro en su vida. Además, a los datos del censo hay que añadir también los animales que no tienen chip. Con todo, solo teniendo en cuenta los que están identificados hay uno por cada 5,7 gallegos. La proporción en otras comunidades como Cataluña es de 23,7 o en Canarias es de 6,3.

Concellos con más canes

En Galicia, las ciudades con mayor densidad de perros por habitante son Pontevedra (149,04 canes por cada mil habitantes) o Lugo (148,99 por cada mil). Pero los concellos con mayor población canina en relación al número de vecinos son Agolada (713,6 por cada mil) o Verea (658,19), lugares donde la caza está muy arraigada.

¿A qué responde esta tendencia? «No me he encontrado con teorías que expliquen lo que está sucediendo, aunque parece que todo lo que está ocurriendo es más un movimento urbano que rural», dice la socióloga Carmen Lamela.

«El hecho de que haya cada vez más perros con chip (obligatorio en Galicia para canes, gatos o hurones) muestra un cambio de mentalidad en la población ,porque cuando alguien identifica al perro muestra, a priori, su intención es de no abandonarlo. No puede generalizarse, pero al menos podemos presuponer el hecho», explica la directora xeral de Patrimonio Natural de la Consellería de Medio Ambiente, Ana Díaz.

La modificación de la antigua norma de bienestar animal de 1993 era, por tanto, una urgencia. Sobre todo después de que el Congreso aprobara el pasado mes de febrero un cambio en el Código Civil para que los perros fueran entendidos como seres con sentimientos, no cosas. «La norma que aprobaremos en septiembre [probablemente dentro de un mes] responde a esa mayor sensibilidad que hay con los animales. La sociedad avanza y la ley ha de acompañar esos cambios. Lo que intentamos también es luchar contra un grave problema que, pese a ese cambio, no ha podido frenarse. Es el abandono y para ello queremos promover la adopción de animales abandonados», comenta Díaz. Porque al mismo tiempo que, por una parte, hay una mayor implicación con el cuidado de las mascotas, no dejan de llegar perros abandonados a los refugios de toda Galicia.

Más allá de los datos, apunta la socióloga de la UDC, Carmen Lamela, «nosotros en Sociología percibimos un gran cambio en lo que refiere a tener mascotas, y muy especialmente en perros. Incluso se podría decir que hasta está la moda de entrenarlos formalmente. Hay cada vez más demanda de poder ir con ellos a todas partes, y al fin los locales empiezan a responder. Y eso está pasando al mismo tiempo que, en otros sentidos, no te lo ponen nada fácil porque generalmente tienen más fuerzas las demandas de los vecinos que les preocupa lo sanitario y la estética, algo que se traduce en prohibir la entrada de perros».

Únicamente un 2,6 % son potencialmente peligrosos

El notable incremento del número de mascotas ha derivado en la articulación de ordenanzas municipales que tratan de regular la convivencia entre perros y humanos. No solo eso. Unos de los cambios normativos más notables de los últimos años fue la elaboración de leyes que marcan las pautas para poder tener un perro de raza potencialmente peligrosa. La idea es prevenir accidentes provocados por la mordedura de perros de gran tamaño, como el ocurrido esta semana en Ferrol cuando un pitt bull hirió en la cara a una niña. Su propietario, informa Carmela López, de la delegación de Ferrol, no tenía permiso para tener el animal, ni seguro de responsabilidad civil, y el perro no llevaba bozal.

Las razas

Dado que las normas de tenencia de perros peligrosos no son homogéneas, la de Galicia identifica 15 razas como tal. Los datos que maneja la Xunta muestran como a marzo de este año había 12.333 perros de este tipo censados en la comunidad, un 2,6 % del total. Solo en el 2016 fueron hechas 1.572 inscripciones, una cantidad ligeramente superior a los registrados en el 2015 (1.514). La raza más numerosa es el American Staffordshre (4.192), por delante el American Pit Bull terrier (2.661 ) y el Rotweiler (2.156). Los perros de esas razas han de ir con bozal y para ser dueño de uno deberá superarse un examen como el del carné de caza. Fuera de las normas concretas para esas razas, las ordenanzas de los concellos son muy diversas para el conjunto de los perros. No es extraño ver parques donde no pueden entrar.