Seis concellos concentran la mayor actividad incendiaria de este verano

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Imagen de un incendio forestal en Piñor (Ourense) en el que se aprecian claramente cinco focos simultáneos
Imagen de un incendio forestal en Piñor (Ourense) en el que se aprecian claramente cinco focos simultáneos

Entre el 1 de julio y el 17 de agosto han sumado 87 fuegos, muchos de noche

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

11 de agosto. Agolada empieza a arder. Son las tres de la madrugada. La situación se repite otras siete veces hasta las nueve y cuarto. Solo prende en tres parroquias: Esperante, Brántega y Artoño. Seis fuegos se inician de noche. En solo un día, el concello pontevedrés acumuló la mitad de los incendios forestales que registró desde que arrancó la temporada de alto riesgo. Al día siguiente, volvió a arder. Dos veces. Y el día 15 hubo que sofocar otros tres fuegos.

Agolada se ha ganado este verano el dudoso honor de ser uno de los municipios con mayor actividad incendiaria, según los datos que maneja la Consellería do Medio Rural. Comparte ese oneroso título con otros cinco ayuntamientos. Entre los seis suman desde el pasado 1 de julio -cuando arrancó la temporada de algo riesgo- 87 incendios forestales. La intencionalidad de las llamas está clara. Muchos empiezan al caer la noche o de madrugada, cuando los medios aéreos no pueden actuar. Pasó hace apenas un par de semanas en Vilariño de Conso. Cinco de agosto. Cinco incendios. Cuatro de ellos comenzaron bien entrada la madrugada. El primero se registró a las 4.37 horas. A las 5, otros dos focos. Y otro más comenzó a arder a las 5.30.

En lo que va de temporada de alto riesgo, en Vilariño de Conso se han registrado doce incendios. Además de la madrugada del 5 de agosto, el pasado fin de semana fue uno de los peores. El sábado se registraron tres fuegos, pero ya el viernes de madrugada había comenzado a arder. Además, el domingo hubo otro incendio. El jueves se iniciaron dos focos en Vilalba al caer la noche: uno a las 22.30 y otro a las 22.43. Solo el cuatro de agosto los medios de extinción tuvieron que trabajar en cuatro incendios diferentes en este ayuntamiento, en el que ya ha ardido una docena de veces este verano.

No se queda atrás Mondariz. Desde el 1 de julio se han registrado diez incendios. Tres tuvieron lugar este jueves y se iniciaron con un margen temporal muy escaso: a las 19.33, a las 19.54 y a las 20.08 horas. Lo mismo ocurrió el 2 de agosto, con el agravante de que los dos focos registrados comenzaron a arder de madrugada: a la 1.16 y a la 1.29.

El de mayor actividad, sin embargo, es Pantón. Este verano ya ha habido que atajar 22 fuegos en el concello lucense. El pasado fin de semana ardió todos los días, siempre al caer la noche o de madrugada. Y se ha comprobado que hay una continuidad horaria. A las 14.08 horas del 12 de agosto las llamas hacían acto de presencia en la parroquia de San Fiz. Veintidós minutos después, empezaba a arder en Cangas.

Pantón es el municipio con mayor número de incendios en lo que va de verano. Pero el mayor fuego que se ha registrado está en Verín, que no le anda a la zaga en lo que a actividad incendiaria se refiere. Las llamas han arrasado 1.300 hectáreas en un único incendio, aunque en el municipio han alertado 14 veces más de que había fuego durante la temporada de alto riesgo.

El de Verín ha sido, hasta el momento, el gran incendio de un verano que ha venido marcado por una mayor actividad incendiaria pero menor superficie calcinada. En el 2016, a mediados de agosto se habían producido 1.200 incendios forestales en la comunidad. Este año ya se ha sobrepasado, y con creces, esa barrera, alcanzando los 2.050 fuegos desde el 1 de enero. Sin embargo, hay una diferencia de unas 1.600 hectáreas entre la superficie quemada entre enero y mediados de agosto del 2016 y el mismo período de este año. Los incendiarios han aumentado su actividad, pero eso no se traduce en incendios de grandes dimensiones.

Respuesta en 14 minutos

Esa reducción de la superficie quemada tiene mucho que ver con la eficacia del dispositivo antiincendios. La mayoría de los incendios son atajados por los servicios de extinción con rapidez, lo que los deja en conatos, o lo que es lo mismo, incendios que queman una superficie menor a una hectárea.

Esa eficacia también se ha dejado notar, y mucho, en los seis concellos con mayor actividad incendiaria. De los 87 incendios que se han registrado este verano en esos seis municipios, 64 se han quedado en conatos. Es decir, casi tres de cada cuatro focos han quemado una superficie menor a una hectárea de terreno. La rapidez en la reacción es clave a la hora de impedir que un incendio se descontrole y devore cientos de hectáreas. La respuesta media del dispositivo antiincendios en los concellos de mayor actividad incendiaria está en 14,6 minutos como media.

Cinco focos distintos arden en Cuntis con menos de una hora de diferencia

La actividad incendiaria se dejó notar ayer, y de verdad, en Cuntis, en la provincia de Pontevedra. Cinco focos comenzaron a arder con menos de una hora de diferencia. El primero de los incendios se inició a las 7.50 y el aviso del quinto fuego se produjo a las 8.45 horas. La actividad incendiaria de ayer en Cuntis se ciñó a tres parroquias: Cuntis, Estacas y Troáns. Afortunadamente, todos los focos se quedaron en conatos de incendio. Cuntis es uno de los ayuntamientos incluidos en el decimonoveno distrito forestal de Galicia, conformado por 17 concellos. En el 2015, se produjeron 160 incendios en este distrito, con una superficie quemada de casi 166 hectáreas arboladas y 108 de superficie rasa. En la provincia de Pontevedra, ese año, solo se registraron más incendios en el distrito de Vigo-Baixo Miño. Otros nueve distritos superaron al de Caldas en número de incendios forestales. La mayoría, en la provincia de Ourense, con 1.200 fuegos.

Grupos de vecinos se organizan en Barbanza para patrullar el monte y evitar las llamas 

m. g.

No es necesario irse muy lejos, ni tener menos de treinta primaveras, para hacer algo en favor de la comunidad. De hecho, cualquiera puede echar una mano para cuidar el medio ambiente y combatir la lacra de los incendios, y en Barbanza hay gente que lo hace. Son voluntarios que se echan al monte prismáticos en mano para proteger la sierra, o al menos intentarlo, cuando es más vulnerable: al anochecer.

Es viernes. Cuando el sol se está escondiendo en el mar de Porto do Son, una decena de vecinos de Baroña se reúnen en la sede de la comunidad de montes. Son integrantes de una patrulla de voluntarios que cuenta con una veintena de inscritos y que se van turnando para vigilar el monte. No solo el de Baroña. Otean buena parte del territorio municipal desde lo alto de dos puntos estratégicos: los montes Enxa y Grallade: «Normalmente imos en dous coches e dividímonos, uns van para un lado e outros para outro», explica el presidente de los comuneros, Ovidio Queiruga.

Total flexibilidad

Antes de ponerse en marcha para recorrer las pistas forestales, algunos voluntarios explican qué es lo que hacen. «Imos por aí mirando, atentos por se vemos algo sospeitoso ou se prende o lume», cuenta uno, mientras una mujer quita importancia al hecho de que hagan esa labor a cambio de nada: «Tampouco vas todos os días, cada un ten o seu traballo e vai cando pode. Un día vas dar unha volta polo monte e tampouco é tanto». Insiste en esto el presidente de los comuneros: «Facemos unha lista para organizarnos, pero non hai obriga de ir un día concreto a unhas horas concretas, cada un vai cando pode. Hai total flexibilidade».

Pese a ello, quienes están al pie del cañón no ocultan que les gustaría que la participación fuera mayor, pero lo cierto es que «a xente non está realmente concienciada. Se o lume se achega ás casas aí si que collen medo e se implican máis, se non, a maioría non o fai». Este verano, con temperaturas más suaves que otros años y bastantes jornadas en las que las nubes se impusieron al sol, esta particular brigada de vigilancia ha tenido menos trabajo. Sin embargo, hay días en los que conviene extremar las precauciones, y el viernes por la noche era uno de esos por el fuerte viento que soplaba del norte.