Otro susto en el Alvia Madrid-Ferrol

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Un fallo en un cambio de agujas obligó al tren a entrar en vía desviada a más de 90 por hora el sábado pasado, en una zona en la que la velocidad está limitada a 30

16 ago 2017 . Actualizado a las 17:05 h.

Otro susto para los viajeros del Alvia Madrid-A Coruña-Ferrol, el mismo tren que hace cuatro años descarriló en la curva de Angrois causando 80 muertos y 144 heridos. El susto, sin embargo, no tuvo esta vez consecuencias dramáticas, pues ningún viajero resultó finalmente lesionado, gracias en buena medida «a la pericia del maquinista», según coincidieron en resaltar ayer distintas fuentes conocedoras del suceso. El incidente ocurrió el sábado pasado en la estación de Puebla de Sanabria, en Zamora, muy cerca ya del límite con Galicia, cuando el tren, por un fallo técnico, entró en un desvío a una velocidad tres veces superior a la establecida para la entrada en una vía secundaria. Iba a más de 90 por hora por una zona en la que la velocidad está limitada a 30. La maniobra en la que se vio envuelto el maquinista fue brusca, se notó el fuerte balanceo en el interior, pero por fortuna el tren no descarriló.

Hace un año un tren Celta se salió de la vía en un desvío similar al llegar a las vías secundarias a una velocidad de 118 por hora, aunque las circunstancias técnicas de este accidente -en el que murieron cuatro personas y medio centenar resultaron heridas- fueron muy diferentes a lo que ocurrió el sábado en Puebla de Sanabria.

Ese día el tren que había salido de la estación madrileña de Chamartín a las 9.15 horas se había detenido en la estación de Zamora, pero no tenía parada comercial en la de Puebla de Sanabria. Así, tal y como especifica el parte del incidente del ADIF al que ha tenido acceso La Voz, el itinerario de paso del tren se había establecido por la vía 1, la general, con una velocidad máxima de 95 kilómetros por hora. Esta es la razón por la que, pasadas las 12 horas del sábado, el maquinista se encontró con la señal avanzada de entrada en la estación en verde. Esta señal indicaba al conductor lo previsto: que podía circular por la vía principal de la estación, la más alejada de los andenes, a una velocidad máxima de 95 por hora.

Pero no fue así. Pese a la señalización, el cambio número 17, muy cerca ya de la estación, «estaba orientado a posición invertida», se detalla en el parte, desviando al tren por donde nadie lo esperaba. El Alvia entró por los desvíos a más de noventa por hora. Según personas conocedoras del incidente, la habilidad del maquinista fue clave para evitar un accidente, «pues no apretó el freno seta [el de urgencia]».

En el informe sobre la incidencia se refleja la información facilitada por el maquinista después del incidente. El tren no tenía daños y ningún viajero resultó afectado. Otras fuentes refieren que una camarera y el interventor sufrieron heridas leves, quizás porque se encontraban de pie en ese momento. Se habilitó la salida del tren desde la desviada y siguió su itinerario sin más novedad.

Poco después, un agente de circulación comprobó el estado del cambio de agujas donde se había producido el fallo. En su informe, precisa que el desvío estaba en posición invertida y no en la normal, pese a que en el videográfico en el que se controla la playa de vías el cambio aparecía orientado a la posición normal. La avería, al parecer, estaba en un relé del desvío. Las direcciones de Seguridad en la Circulación del ADIF y de Renfe fueron informadas del suceso.

El Sindicato Ferroviario de Circulación viene demandando que se revisen los desvíos para evitar este tipo de fallos técnicos. Los descarrilamientos en vía desviada causaron graves accidentes, como los de Huarte-Araquil, Azuqueca de Henares, Villada y O Porriño.