La mayoría de los concellos con zona azul evitan cobrar por el estacionamiento

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

XOAN CARLOS GIL

A Coruña es la ciudad con más plazas de pago, que en Galicia suman algo más de 9.300

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque en algún momento parecía que los aparcamientos de las ciudades, al menos los del centro, se iban a convertir en un lugar de pago obligatorio, el fenómeno de la zona azul se está convirtiendo más bien en un regulador de los estacionamientos urbanos y no solo en un argumento de recaudación para los ayuntamientos. Algo han tenido que ver sin duda los escándalos de corrupción que pivotaron sobre la concesión a empresas privadas de la explotación del servicio, que han dejado en suspenso algunas ordenanzas municipales para descanso de los bolsillos de los conductores. En cualquier caso, la amplia mayoría de los concellos que han limitado una parte de los aparcamientos de sus centros urbanos con la pintura azul, no cobran por estacionar, aunque sí exigen movilidad en los vehículos que utilicen esas plazas.

De los 25 ayuntamientos que tienen en vigor normativas de zona azul de aparcamiento, nueve aplican algún tipo de tarifa para su gestión: A Coruña, Vigo, Ourense, Santiago, O Barco, Verín, Oleiros, Ordes y Viveiro. En el ámbito de las ciudades, destaca el hecho de que Pontevedra, Ferrol y Lugo no tengan normativa en vigor. En los dos últimos casos, sí las hubo en su día, pero por diversas circunstancias dejaron de funcionar y, pese a que está anunciada la redacción de nuevas normas, lo cierto es que no se han llevado a cabo y no parece por el momento que los gobiernos municipales tengan excesiva prisa en hacerlo. 

Movilidad

En la mayor parte de los ayuntamientos donde se ha puesto en marcha la restricción en el aparcamiento, la intención es que exista movilidad en las plazas del centro. La dinámica suele ser la de que el conductor deje constancia en el vehículo de su hora de llegada y de que tenga que mover el coche en un plazo máximo de entre hora y hora y media. En otros municipios, el tiempo de estacionamiento es más corto y se reduce a treinta minutos, especialmente en las plazas más céntricas.

El sistema funciona en la mayor parte de los concellos donde se implanta y la movilidad en el aparcamiento se incrementa en cuanto comienza a regir la zona azul. Las sanciones económicas ayudan al cumplimiento de la norma. Que el aparcamiento sea gratuito no significa que la vulneración del tiempo máximo de estacionamiento también lo sea y no pocos concellos se aplican con rigor con las multas.

El concello que más recientemente ha instalado la zona azul gratuita ha sido el de Sanxenxo, que la ha puesto en marcha este verano, en tanto que el primero en instalar las restricciones de aparcamiento fue el de Santiago, que en 1988 ya arrancó el sistema. Por provincias, es la de A Coruña la que más concellos tiene abonados a la zona azul (13), en tanto que en la provincia de Lugo solo funciona en Viveiro.

A Coruña es el ayuntamiento que más plazas tiene de zona azul: 3.831, muy por encima de Vigo, la segunda ciudad en importancia en este apartado, dispone de 2.200 plazas. En total, en Galicia hay alrededor de 9.300 plazas de aparcamiento en las que hay que pagar algún tipo de tarifa. En la mayoría de los concellos que funciona el sistema, el aparcamiento es libre fuera del horario laboral, aunque hay excepciones como la del Concello de Oleiros, que ha reservado espacios de zona azul con aparcamiento ORA durante todos los días de la semana, aunque solo durante el verano en los entornos de playas como Santa Cristina, Santa Cruz o Bastiagueiro. En estos casos, no se prima la movilidad de los vehículos ya que los usuarios suelen dejar el coche estacionado durante varias horas, las que permanecen en la playa. 

Un céntimo por minuto

Las tarifas que se aplican en los aparcamientos ORA son distintas aunque, con ligeras variaciones, rondan la proporción de un céntimo por minuto. La tarifa mínima más cara es la establecida en Ourense, que cobra un mínimo de 0,40 euros por sacar el tíquet, en tanto que la más económica es la que fija el Concello de Ordes, donde se puede sacar un recibo por diez céntimos, aunque ello solo da derecho a permanecer con el coche estacionado durante menos de treinta minutos. Con todo, en la mayor parte de los casos, la tarifa mínima para el parquímetro es de treinta céntimos.

Esta información ha sido elaborada con la aportación de las delegaciones de La Voz

Sanciones que van desde los tres a los quinientos euros

El estacionamiento prohibido es, para muchos concellos, el concepto principal por el que se imponen sanciones. Y da igual que la zona azul sea de pago o no. En A Estrada, por ejemplo, no hay que pagar por dejar el coche en zona azul. Pero si se excede el límite de tiempo, la multa puede ser de hasta ochenta euros.

La multa más cuantiosa es la que está en disposición de imponer el Concello de Santiago, cuya ordenanza establece una sanción que puede alcanzar hasta los quinientos euros. La verdad es que el ayuntamiento compostelano tiene sistemas muy razonables para evitar llegar a esos extremos. Anular una multa recibida por exceder el tiempo del tíquet cuesta 2,9 euros y se pueden abonar directamente en la máquina expendedora o incluso a través de una aplicación en el móvil. Pero si no se anula, la multa crece y, en función de la gravedad, puede ser de entre 100 y 500 euros. En la mayor parte de los concellos con sistema de pago, la anulación de la multa se puede efectuar en el propio poste que expende los recibos por un coste que no suele superar los diez euros.

¿Se cobran esas multas? En muchos casos, sobre todo en aquellos donde la zona azul es gratuita, la policía local desarrolla una cierta permisividad. Pero cuando se impone la sanción, rara vez no se ejecuta.

De pago o no, un debate por el que han pasado varias villas

Establecer la zona azul es una cosa; cobrar por ella, otra muy distinta. A algunos concellos no les tembló el pulso a la hora de poner en marcha un sistema con coste directo para el conductor, pero otros se lo han pensado mejor. Un caso paradigmático es el de Vilagarcía de Arousa donde, en 2012, el gobierno municipal, entonces en poder del PP, se planteó la posibilidad de poner el estacionamiento de pago. Incluso fue elaborado un estudio por una empresa que asesoraba al organismo local que hizo un cálculo estimando que el sistema proporcionaría hasta medio millón de euros anuales. Aquello hizo que el Ayuntamiento se planteara muy seriamente implantar el sistema, pero la oposición recogió el testigo del malestar generalizado que provoca siempre una medida como esta y, finalmente, desestimaron la idea.

Otros ayuntamientos han sentido también el aliento ciudadano cuando han coqueteado con la idea de ponerle un precio al estacionamiento azul, especialmente después de las operaciones anticorrupción llevadas a cabo en los últimos años y que pusieron al servicio de la ORA en el punto de mira. Por si acaso, lo mejor es conocer la opinión de los vecinos antes de dar el paso, que es lo que está haciendo estos días el concello de Betanzos a través de su página web antes de aprobar su nueva ordenanza.

Santi M. Amil

El servicio seguirá en marcha pese a las quejas ciudadanas

Los usuarios reconocen que el sistema es sencillo, pero creen que es demasiado caro

miguel ascón

Emilio González es comercial, tiene que desplazarse con frecuencia y utiliza habitualmente la ORA de distintas localidades. Califica la de Ourense como «una estafa». Él suele hacer gestiones rápidas y pone el ejemplo de localidades como Verín, donde los usuarios pueden estar solo 24 minutos por veinte céntimos. En Ourense el mínimo son cuarenta. «Y no hay alternativa», dice este ourensano, al que no le falta razón. El servicio funciona desde 1989 y actualmente existen 900 plazas de zona azul en veinte calles. Para aparcar en el centro hay que hacerlo ahí.

Los usuarios, como Emilio González, critican el servicio. Después de aparcar y colocar el tique en su coche, Ana Fariñas explica que la ORA le parece «fatal». Según dice, «non ten sentido cobrar aos vehículos que están na rúa porque xa pagamos o imposto municipal de circulación e xa debería estar incluído aí». Ella pone el ejemplo de Pontevedra, donde no existe zona azul, «e teñen un montón de rúas peonís». En ese caso, según dice, entiende normal que los conductores tengan que pagar por utilizar un párking privado. Fariñas apostaría por ese modelo peatonal e insiste: «O que non entendo é que teñamos que pagar por aparcar na vía pública».

Tanto ella como Emilio González coinciden en que, al menos, el sistema concreto que se utiliza en Ourense es más sencillo que el de otras ciudades, en las que hay que introducir la matrícula. Eso impide un gesto muy habitual en la ciudad ourensana, el de ceder el tique a otro usuario cuando aún queda tiempo por consumir. «E en algunhas cidades de Andalucía hai ORA incluso os domingos e os festivos e hai que pagar nas zonas de carga e descarga», añade Ana Fariñas.

Pese a que el rechazo ciudadano a la zona azul es generalizado, el Concello de Ourense no tiene entre sus planes hacer desaparecer el servicio. En estos momentos la gestión la lleva la empresa Doal, una filial del grupo Vendex, pero está en precario porque la concesión venció en el año 2016. Actualmente el nuevo pliego de condiciones está pendiente de informes técnicos para llevarlo a adjudicación, pero seguirá habiendo ORA. Ahora mismo, el precio va desde los 0,40 a los 1,45 euros para el tiempo máximo, que son dos horas y diez minutos. Las sanciones son de noventa euros por coche detectado sin tique y de sesenta euros por superar el tiempo.

ALBERTO LÓPEZ

A la espera de un nuevo modelo tras dos años gratis

El acuerdo del año 2015 para un sistema rotatorio sin pagar aún no se ejecutó

Xosé Carreira

El 31 de julio del 2015, Lara Méndez, la alcaldesa de Lugo, daba una noticia inesperada para muchos conductores: se acabó la ORA. El acontecimiento llegaba en un momento en el que la empresa adjudicataria, una filial del grupo Vendex, había alcanzado unos índices de popularidad terribles. Los empleados parece que tenían desde hacía algún tiempo la consigna clara de hacer caja como fuera. Así, se dieron situaciones de que a quien pillaron sobrepasado cinco minutos la hora marcada en el tique le cayó una sanción.

El equipo de Lara Méndez tuvo los suficientes reflejos como para sacarle rendimiento social a una sentencia judicial que anulaba el contrato suscrito años antes por la empresa Doal. Muchos de los usuarios de la zona azul creyeron que su eliminación sería una auténtica panacea y lo que realmente ocurrió es que aparcar en el centro se convirtió en un auténtico caos. Quienes estaban acostumbrados a llegar, aparcar y resolver cualquier tipo de gestión en el centro por menos de 50 céntimos se encontraron dando vueltas durante un cuarto de hora, como mínimo, para buscar un sitio libre. Vista esa situación, ciudadanos y oposición empezaron a reclamar aparcamientos disuasorios en zonas próximas al centro. El gobierno municipal llegó a plantear más de media docena de sitios pero, de momento, no pudo hacer nada por estar atado de pies y manos al no tener aprobado el presupuesto de este año.

Hace dos años, la alcaldesa anunció que la supresión de la ORA sería por un plazo de ocho meses. Decía también que se creaba una comisión de trabajo para redactar una nueva regulación de la zona azul en la ciudad. Nada de eso llegó a ocurrir dos años después.

Lo que sí se produjo fue un acuerdo plenario unánime de propuesta de un sistema gratuito de aparcamiento de forma rotatoria. Eso fue en octubre del 2015 y, por ahora, nada se sabe de ese modelo que funciona en otras ciudades. El PP plantea comprar un vehículo que vigile los coches que se pasen del tiempo máximo de aparcamiento permitido para que posteriormente, sus dueños paguen sanción.

El último acuerdo es de 12 de mayo de este año; fue el de crear una comisión de control y seguimiento. De momento no se convocó.

A mayores, los trabajadores de la ORA, luchan judicialmente para que la empresa les conserve sus puestos.