280 vecinos de un edificio de Vigo viven atemorizados por «okupas»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

Cedido

Los afectados ponen 15 denuncias en dos días por amenazas y agresiones de los intrusos que están en el piso de un banco

11 ago 2017 . Actualizado a las 14:42 h.

Quince vecinos de un bloque de viviendas del barrio de Teis se han personado en los dos últimos días en el juzgado de instrucción número 7 de Vigo, en funciones de guardia, para denunciar a una pandilla de okupas que se metió en el piso vacío de un banco hace un año y a los que acusan de coacciones y agresiones. La mayoría de los 96 dueños de pisos del edificio dicen estar «atemorizados». El juzgado les recomendó ayer que cursen una denuncia conjunta por lo que el presidente de la comunidad, Manuel Alonso, volverá con un abogado para formalizar su escrito.

La comunidad ha reunido un centenar de firmas para promover el desalojo urgente de los vecinos okupas y las presentarán en los juzgados a fin de que el tribunal conceda máxima prioridad a la ejecución de sentencia de desahucio. Además, miembros de la junta vecinal se reunirán esta mañana con su abogado para redactar el escrito de denuncia instando a su inmediato desalojo. Será presentada hoy o el lunes.

«Denunciamos agresiones, coacciones e intimidaciones. La gente tiene miedo, no puede dormir, y esto va a peor desde hace un mes porque este grupo se ha radicalizado», dice el presidente. Otra vecina, que prefirió el anonimato, se siente indefensa: «Son cuatro que tienen atemorizados a 280 vecinos. El juzgado nos dijo que debemos reclamar al dueño del piso, que es el banco, que si vemos droga, avisemos a la policía, y que si hay chicas menores en el piso, alertemos a la Fiscalía de Menores. Lo que queremos es que alguien se encargue de esto y los desalojen».

La pandilla está integrada por tres o cuatro ocupantes fijos y amigos que entran y salen. El piso es un dúplex situado en un segundo piso del portal número 203-205 de la Travesía de Vigo. La vivienda ocupada pertenece al banco Santander y quedó vacío después del desahucio de una hipotecada con tres hijos que devolvió las llaves. La vivienda quedó vacía y, hace casi un año, la ocupó una pandilla que había sido expulsada de un grupo rival de otro edificio del barrio. En el piso contiguo viven dos nonagenarios.

Los vecinos fueron al juzgado después de que tres okupas, supuestamente, intentasen clavar un cuchillo en el cuello a un vecino en la calle el pasado domingo. La jueza de guardia los dejó libres con cargos por lesiones. «Mi mujer está con ansiedad, están haciéndonos la vida imposible a todos los vecinos y, por recriminarles sus actitudes y por molestar a mi familia, me vi atacado», dice el denunciante. Al volver del juzgado, otro intruso intentó agredirle con un destornillador en la puerta de casa.

Fue la gota que colmó el vaso. La junta vecinal acordó denunciar las coacciones y ya han ido quince vecinos a informar al juzgado. Los residentes culpan a los intrusos de amenazas al vecindario, dejar sueltos a los perros de presa por los pasillos con riesgo para otros moradores, de destrozar las cerraduras del portal para entrar porque carecen de llaves y de verter espuma de los extintores en el suelo. Además, sospechan que alguien del piso okupa trapichea con drogas porque ven lanzar papelitos por su ventana a transeúntes. «Si fuesen pacíficos nos daría igual», dice un vecino.

«No es normal que el que trata de apuñalarme luego se ría en mi cara»

La ocupación ilegal comenzó el 26 de octubre del 2016 y los vecinos lo denunciaron ante el juzgado de instrucción número 4 de Vigo pero el caso fue sobreseído porque la ocupación no tenía valor penal. La demanda se desvió a la vía civil y el juzgado de primera instancia número 7 la admitió a trámite en abril. Los okupas no fueron al juicio y se les declaró en rebeldía procesal. El 28 de junio el banco Santander presentó otra demanda, fue estimada y dio lugar al desahucio precario y con la obligación de abandonar el inmueble.

Los vecinos también los culpan de tirar su basura al jardín y montar escándalo nocturno con tanto trasiego de gente «sin que puedas decir nada». Y están alarmados porque identificaron en Internet a un okupa como un exconvicto por violación de menores.

El vecino atacado con un cuchillo, Guillermo Martínez, pidió el lunes una orden de alejamiento: «Mi mujer y yo estamos de los nervios, ella tuvo que ir al médico por una crisis nos han amenazado y les dio igual que tenga niñas en la casa. El día que me intentaron apuñalar metieron el polvo del extintor por debajo de la puerta. Estamos todos cansados de estos chavales, multitud de gente del barrio ha tenido problemas con ellos». Martínez, al igual que otros vecinos, pide que el juzgado actúe: «Tiene que hacer algo porque no es normal que una persona que me intenta clavar un cuchillo en el cuello me lo cruce a los dos días en el portal de mi casa y se ría en mi cara. Hasta que no haya una desgracia, no van a hacer nada».

Un morador recuerda que «tuvimos épocas malas en los años 80 con la heroína pero esto lo supera. Aquí vive gente obrera que se levanta a las seis de la mañana y no puede dormir». Otra residente reprocha «la poca atención de la policía. Estas denuncias son un grito y un llamamiento para que nos defiendan».