Casi un tercio del gasto hospitalario será para los mayores de 80 años en el 2030

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

El Sergas insiste en orientar el sistema sanitario hacia la gestión de la cronicidad

09 ago 2017 . Actualizado a las 18:43 h.

En el año 2013 casi el 7,6 % de los gallegos pasaban de los 80 años. Eran algo más de 209.000 personas. Acudían de media 18 veces al año a una consulta en su centro de salud, prácticamente el triple que los pacientes de entre 15 y 64 años. Y absorbían el 15,8 % del gasto en primaria, según un estudio de Facenda. Hoy la situación se ha agravado y en el 2030 serán casi el 11 % de la población, y el 22,5 % de las partidas destinadas a personal y gastos corrientes de atención primaria serán para este grupo de edad, si se mantiene la misma proporción. Más acusada será su incidencia en la actividad hospitalaria. Y es que las personas con 80 o más años concentran el 22 % de las altas y por lo tanto de ingresos, siendo menos del 7,6 % del total. En el 2030, de seguir en esta línea, casi un tercio del gasto hospitalario irá a este colectivo, un 31,15 %.

La necesidad de adecuar los servicios y las infraestructuras a la Galicia futura no es nueva. La Xunta lo sabe y es una de sus reivindicaciones de cara al nuevo modelo de financiación. En el informe presentado por Facenda se refleja cuántos millones podría ahorrarse la comunidad si su población tuviera la misma estructura de edad que la estatal, es decir, si no estuviera tan envejecida. En atención primaria se ahorraría al año 23,3 millones de euros -con datos del 2013-; en atención especializado el ahorro sería de 180,1; y en farmacia de 113,9. En total, el mayor envejecimiento de la comunidad, en relación a la media española le supone al año a Galicia, solo en sanidad, 317,3 millones más.

 

¿Cómo afrontarlo?

La edad media de los gallegos seguirá siendo elevada, así que hay que tomar medidas para que el envejecimiento no tenga repercusión directa en el aumento del gasto. El Sergas es consciente y admite que este problema, la dispersión y la falta de recursos de apoyo social por parte de la sociedad es una de sus principales preocupaciones. Aún partiendo de la base que la solución no es solo sanitaria, sino sociosanitaria «es necesario orientar el sistema a la gestión de la cronicidad», explican. Así, las alternativas pasan por acercar los recursos adonde viven las personas, para lo que los equipos de atención primaria son fundamentales, así como potenciar la atención domiciliaria. «El objetivo debe ser mantener a la persona en su domicilio el mayor tiempo posible», sostienen.

Trabajar mano a mano con Política Social es fundamental, así como con contar con el tercer sector. El Sergas pone un ejemplo que empezó en el centro de salud de Betanzos y en los próximos meses se extenderá a otros nueve. En este centro coordinan la actividad de primaria con la de la Cruz Roja para pacientes que no tienen una red de apoyo social en su domicilio.

En cuanto a la Consellería de Política Social, coinciden en que el objetivo es que pueda envejecerse en casa, ya que así lo prefieren los mayores y lo recomiendan los expertos. De ahí que no hagan una estimación de cuántas plazas residenciales se necesitarán en el futuro, porque el reto es reforzar los servicios de proximidad como la atención a domicilio -en dos años se incrementó el presupuesto en dos millones- y los centros de atención diurna. No obstante, Galicia debe prepararse para que los mayores absorban cada vez más gasto. Desde 2009 a 2017 las partidas para mayores y personas con discapacidad crecieron un 111,37 %. 

73.000 dependientes en 2020

Actualmente el número de personas con un grado de dependencia reconocida se acerca a las 66.000, y de ellas ya reciben alguna prestación algo menos de 49.000 En tres años, explican desde Política Social, serán 73.000 las personas con alguna dependencia reconocida, es decir, siete mil más en tan solo tres años.

Los gallegos se cuidan poco a los sesenta porque tienen muchas cargas familiares

Si la vejez empieza hoy a los 85, como dicen los geriatras, la preparación para llegar en las mejores condiciones comienza en la madurez: alimentación equilibrada, retos cognitivos y ejercicio son los pilares de una vida saludable.

Sin embargo, los gallegos no se cuidan, o no todo lo que debieran, y eso dispara la cronicidad de las enfermedades y el deterioro físico. Falta de costumbre, información escasa sobre las ventajas de la actividad física, ausencia de programas que animen al deporte o carencia de espacios apropiados para el ocio saludable son algunos de los motivos que explican por qué a los 70 muchas personas se encierran en casa. 

«Cuidarse es caro»

Pero no son los únicos motivos: «Muchas veces las personas de sesenta y muchos y setenta años están demasiado presionadas. Tienen a sus costillas personas de treinta o cuarenta años, incluso niños, que sacar adelante». Lo dice Isidoro Rivera, médico de familia y expresidente de la asociación que los aglutina, Semergen. Apunta que difícilmente uno va a cuidarse cuando tiene que atender la casa, recoger a los nietos y hacer la comida para varias personas. Además, «cuidarse es caro», sentencia. La alimentación equilibrada exige comida fresca que resulta mucho más gravosa que la semipreparada. Por no hablar de las visitas al fisioterapia, el bono de una piscina o los productos farmacológico que no están en la Seguridad Social pero hacen la vida más fácil.

También alude Rivera a la falta de coordinación entre los servicios: «En todos los centros de mayores de Galicia hay un médico, pero no tiene acceso a ningún historial clínico de las personas que atiende». Eso, sumado al creciente peso de la atención hospitalaria en el funcionamiento de la sanidad, hace nadie tenga una visión general de cada paciente, sino que todas las partes conocen una realidad fragmentada.

Lo único a lo que pueden echar mano los enfermos es a las asociaciones de personas con su misma dolencia: «Los médicos debemos recetarlo más -reflexiona Rivera- porque se fomenta la resilencia, sacar lo mejor de uno mismo ante los problemas».

«Gustaríame que alguén me levara pasear»

Después de décadas aportando trabajo y conocimiento, ahora esperan mejores pensiones y más servicios sociales

s. c.

¿Qué quieren los gallegos que ya han soplado 80 velas? La atención a la salud parece que es buena, aunque a algunos les gustaría tener al médico más cerca. Pero pedir, piden mejoras en la atención social y pensiones más altas. Este es un repaso a la vida y deseos de trece gallegos: 

servicios sociales

Más centros. Es, junto con el aumento de las pensiones, la solicitud más recurrente. La hace Manuel Cortizo Bernárdez, estradense de 80 años, que tiene un ambulatorio cerca de casa pero carece de un centro día para tener más alternativas de ocio. También le gustaría un mejor servicio de autobuses a Santiago, y en lo personal, su asignatura pendiente es el ascensor: «Vivo nun segundo piso e cada vez se me fai máis difícil chegar», dice. Los vecinos le apoyan, pero el alto coste del aparato siempre retrasa la inversión. 

También quiere un centro social más cerca Segundo Fernando Pérez, de Viveiro, agricultor y autónomo retirado. Él está satisfecho con la atención que recibe, pero un buen centro social alegra las tardes. Eso, y una pensión más alta, claro.

Mejores. No todo es tener un local cerca, también es importante que sea acogedor y tenga servicios. Es lo que cree Amalia Piñeiro Agrelo, de 80 años, boirense de nacimiento y barbanzana por residencia, con una vida llena de esfuerzo (trabajó desde niña) Ella vive en Ribeira, pero el ocio lo pasa en Boiro, ya que prefiere su centro social al de Santa Uxía, que no tiene cafetería. Coincide con todas sus compañeras boirenses en la necesidad de una residencia de mayores. 

servicios sanitarios

Más cantidad. Es la petición de Lidia Moreda, que tiene 83 años y es natural de Carballo, aunque se pasó «máis de media vida» en Montevideo. Esta no fue fácil, pero hace 16 años que volvió a Galicia junto a su hermana y lleva una existencia más cómoda. Con todo, lo tiene claro: «Fan falla máis médicos». Y explica su experiencia: «Tíñanme que facer un estudio de corazón na Coruña e aínda que o médico dixo que era algo urxente, tardaron un ano en chamarme». 

Más cerca. Es una demanda habitual. Ramón Taboada es cubano de nacimiento aunque vive en Ourense. Trabajó en la construcción y ahora, a los 95 años, le gustaría tener un centro de salud más cerca: «Vivo en San Francisco e teño que ir ata o barrio de A Ponte para ir ó medico. Tamén pediría que as pensións foran máis altas. Os medicamentos son tamén moi caros, pago 10 euros polas gotas dos ollos». 

Adelina Louzao Carreira es de Moredo (Palas de Rei) y vive en Lugo. Labradora y ama de casa, está encantada con el parque que tiene cerca de su piso, y su otra petición, «un ambulatorio cerca» se cumplirá pronto, cuando en el 2019 se rehabilite el antiguo hospital. Aprovecha la propuesta de peticiones para añadir una vez más: «Pensións máis altas, pero iso vai ser moi difícil». 

calidad de vida

Más verde. «Boto en falta máis xardíns onde pasar a tarde». Lo dice Josefa Estévez Pereiro, natural de Lobios, en Ourense, aunque lleva sesenta años residiendo en Ferreira, Pantón. Con 80 años es su gran petición, junto con una atención más personal en las empresas: «Non me gustan os caixeiros, non os entendo, necesito bancos, non máquinas»

Bancos, pero para sentarse, es lo que le gustaría en más cantidad a Amparo Morales, monfortina de 93 años que vive sola en A Coruña cerca de El Corte Inglés. Hija de labradores y labriega a su vez, cree que su zona es cómoda, aunque necesite más lugares para descansar, y más papeleras.

Verde y azul es lo que quiere Carmen Loureiro Moraña. Con 81 años, esta vecina de Baión (Vilanova de Arousa), fue labradora y ama de casa acostumbrada al trabajo. Pero ahora, que ve su salud bien atendida, echa en falta aquel río Umia de su juventud, a cuya orilla se desarrollaba buena parte de la vida social: «Está abandonado, non hai quen ande por alí coa herba que hai, desapareceu o areal..., está moi mal». 

Sin accidentes. Carmen Barcia do Pico nació en As Forxas y vive en Ferrol. Fue ama de casa y cogía puntos a las medias, una ocupación hoy desaparecida. Tiene una larga lista de peticiones: «Hay aceras en muy mal estado. Mi marido murió tras llevar un golpe al caerse en la calle Real (...) Las peluquerías son bastante caras, podían tener descuentos para nosotros (...) y el médico me queda bastante lejos, en invierno cuando tengo catarro es imposible ir sola». 

Poder pasear. El problema de Emilia Rodríguez Rodríguez, natural de Sober y residente en Vigo, no es dónde pasear, sino con quién. Tras una vida como costurera, ahora se ve encerrada en casa porque no puede salir sola, y su deseo es sencillo: «Gustaríame ter unha rapaza que me levara a pasear porque sola non podo». Se trata de un problema económico, porque «unha amiga paga a una rapaza 7 euros á hora, pero eu non podo». Al final se pasa el día viendo la televisión. 

mejores pensiones

Dinero para vivir mejor. Hay quien lo considera su gran petición. Preciosa Diéguez, natural de Xunqueira de Espadañedo: «O meu desexo é que me subisen a pensión para poder ir a unha residencia onde me atendan ben. Para ir ao centro de saúde tenme que levar a miña filla. As medicinas tamén son moi caras». 

Pablo Álvarez, exsereno en Madrid, cree que la Administración funcionan bien, pero sería mejor tener un sueldo más holgado: «Se che poden dar seis en vez de catro, pois moito mellor».

Con información de S. Caamaño, J. Michelena, Rocío García, M. Hermida, B. Costa, A. Arias, A. Parada, A. Álvarez, I. Rodríguez, P. Seijas, S. Varela, M. Salgado.