Los mayores de 80 años dispararán la factura sociosanitaria en el año 2030

s. carreira / E. Álvarez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Imagen de archivo de una sala de espera del HULA.
Imagen de archivo de una sala de espera del HULA. ALBERTO LÓPEZ

Habrá 270.000 personas en ese grupo de edad, unas 35.000 más que ahora

08 ago 2017 . Actualizado a las 15:25 h.

Las previsiones de la Xunta son que cada año el Sergas cueste a las arcas autonómicas como mínimo unos 100 millones más de euros. Así, se calcula que en el 2020 el presupuesto del departamento sanitario roce los 4.000 millones de euros, frente a los 3.500 del 2016. Esta progresión del gasto puede suponer que en el 2030 Galicia destine unos 5.000 millones de euros al funcionamiento del entramado de centros de salud y hospitales.

El motivo fundamental no es el envejecimiento de la población, un dato que por sí mismo no debería significar demasiado, sino su mal estado físico. Según los expertos, una persona con un estilo de vida saludable llegará a los 85 años bien, y si se cuida mucho, estará perfectamente. Alimentación equilibrada, deporte moderado y estimulación cognitiva son las tres bases de la salud. De entrada, la Xunta quiere que en el 2020 el 75 % de los mayores hagan ejercicio, frente al 70 % de la actualidad.

Pero las previsiones hay que hacerlas según los datos del pasado inmediato y su evolución hacia el presente y futuro próximo. De ser así, en el 2030 Galicia verá aumentar casi 20 puntos el gasto de recetas farmacéuticas, unos 12 millones más (los mayores de 80 consumirán el 52% de las recetas). Pero son las hospitalizaciones el gran talón de Aquiles: una cama en un hospital del Sergas vale cada día un mínimo de 600 euros. En la actualidad, los mayores de 80 años protagonizan 1 de cada 4 hospitalizaciones; en el 2030, si se mantienen los actuales ratios de dependencia, serán más de 1 de cada 3. Los mayores de 65 supondrán 15 puntos más de hospitalizaciones.

Para el 2030, el 56 % de los mayores de 65 años tendrán dependencia severa o gran dependencia, y entre quienes cumplan los 75 años el porcentaje se disparará: 7 de cada 10 mayores de 75 necesitará la ayuda de otra persona para alguna actividad diaria. 

No disponible

Un 50 % menos de niños

Los datos de población previsibles son demoledores: en la Galicia del 2030 habrá un 50 % menos de niños y un 50 % más de nonagenarios. Porque que la población cumpla años es una buenísima noticia, propia de países muy desarrollados; lo malo es que no nazcan niños. En esa época vendrán al mundo 12.500 bebés al año y morirán 32.000 personas; hoy son 18.600 frente a 31.200. La pirámide de población mantendrá esa dinámica: la gente cumplirá años sin que llegue casi sangre fresca (las migraciones no sumarán los 4.000 ingresos anuales). En cambio, soplar muchas velas será cada vez más común. Si hoy están registrados 120.165 gallegos de entre 80 y 84 años, en el 2030 serán 4.200 más; en el siguiente grupo (de 85 a 89 años), la nada despreciable cifra actual de 75.000 vecinos se convertirá en 82.500; y los nonagenarios pasarán de ser 41.000 a 60.500, lo que supone un crecimiento de un 50 %. Incluso los centenarios, que hoy ya son algo relativamente frecuente (hay sobre 1.500) se duplicarán largamente y habrá 3.400 en el censo autonómico.

La unión de los dos factores de crecimiento vegetativo (nacimientos y muertes) arrastrará a Galicia a una situación que ningún Estado puede permitirse: el 11 % de la población tendrá más de 80 años. Habrá casos verdaderamente alarmantes: Terra de Caldelas, Celanova y la Baixa Limia superarán el 20% de población octogenaria; serán pocos y mayores. En el mejor de los casos las comarcas gallegas se mantendrán en ratios parecidas a las actuales, y habrá ligerísimas mejoras: O Carballiño, Sarria y Terra de Lemos dejarán el grupo del 15 % de mayores, una rareza en un panorama claramente envejecido. 

Una brecha cada vez mayor

En España hay actualmente 118 mayores por cada 100 jóvenes. En Galicia esta tasa es de 151, es decir, por cada 100 menores de 20 años hay 151 mayores de 65. Es lo que se denominada tasa de envejecimiento. Y hay más, la relación entre personas de 65 y mayores de 80 se llama tasa de sobreenvejecimiento y en Galicia está ahora en 16,5, es decir, por cada 100 personas que cumplen 65 años, 16,5 soplan 80 velas. ¿Y en el 2030? Ratios peores, claro: 223 y 19, respectivamente.

Infraestructuras

Centros de día 

Alzhéimer. Política social tiene registrados 14 centros públicos y concertados en Galicia: 4 en A Coruña, 5 en Lugo, 1 en Ourense y 4 en Pontevedra. En total son unas 500 plazas.

residencias 

Públicas. Hay 3.449 plazas en total repartidas de la siguiente manera: 11 en A Coruña (con 1.457 plazas); 6 en Lugo (662 plazas); 7 en Ourense (472); y 6 en Pontevedra (858).

Concertadas. Hay otras 3.426 camas públicas en residencias privadas a través de los conciertos de la Xunta. En A Coruña hay 891 en 18 residencias privadas; en 15 centros de Lugo la Xunta dispone de 812 camas; Ourense tiene 23 centros privados con 779 plazas públicas; y en Pontevedra son 18 con 944 puestos. 

CESAR QUIAN

«Si somos previsores no tenemos por qué gastar más»

José Carlos Millán Calenti lleva treinta años diciendo lo mismo: la Administración tiene que pelear para que envejecer no sea sinónimo de enfermar. No es una cuestión económica, es de calidad de vida.

-No hablan de envejecer, ni siquiera de dependencia: hablan de fragilidad.

-La OMS contrapone frágil a robusto. Una persona mayor debe ser capaz de autocuidarse, porque si no lo hace, tanto en términos físicos como cognitivos, es más vulnerable a las enfermedades, a las caídas, a estar institucionalizado o en el hospital.

-Una vez más, prevención. Pero no se invierte suficiente.

-No hay una estrategia poblacional de lucha contra la cronicidad, el sedentarismo y la obesidad.

-¿Le sale caro a una Administración que sus vecinos envejezcan?

-Si somos previsores no hay que gastar más. Una alimentación adecuada y una actividad física aeróbica e incluso de fuerza puede revertir la fragilidad de una persona. La estrategia pasa por potenciar la atención primaria, pero es un personal sobrecargado y sobresaturado que se agota. Y quizá crear recursos de intervención más específicos. Atendemos muy bien a los agudos, pero no hacemos intervención continuada.

-Hay muchas quejas por la falta de coordinación entre servicios sociales y de salud.

-Es que no hay. Por ejemplo, operamos a una persona de la cadera pero no sabemos si en su casa hay barreras arquitectónicas, si tiene a alguien que le ayude... La historia clínica tendría que ser común. ¡Y no nos podemos quejar! Galicia está muy bien en ese sentido.

-¿Cóm se consigue la calidad de vida a cierta edad?

-Todo pasa por la atención domiciliaria. Cuanto más tiempo permanezca una persona en su casa mejor estará. A principios del siglo XX la gente moría con 40 años, después fue con 60. Ahora el declive comienza a los 85.