«Mi hija me llamó desde el tren, en Ourense, y todavía puedo oír su voz»

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

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La madre de una fallecida en el siniestro pide que se esclarezca la verdad de lo ocurrido para poder pasar página

25 jul 2017 . Actualizado a las 11:22 h.

Han pasado cuatro años, pero la herida sigue abierta, supurando. No ha logrado cicatrizar. En los días posteriores a la mayor tragedia ferroviaria de Galicia, los expertos en salud mental lo advirtieron de una forma concluyente: por los muertos ya nada podía hacerse, pero los vivos, los familiares, es decir, las víctimas, necesitan conocer todas las causas de lo ocurrido para poder retomar sus vidas lo más pronto posible. Sin embargo, cuatro años después del accidente, aún no han podido pasar página. De ahí el dolor en sus rostros. Celsa Pena, madre de Marcia Suárez, una reputada arquitecta fallecida en el siniestro, aún lloraba este lunes desconsolada. Nada puede aplacar su dolor. Solo quiere justicia para su hija. «Mi hija no murió en un accidente, la mataron en un tren que no tenía las medidas de seguridad», decía este lunes entre sollozos, con la voz entrecortada.

Recuerda que Marcia hizo el metro de Río de Janeiro, que era aplicada, estudiosa y trabajadora, y que dejó dos hijos. Celsa no olvidará jamás aquella tarde del 24 de julio. «Mi hija me llamó desde el tren, primero en Zamora, luego en Ourense, y todavía puedo oír su voz; me dijo que tenía ganas de verme, que venía con hambre», relata Celsa con precisión, como si los hechos hubieran ocurrido hace unas semanas.

«Nos encantaría venir a disfrutar de Galicia, y no a llorar a nuestras víctimas»

Cada verano, Ramón Buitrago y su familia vienen a Santiago para rendir homenaje a su hermana Olga, azafata del tren, que falleció en la fatídica curva de Angrois junto a su marido. «El único motivo por el que seguimos viniendo, y lo hacemos destrozados, es que queremos que se haga justicia; solamente queremos eso. Nos encantaría venir a aquí a disfrutar de Galicia, de las fiestas de Santiago, y no a llorar a nuestras víctimas», relata este joven, quien no ha olvidado a su hermana Olga ni un solo día desde el fatídico accidente.

«Hubo un error humano; para eso está la tecnología, para minimizarlos»

Marisol Pérez se encontraba ayer en la primera fila de la concentración del Obradoiro y era una de las personas que sujetan la pancarta. Su suegra, Mercedes López Crespo, viajaba en el Alvia aquella tarde del 24 de julio del 2013. Entonces vivía en Madrid y viajaba hasta A Coruña a celebrar el 18.º cumpleaños de su nieto. Pero no pudo verle cumplir la mayoría de edad, tal y como era su deseo. Marisol lamenta que las personas responsables no han querido en ningún momento asumir la parte que les tocaba en este desgraciado suceso. «Hay demasiadas implicaciones políticas, no quisieron aceptar una parte de culpa de no haber puesto en marcha una serie de medidas de seguridad y cargaron todas las culpas en el maquinista», explica Marisol. Y agrega: «Por supuesto que los fallos humanos existen, claro que hubo un error humano, pero para eso está la tecnología, para minimizar los efectos de esos errores».

Marisol, como el resto de las víctimas, pide que se investiguen las causas de lo ocurrido.

«Me acuerdo de mi hermano Manuel todos los días: hoy tendría 44 años»

Manuel Sierra, un vallisoletano, viajaba aquella tarde en el Alvia. Tenía 40 años. Sus hermanos estaban ayer en el Obradoiro, un año más, para rendirle homenaje. «Me acuerdo de mi hermano Manuel todos los días, hoy tendría 44 años», dice Juan Sierra Morán. Desde que ocurrió la tragedia, su familia ha estado todos los años en el Obradoiro, ininterrumpidamente, reclamando que se haga justicia. «Se ha producido un bloqueo de la investigación por intereses políticos. Lo han frenado todo con la comisión de investigación, tanto la técnica como la política», subraya Juan Sierra. «Una de las características que tiene un tren de alta velocidad es no solo la velocidad, sino además la seguridad que ofrece: los sistemas existían, la tecnología existía, y hay que descubrir por qué ocurrió aquello esa tarde. Hubo prisas y se inauguró una línea sin las medidas necesarias», recuerda Juan.

El papel de la UE

Los familiares de las víctimas esperan que haya una comisión técnica y otra política en el Congreso. «En Europa nos han dado la razón, y nosotros queremos que desde la UE se presione y se inste a España a que se hagan las cosas bien; es Europa la que puede darnos la llave para ir hacia adelante con la investigación», insiste el hermano de Manuel Sierra. Una de las hermanas, sigue indignada cuatro años después de lo ocurrido. «Esto no fue solo un accidente. Aquí lo que ha habido es una tragedia por un fallo técnico causado por una cadena de chapuzas que dieron lugar a que hubiera 80 muertos, 140 heridos y un montón de familias destrozadas; por favor, no le llaméis más accidente a lo de Angrois».