La confusión normativa reina sobre las terrazas de los bares al inicio del verano

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

RAMON LEIRO

El sector sufre freno de licencias, cambio de reglas y negociaciones de última hora

15 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En diversas zonas del casco monumental de Santiago las terrazas se ven alteradas en plena actividad por los servicios de recogida de basuras, mientras el Concello ultima aún para julio un texto con el que regular dichos espacios, que no contarán, por cuestiones burocráticas, con más autorizaciones este verano. En A Coruña la intranquilidad reina entre el sector hostelero, que se ha visto sujeto a una intensa inspección y regulación en 34 calles peatonales cuando las contrataciones de personal de refuerzo ya estaban hechas en muchos casos y el mobiliario exterior adquirido. En Lugo las tasas impuestas por el Concello a bares y cafeterías para su expansión en la calle han sido cuestionadas judicialmente. Pontevedra vive aún con la normativa de terrazas de 1997, previa a la ley antitabaco y al propio Miguel Anxo Fernández Lores como alcalde. La mano abierta con los 297 bares y 1.963 mesas autorizados actúa allí como guía mientras se confecciona una nueva normativa. En Ourense, hasta el alcalde admite que hay terrazas «fóra de toda regulación» y la Policía Local señala el descontrol en la calle con casi cien bares fuera de ordenación.

En Ferrol se han permitido la instalación de 144 terrazas, pero otro centenar seguía pendiente de autorización a las puertas del mes grande de la temporada. Y en Vigo, donde el Concello ha dado toda clase de facilidades a los hosteleros para ampliar sus mesas fuera de los locales, ha sido necesario que el alcalde haya dado varios avisos al sector para que no colonice las calles.

Tensión en A Coruña

«No entramos en polémicas, lo que queremos es trabajar, como se ha hecho en Vigo, donde Abel Caballero apostó por las terrazas, la creación de empleo y riqueza y generar vida en la ciudad», apunta Héctor Cañete, presidente de la Asociación de Hosteleros de A Coruña. El sector de bares y cafeterías herculino rechaza que el Concello haya optado justo al comienzo de la temporada alta por ordenar las terrazas, cuando los empresarios son requeridos a realizar sus peticiones con seis o siete meses de antelación. «Los últimos cuatro años han sido muy duros para el sector y ahora, que parece que hay cierta recuperación, quedamos en situación irregular porque el Concello regula las terrazas pero no da licencias», lamenta Cañete, quien añade que los avisos de la Policía Local para levantar las mesas son muy frecuentes, con la amenaza además de sanciones de hasta 600 euros.

Una batalla de mayor intensidad es planteada desde la asociación Lugo Monumental en la ciudad de la muralla, donde el pulso ha propiciado recursos legales ante el Concello tras considerar el Tribunal Superior de Xustiza que los cálculos de las tasas eran inadecuados.

«Es un negocio, pero también un servicio público a la ciudadanía», mantiene Luis Latorre, expresidente de la asociación y estudioso de la normativa sobre las terrazas en toda Galicia. «La tasa en Lugo se está utilizando como un impuesto de manera ilegal», añade. El expresidente de los empresarios del casco histórico lucense apunta como correcta la manera de calcular la tasa que emplea el Ayuntamiento de Vigo, con el valor catastral de suelo como punto de partida, para hallar después el precio de su utilización y no con el valor de propiedad como asegura hace el Concello de su ciudad. «Por eso aquí es diez veces mayor que en Vigo», aclara.

La proliferación exponencial de terrazas en toda Galicia radica, según Latorre Real, en que estas «se expandieron con la ley del tabaco cuando se prohibió fumar en el interior de los locales. La gente se dio cuenta de que no se estaba tan mal en la calle y demandó ese espacio exterior todo el año», argumenta.

Desfase en Ourense

Esa nueva realidad del sector hostelero no está contemplada aún en la normativa de terrazas de Ourense. «Hay una situación confusa por una norma de 1998 que ha quedado desfasada», señala Javier Outomuro, presidente de la Unión de Hosteleros Ourensanos, que admite que los empresarios del sector son los primeros responsables del desorden existente en muchas ciudades. En Ourense, añade Outomuro, el problema no es tanto de precios como de distinción entre la ubicación de los negocios. «No puede regularse todo bajo la misma forma», indica aludiendo a las zonas antiguas, donde reconoce que es necesario cumplir unos criterios mínimos de seguridad y al mismo tiempo no cercenar la posibilidad de crear empleo y riqueza con las instalaciones exteriores de los bares.

Lugo tiene los precios más altos, con 52 euros por metro cuadrado más que Vigo

Los hosteleros lucenses pagan 57,96 euros en las zonas de primera categoría

La lucha legal emprendida por los empresarios de la zona monumental lucense contra las tasas implantadas a las terrazas, les ha llevado a comparar los precios que rigen en las siete urbes gallegas, llegando a la conclusión de que soportan los más altos de la comunidad. Ponderando la tasa por metro cuadrado para equiparar las normas existentes, los hosteleros lucenses pagan 57,96 euros en las zonas de primera categoría. En el extremo contrario, en Vigo el precio medio se sitúa en 5,34, al aplicarse una exención generalizada del 95 %.

Ferrol es la segunda urbe con los mayores precios para las calles de primera categoría, fruto de multiplicar la tasa general de 23,46 euros por 2,1, como se hace por 1,9 en las de segunda y 1,7 en las de tercera. En Ourense la tasa por metro cuadrado alcanza 47,63 euros, con dos precios según se ubique el negocio en viales de primera a tercera categoría o el resto. En Pontevedra el coste rige por cada mesa y cuatro sillas, y alcanza 75,23 euros, lo que equiparado a la superficie por metro cuadrado significan 36,11 euros. En Santiago no se establecen diferencias por calle, y la tasa es igual (27,05 euros) para todos los locales. A Coruña reduce un 10 % progresivamente según la categoría de la calle, siendo la más alta de 25 euros, y bajan hasta 12,50 para las zonas de menor demanda.