«Isto non é acusar, temos que coller entre todos a quen nos fai tanto mal»

Pablo Carballo
Pablo Carballo REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Pablo Carballo / Marco Gundín

Lousame vive en alerta permanente por el alto número de incendios que sufre al año y su gran voracidad

08 jul 2017 . Actualizado a las 15:19 h.

«Non recordo ningún ano dende o 2006 que non tivésemos lumes nesta parroquia». El que habla es Odón López, responsable del distrito forestal. El año que menos, cinco. En lo que va de este, Tállara ha ardido ya tres veces. «Se sopra vento do norte xa estás en garda, pedindo que non soe o teléfono de noite». La alcaldesa, Teresa Villaverde, desliza un suspiro. Tállara es la segunda parroquia más poblada de Lousame. Ronda los 850 habitantes. Una parte, junto a la vía que une Boiro y Noia. El resto, dispersos en la montaña. Es allí donde el riesgo se multiplica. La carretera serpentea cobrando altura. Lugar de Guiende. El último en verse amenazado seriamente por las llamas. Docena y media de casas. A los lados, restos continuos de rebrotes. Laderas donde ese marrón rojizo despinta el verde. «Todo iso ardeu, por aquí hai unha barbaridade de lumes». Delimira, 84 años, señala la arboleda frente al patio de su casa. «Antes había familias para defender as casas, pero agora xa non queda case ninguén, e tampouco hai xente nova».

Benito se cruza en su tractor. Estamos en A Barreira, montaña arriba. Aquí las casas no alcanzan la docena. «Estiven apañando para ter todo limpo ao lado da casa. Pero arriba está todo sen limpar. Cando pegue alá xa veremos o que pasa». Arriba es monte comunal. Arriba se percibe, en un mirador desde el que la vista alcanza Rianxo, el contraste entre la naturaleza intacta y la que ha tenido que resurgir recientemente de las cenizas.

1.200 hectáreas en diez años

En lo que va de esta década, siete años sin completar, las llamas han devastado unas 1.200 hectáreas solo en esta parroquia. Son demasiadas. Solo en el 2013 ardieron 450. Por ello, la Xunta la ha pintado en negro y la somete a vigilancia especial. Es una de las 73 parroquias consideradas de alta actividad incendiaria (PAAI) y una de las dos, junto a la ourensana de Cernado, en Manzaneda, que cumplen los dos requisitos para serlo: muchos fuegos consecutivos y muy intensos.

«Alguén ten que prendelo; quen o prende non o sei, pero gustaríame sabelo», lanza desafiante Benito antes de regresar a su tractor. Vuelve a pedir que se desbroce. «Hai abandono, incluso non se sabe dalgúns propietarios. Moitas veces só a xente maior coñece o monte e iso é un problema», lamenta la regidora.

«En Tállara é posible que sexa unha soa persoa a que está prendendo lume. Un habitante de Lousame contra todos os demais», señala el máximo responsable de las brigadas forestales. La Guardia Civil lo investiga. «Son lumes un tanto aleatorios en canto ao clima, non só se reproducen no verán, tamén na primavera e no inverno».

Del último conato en Tállara hace apenas unas horas. Un foco más en un reguero en la comarca. Mismo patrón. Por fortuna, la eficacia en la extinción lo dejó en conato. El penúltimo se quedó a unos metros de la casa de Rosario, en Abeixón. «Estabamos durmindo, eran as tres da mañá, e veu a policía a timbrarnos que había lume. Que estiveramos alerta. Podía chegar ata a nosa cuberta porque está todo sen limpar». La rápida actuación de las brigadas forestales, una vez más, lo impidió. «Os medios que temos son suficientes para unha situación razoable. Nunha situación na que hai demasiados lumes nunca hai medios suficientes. E ás veces tampouco é unha cuestión de medios. Os incendios non sempre se poden apagar, os incendios aténdense», reflexiona la máxima autoridad forestal de Medio Rural en el distrito.

«Coma se fose o inferno»

Rosario sujeta entre los brazos a una pequeña que intenta llamar la atención de tres perros variopintos que merodean en derredor. «Aquí ademais temos o problema, sobre todo no verán, de que non nos chega a auga para todos os veciños. O Concello podería traer unhas cisternas para encher os depósitos. Ao non ter esa auga tes máis medo, claro que tes medo. Se prende neses eucaliptos de alí, isto é coma se fose o inferno». No pierde la sonrisa envuelta en ciertas dosis de resignación.

«Cada certo tempo, lume. Os primeiros en abandonarse foron os montes comunais, e agora están os particulares tamén. Hai xente que non sabe nin onde ten as fincas». El lamento llega de José Manuel Regueira, el presidente de la comunidad de montes de Abeixón e Carantoña, una de las que integran la parroquia de Tállara. «Aquí non se trata de andar a botar culpas a ninguén, o que hai que facer é buscar solucións entre todos». José Manuel señala un caballo que pasta a solo unos metros. «A solución para tantos incendios está en encher os montes de animais. Onde hai animais non arde, está comprobado». Elogia a los efectivos contraincendios. «Traballan ben, que ninguén pense que van ao monte a botarse a durmir», dice.

«Isto non é, como din os nenos, acusar. É unha colaboración importantísima. Todos temos que estar alerta para tratar de coller a esa man humana que está facendo tanto mal. Ten que ser alguén que coñece os nosos montes, que pasea por eles, e que pasa inadvertido como un veciño máis», incide la alcaldesa. «Ogallá poidamos facelo pronto. Aquí queremos ser coñecidos por outras cousas». No hay descanso en el combate. Tállara no duerme en la lucha por borrar su nombre de esa triste lista negra.

La Xunta pregunta a las diputaciones qué fue del plan de gestión directa de los consorcios

Desde la Vicepresidencia de la Xunta han salido tres cartas dirigidas a los presidentes de las diputaciones de A Coruña, Lugo y Pontevedra. Con ellos quieren mantener una reunión los responsables de la consellería para conocer sus planes sobre los consorcios provinciales contra incendios. En un encuentro anterior, hace año y medio, los presidentes socialistas de esas tres diputaciones se mostraron a favor de asumir la gestión directa de los parques y se dieron un plazo para analizar la viabilidad de ese proyecto y presentar todos informes que lo avalasen. Dieciocho meses después, esos informes no han sido presentados, de ahí que la Xunta considere imprescindible la celebración de un nuevo encuentro en el que las diputaciones expliquen sus planes con relación a los consorcios provinciales de bomberos.