Galicia es una de las tres comunidades donde se dan más casos de mordedura de víboras

Susana Acosta
S. Acosta REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

cesar toimil

La media es de 15 al año, aunque en el 2016 solo hubo cuatro

24 jun 2017 . Actualizado a las 09:53 h.

Los últimos casos de mordeduras de víboras registrados en Galicia -en la playa de Santa Comba de Ferrol, en un colegio de A Coruña y en el parque natural de O Xurés, en Ourense- han puesto de manifiesto que este tipo de incidentes, aunque puntuales, sí se producen con más frecuencia de lo que parece.

De hecho, Galicia es una de las tres comunidades donde más casos se dan, después de Cataluña y Castilla León, al registrarse entre 1997 y el 2010 un total de 203 mordeduras, tres de ellas mortales. Se trata de una de las conclusiones a las que llegan expertos del Instituto de Salud Carlos III en el primer estudio epidemiológico sobre mordeduras de serpientes venenosas en España, que señala también que la media anual en la comunidad se sitúa en torno a 15 casos. Una media que contrasta con los datos registrados el pasado año. A la Consellería de Sanidade tan solo le constan cuatro mordeduras de víbora en todo el 2016: «Se trata de cuatro personas que llegaron a urgencias y a las que hubo que inyectarle el antídoto pero ninguno de los casos revistió gravedad», explica la Xunta.

El estudio, dirigido por José María Amate, jefe del área de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III, también revela que en Galicia el importante peso de la población rural dispersa, junto con el notable patrimonio ambiental que propicia las actividades de ocio rural, son determinantes en el elevado número de casos que se dan en esta comunidad. Un factor que también afecta a Castilla León. De hecho, estas dos comunidades, junto con Cataluña, concentran más de la mitad de las mordeduras que se dan en todo el país. El segmento de edad más afectado son los adolescentes, «quizás por inmadurez», indica el Instituto de Salud Carlos III. Este sector, junto con los niños, representan el 31 % del porcentaje total de mordeduras. En todo el territorio español se han registrado un total 1.649 casos entre 1997 y el 2010, donde solo el 1 % de estos casos resultaron mortales. La media española es de 130 mordeduras anuales, frente a las 380 de Francia o a los 160 de Polonia. En total, en Europa se producen unos 8.000 casos anuales, según estimaciones de Jean-Philippe Chippaux, investigador de la Universidad de Descartes.

Tres especies venenosas

España es de los pocos países de Europa donde concurren tres especies venenosas de víboras europeas. La vipera aspid, que es la que presenta un veneno de mayor toxicidad, especialmente en los ejemplares localizados desde el País Vasco hasta La Rioja y Burgos. La vipera seoainei, cuya toxicidad del veneno varía con la localización geográfica, «siendo mayor al occidente, en Galicia y norte de León, y menor en las áreas orientales, Cantabria y el País Vasco». Y, por último, la vipera latasti, conocida como hocicuda, y que se extiende por toda la Península, excepto en la cornisa cantábrica y los Pirineos: «Está dotada del veneno de menor toxicidad pero lo inocula en mayor cantidad que las dos especies anteriores. Los ejemplares jóvenes inyectan menor cantidad de veneno, pero más concentrado», indica el estudio.

Inmovilizar la zona

Lo más importante si se produce una mordedura de víbora es inmovilizar la zona afectada manteniendo el mayor reposo posible para evitar que el veneno se extienda y llamar al servicio de asistencia médica. Nunca se debe interrumpir la circulación de la sangre con vendajes apretados o torniquetes ni ofrecer a la víctima bebidas que aceleren el ritmo cardíaco, como café o té, tampoco bebidas alcohólicas. No se debe realizar incisiones, succiones o cauterizaciones en la zona afectada ni administrar ningún antídoto sin supervisión médica.

Gran parte de los hospitales gallegos cuentan con el antídoto contra mordeduras de ofidio, con las excepciones del de Pontevedra y Vilagarcía. En Barbanza, aunque hubo algún momento en el que no se contaba con él, ahora sí disponen del suero, como confirmaron fuentes del Sergas.