El Sergas controla a 138 médicos por su alto coste en prescripción de fármacos

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Gasto farmacéutico del Sergas en recetas
La Voz

La cifra cayó a menos de la mitad desde que arrancó el plan de inspección en el 2014

08 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Consellería de Sanidade puso en marcha un plan de inspección para el período 2014-2017 en el que se incluyen varias líneas de actuación. Y uno de los subprogramas es el del control de hiperprescriptores de prestación farmacéutica. No se trata de controlar a médicos de familia que recetan mucho, sino de analizar el perfil de prescripción, para ver qué porcentaje de genéricos recetan, cuántas novedades terapéuticas o cuál es su comportamiento ante fármacos de alto consumo, como los inhibidores de la bomba de protones -protectores gástricos como el omeprazol-. En el fondo, lo que se evalúa es que no haya una desviación muy acentuada de los acuerdos de gestión, un contrato entre profesionales y Sergas en el que se recoge el cumplimiento de estos indicadores.

Tras analizar los datos del 2014, el Sergas detectó 295 facultativos de primaria que se desviaban en tres o más criterios de los que el Sergas había fijado en cuanto a prescripción de fármacos. Se les hizo una entrevista para tratar de detectar qué ocurría para elevar el gasto farmacéutico. Mercedes Lanza Gándara, subdirectora de inspección de la consellería, asegura que aunque las razones que aportaron los médicos eran variadas, en ocasiones era solo desinformación. «Por ejemplo, no controlan el aplicativo, no ven el perfil de prescripción», explica. También se dan casos en los que el cupo de pacientes que atiende el médico tiene unas características especiales.

En la entrevista personal se explicó a los profesionales la importancia de mejorar la calidad de la prescripción y de contribuir a la eficiencia en la utilización de los recursos. Y también se les mostró su perfil en comparación con el de los profesionales de su servicio, de su área sanitaria y finalmente de todo el Sergas. Tras detectar a estos 295 hiperprescriptores, se les hizo un seguimiento durante estos años y 138 siguen desviados de los objetivos tres años después.

Sin sanciones

¿Y qué ocurre con estos médicos de familia que siguen sin cumplir los objetivos marcados? No hay sanción, porque no quiere decir que no hayan mejorado, sino que se desviaban tanto del estándar marcado que necesitan tiempo para adaptarse. «Están colaborando y mejorando sus indicadores, pero normalizarse lleva un tiempo».

Sí ha habido expedientes disciplinarios a lo largo de estos años del plan de inspección, pero cuando el facultativo se negó a colaborar. Lanza Gándara destaca la eficiencia de este programa, ya que el número de hiperprescriptores en primaria se ha reducido a menos de la mitad. Cierto es que en el 2015 y en el 2016 se han sumado algunos más que se desviaban mucho de los acuerdos firmados, pero no de forma tan acentuada.

El plan de inspección finaliza este año y se está evaluando y revisando para ver qué medidas han sido eficientes o cuáles hay que cambiar. El programa de hiperprescriptores ha tenido buenos resultados, aseguran desde el Sergas, por lo que la intención es mantenerlo. Se trata de una medida enmarcada en una de las tres líneas estratégicas, en concreto en la de garantía de calidad asistencial dispensada al paciente. Las otras dos son la lucha contra el fraude en prestaciones sanitarias y la tutela de los derechos de los pacientes y usuarios.

Dentro de las novedades del nuevo plan, la Xunta prevé ampliar esta vigilancia a los facultativos de atención especializada, ya que durante este período se hizo solo en el colectivo de los médicos de primaria. Aunque todavía se está definiendo y hay que establecer un cronograma, «la idea es ampliarlo a hospitalaria», explica Mercedes Lanza.

Sentencia

Precisamente hace unas semanas, se conocía una sentencia que daba la razón al Sergas por la sanción sin empleo y sueldo a un facultativo. El médico recurrió y el tribunal rechazó el recurso al considerar que un profesional también debe racionalizar los medios del sistema público. En este caso, al contrario de los 138 profesionales a los que el Sergas está realizado un seguimiento, había una negativa clara a cumplir los objetivos firmados.

Las recetas, un gigante que se lleva uno de cada cinco euros de las cuentas sanitarias

El gasto farmacéutico, solo en recetas, es un monstruo de 700 millones de euros al año. Es la cifra que la Consellería de Sanidade ha destinado a este capítulo en los presupuestos del 2017, lo que supone uno de cada cinco euros de las cuentas de la consellería, que alcanza los 3.500 millones. No es el único gasto en medicamentos, porque los fármacos hospitalarios suponen otros 300 millones a mayores.

Ya desde antes de la crisis las Administraciones sanitarias comenzaron a ponerse las pilas para contener una escalada que alcanzó en el 2010 su máximo histórico, con más de 931 millones de euros en recetas en Galicia. Desde entonces, con el aumento de la prescripción de genéricos y la aplicación de otras medidas, como el copago de los pensionistas, el gasto en medicamentos comenzó a bajar. En el 2016, sin embargo, por primera vez en seis años, volvió a repuntar hasta los 685 millones.

Más medicamentos cada año

Controlar el gasto farmacéutico es complicado porque el número de fármacos que se dispensan es cada vez mayor. El mayor control de las enfermedades crónicas y el envejecimiento de la población hacen que los gallegos consuman cada vez un mayor número de medicamentos. En el 2010 eran 54 millones al año y en el 2016 se rozaron los 62, por lo que el objetivo es reducir el coste medio por receta, que ha pasado en un decenio de 14,31 a 11,09 euros.

En este intento de controlar el gasto en recetas se enmarcan también los acuerdos de gestión, que cada año firman los profesionales del Sergas con la Administración. En ellos se recogen unos indicadores a cumplir, no solo relacionados con medicamentos, sino también con otros parámetros. Por ejemplo, se fija un porcentaje de genéricos respecto al total de medicamentos prescritos, una tasa de innovaciones terapéuticas que no debe superarse o criterios específicos para fármacos muy consumidos, como las estatinas para el colesterol. Los facultativos no tienen por qué cumplir los indicadores al cien por cien, pero tampoco desviarse demasiado.