En las mesas el ambiente era de concentración y el cuadernillo parecía «algo más difícil que el de la primera ronda», según los del Estudio, aunque «hay de todo», como resumieron las niñas de Franciscanos, que estaban muy orgullosas de ser un grupo de chicas («había otro grupo del cole pero no pasó a la final», explicaron). Los participantes en el Rebumbio son buenos alumnos y además, aplicados: «Practicamos problemas de otros años», decían los del Seis do Nadal, mientras los del Lángara reconocían que se les daba bien «todo». El equipo de la Grande Obra estaba entusiasmado, y eso que no conocían el Rebumbio hasta este año. Es probable que acabasen como en la anterior edición, eligiendo cada niño cuál resultó su problema favorito. Porque a veces no solo la plástica es divertida.