«Le grité al conductor que parara, que parara, pero no lo hizo y lo mató»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Capotillo

El compañero del ciclista de 36 años fallecido en Poio dice que el coche los adelantó e hizo un cambio de sentido

10 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una salida dominical en bicicleta acabó en tragedia. Un ciclista pontevedrés de 36 años, Jorge Vázquez Valcárcel, falleció ayer en el municipio de Poio tras ser arrollado por un vehículo. El accidente tuvo lugar a las 14.14 horas en el punto kilométrico 8,4 de la carretera de la costa PO-308 que une la capital con Sanxenxo. Fue en el lugar de Covelo, en la parroquia de Samieira.

Según explicó a La Voz el compañero del ciclista fallecido, Nicolás Vieites, Niko, circulaban uno detrás de otro en dirección a Pontevedra cuando se produjo el atropello por parte del conductor del Honda Accord. «El conductor nos adelantó e hizo un cambio de sentido. Yo esquivé el coche y caí, pero a él le dio y quedó debajo. Le grité que parara, que parara, pero no lo hizo y lo mató», relató por teléfono horas después del accidente. Todavía sin creerse lo que había sucedido, este ciclista experimentado dejaba su particular reflexión: «Nuestra única culpa fue haber salido hoy en bici». Él solo sufrió una rozadura, además de la rotura de una maneta de freno de su bicicleta.

Hasta el lugar del accidente se desplazaron dos ambulancias, una asistencial y una medicalizada del 061, la Guardia Civil de Tráfico y Emerxencias de Sanxenxo. Aunque los servicios sanitarios atendieron a la víctima, finalmente falleció en el lugar a consecuencia de las graves heridas sufridas en la cabeza. El accidente provocó importantes retenciones en la PO-308, la principal vía de acceso a las playas de Poio y Sanxenxo. La Guardia Civil instruyó el atestado. El conductor, de 82 años, dio negativo en la prueba de alcoholemia.

La noticia del fallecimiento de Jorge Vázquez, de la peña Ponte a Roda, se corrió enseguida por las redes sociales, vía a través de la que varios aficionados hicieron llegar sus condolencias a la familia. Su peña también le dedicó unas palabras en Facebook: «Siempre estaba ahí para sus amigos, con una sonrisa y siempre haciendo deporte».

Uno de los más críticos con lo ocurrido en Poio fue Pedaladas de Pontevedra. La salida del puerto de Covelo es uno de los lugares de cuya peligrosidad para ciclistas y peatones el colectivo lleva años advirtiendo. «Lugares con limitación de velocidade superior a 50 km/h, que polo tanto non son travesía, e onde estacionan de forma cotiá vehículos na beiravía sen que as autoridades competentes fagan cumprir a lei», señalaron.

Pedaladas fue más allá al asumir parte de responsabilidad en la muerte de Jorge Vázquez. En concreto, afirmó que el 15 de junio del 2016 habían decidido no denunciar a los vehículos estacionados «ilegalmente» en la PO-308 tras llegar a un acuerdo con el alcalde de Poio, Luciano Sobral, a cambio de que se tomaran medidas para garantizar la seguridad de los colectivos más vulnerables en la carretera.

El colectivo Pedaladas señala la zona del accidente como peligrosa y exige medidas

Una solución que no llega para la cohabitación segura entre coches y bicis

Quizás el accidente más grave en Galicia que afectó a ciclistas fue el ocurrido en el carril bici de Oia el 12 de marzo del 2016, donde un grupo de ciclistas fueron arrollados por un vehículo que provocó la muerte de uno de ellos y heridas a otros siete. Tres ingresaron en el hospital con pronóstico muy grave y uno de ellos, que se encontraba en coma, murió nueve meses después del siniestro. A raíz de este accidente, salió a la palestra la seguridad y la configuración de carriles bici como el de Oia y, de forma genérica, la compleja cohabitación entre bicis y coches en las carreteras convencionales. También se debatió en profundidad sobre la fiabilidad de los psicotécnicos a conductores de avanzada edad, pues tanto en este caso como en otro accidente múltiple -este solo con heridos- ocurrido en enero, también en Oia, estaban implicados conductores octogenarios. En este último caso el coche hizo un giro prohibido.

El riesgo que corren los ciclistas lo evidencia a la perfección la atleta de triatlón Aída Valiño, que sufrió un atropello junto a otros siete ciclistas precisamente en Oia, y también por un vehículo -en este caso una furgoneta- que intentaba hacer un cambio de sentido. Diez meses después, Aída Valiño sufrió otro atropello que le causó una fractura de clavícula.

La Federación Gallega de Ciclismo solicitó en distintas ocasiones que las Administraciones se tomaran más en serio la circulación de las bicicletas por las carreteras, una actividad de ocio cada vez más mayoritaria. «Hay que convivir y que en la carretera se respete siempre al más débil», aseguraron tras el último accidente múltiple ocurrido en enero. La Federación también ha emprendido campañas destinadas a mejorar la visibilidad de los ciclistas.