Roberto Antón: «Es un pequeño fracaso del sistema que nos encontremos con estos niveles tan altos de riesgo»

Jorge Casanova
Jorge Casanova REDACCIÓN

GALICIA

RAMON LEIRO

El psicólogo de la fundación Meniños, especialista en menores, lleva más de trece años trabajando en la protección de jóvenes en dificultades

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Roberto Antón (Marín, 1976), lleva más de trece años trabajando en la protección de menores en riesgo. La mayoría en el concello de Pontevedra para la fundación Meniños. Ha visto mucho.

-Cuatro mil expedientes de menores en posible desprotección, ¿son muchos para Galicia?

-Sí, son muchos para una sociedad avanzada en el siglo XXI. Y si intermedia la Xunta es que nos encontramos con los casos más graves. En todos los concellos se trabajan con casos de menores que están en dificultades por diferentes motivos. Si pasa a la Xunta es porque el riesgo es muy alto, lo cual significa que hay muchos más casos. Es una realidad que sucede a nuestro alrededor: niños que no están siendo atendidos como deberían.

-Esto es especialmente grave en una sociedad que casi no tiene ya menores.

-Es un poco la sensación que tenemos los que trabajamos con los menores, que en otros grupos sociales están mejor atendidos pero los niños... debe ser porque no votan, o porque entendemos que están bien o decimos que antes también se pasaban penurias. Es un pequeño fracaso del sistema que estemos en estos niveles de riesgo.

-¿Diría que esta problemática es más propia de familias desestructuradas?

-No solo. Son situaciones que se dan en todos los estratos sociales, aunque las carencias económicas son un factor de riesgo importante. Hay padres que dedican poco tiempo a sus hijos porque están muy centrados en sus trabajos, sus vidas de adultos... hemos tenido de todo. Hasta familias crónicas, donde ya tratamos con los abuelos, lo hemos hecho con los padres y ahora lo hacemos con los hijos.

-¿Una mala infancia degenera en una mala vida?

-Yo creo en la capacidad de cambio de las familias. Hay un tanto por ciento mínimo que sí se cronifica en el sistema de protección, pero la mayoría de las familias salen adelante y los padres son más protectores después de que tratemos con ellos. El tanto por ciento de éxito y mejora es amplio.

-Más familias monoparentales quizás también incida en mayores situaciones de riesgo.

-Sí, vemos con frecuencia ese perfil: madres muy luchadoras, con trabajos muchas veces precarios, horarios extensos y dificultades para compatibilizar. Pero yo destacaría su fortaleza; como, en esas dificultades, son capaces de salir adelante. Creo que algunas deberían dar másteres sobre economía aplicada por cómo son capaces de llegar a fin de mes con esos ingresos tan pequeños.

-¿Hay alguna situación que justifique dejar solo en casa a un niño de cinco años?

-No, no hay ninguna situación que lo justifique. Bajo ningún concepto. Las circunstancias de la vida te pueden colocar ahí, pero ese es un error de la familia que deja al niño solo y un fracaso del sistema que no ha podido o no ha sabido ofrecer una alternativa a esa familia para no tener que llegar hasta ahí. Todos somos cómplices.

-A veces se llega a retirar la tutela a una familia. Eso siempre es muy polémico.

-Retirar a un niño de su familia es una medida extrema, es lo último. Por experiencia sé que cuando se adopta esa medida, tiene que estar muy bien justificada. Otra cosa es que haya cuestiones que no trascienden porque se quedan en los cajones de los despachos o de los juzgados. Es verdad que puede haber errores, porque todos somos humanos, pero tiene que darse una cadena de errores notable para que se tome una medida de ese tipo sin que esté bien justificada. De hecho, yo diría que se cometen más errores en el otro sentido, de niños que permanecen con sus familias cuando quizás deberían ser apartados de ellas.

-En general, la opinión pública emite un juicio con carácter inmediato.

-Sí. Y con la información muy sesgada. Los que toman las decisiones intentan tener la mejor información: hablamos con la familia, el colegio, el centro de salud, los amigos... necesitamos una visión poliédrica. Y con los niños no se puede perder el tiempo.

-A veces parece que hay padres que no tienen el más mínimo instinto de protección. ¿Lo ha visto alguna vez?

-Sí. Y es una de las cosas que me desconciertan. Podría contar esos casos con los dedos de una mano, pero he visto madres que carecen de ese instinto. Tal vez porque no vivieron ese afecto, pero es algo que me descoloca.