Jesús Gamallo: «Con la salida del Reino Unido, Galicia va a sufrir más»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Curtido en la etapa de Fraga, el Director Xeral de Relacións coa UE lidera con mano izquierda la cooperación y la diplomacia gallega

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A pesar de llevar dos décadas en política, no se le conocen polémicas, ni agrias, ni dulces. Jesús Gamallo Aller (Santiago, 1961) es funcionario del cuerpo superior autonómico, pero su tacto diplomático le llevó a convertirse en la voz de Galicia en el exterior en 1999, con Manuel Fraga. Feijoo lo rescató de la vida municipal en el 2009 para seguir siendo la correa de transmisión de la Xunta con Bruselas y con las oenegés gallegas, con las que ha logrado una entente cordiale incluso en tiempos de recortes. El Arco Atlántico acaba de encomendarle un informe sobre el impacto del brexit en esta zona.

-¿Tiene ya alguna idea de cómo le va a afectar a Galicia?

-Los ejes de Europa nunca han pasado por la vertiente atlántica, y con la gran ampliación se han desplazado aún más hacia el Este. Siempre tuvimos problemas de comunicaciones, pero con la salida del Reino Unido, Galicia va a sufrir más, igual que le ocurrirá a los irlandeses. Vamos a liderar un documento conjunto y lo trasladaremos a las instituciones que llevarán la negociación.

-¿Nos afectará al bolsillo?

-Los estudios económicos le atribuyen a las comunidades españolas una pérdida de crecimiento de entre el 0,4 y el 0,6 %, pero tampoco hay que dramatizar. Lo que más me preocupa es que este tema va a canalizar muchas energías, cuando Europa tendría que estar reflexionando a fondo sobre su futuro. Los próximos dos años van a ser como un reparto de gananciales tras un divorcio.

-¿Qué le tocará a Galicia?

-Tardará en saberse. Galicia sufrirá por la cohesión y las exportaciones, especialmente en el sector textil y el automóvil y, sobre todo, por la pesca, que implica muchos acuerdos. El problema es que eso no se resolverá en la negociación principal y se va a dilatar durante una larga etapa de inseguridad jurídica que va a afectar a todos los operadores. Y además está la incidencia que tendrá en el turismo, que tocará más a otras comunidades españolas.

-La Fundación Galicia-Europa, nuestra embajada oficiosa en Bruselas, cumplirá en el 2018 treinta años. ¿Se entendería hoy esa apuesta?

-Sí, se entendería porque es una historia de éxito basada en la defensa de los intereses gallegos desde el punto de vista institucional y sectorial, y porque la política europea no es una competencia exclusiva del Estado. Algunas comunidades españolas cerraron su oficina durante la crisis y la han vuelto a abrir.

-Me refería a los devaneos diplomáticos de Cataluña.

-A Galicia se le escucha porque es una nacionalidad histórica con una personalidad muy acusada, pero a la vez con lealtad institucional a Europa y a España. Otros no aceptan las reglas del juego y ya resultan poco creíbles.

-¿Es honesto usar las relaciones exteriores para presionar en la política doméstica?

-La acción exterior tiene que ser de país, porque si es muy sesgada y partidista resulta poco creíble, insisto. Fuera no te pueden ver como un partido, sino como una institución autonómica, y en este campo solo ganas si transmites objetivos comunes. Y luego ya vendrán los matices de cada Gobierno para elegir entre cañones o mantequilla, como ha ocurrido siempre.

-¿Qué sintió cuando algunos concellos gallegos arriaron la bandera europea?

-Me posicioné en contra. Eso fue por el problema de los refugiados, pero Europa no es la culpable de todos los males. Los actuales dirigentes políticos no han vivido el papel histórico de la UE, y por eso el interés ha decaído. Si añadimos la crisis económica y las dificultades para dar respuestas convincentes tenemos como resultado el actual desapego y los populismos, que son dos graves problemas.

-¿Por qué la oposición siempre ve con suspicacia los viajes al exterior del Ejecutivo?

-Todos los viajes al exterior tienen contenido, sobre todo económico, pero también se abren mercados turísticos, culturales... los explico cada seis meses en el Parlamento.

-¿Habría que viajar más?

-Se debe viajar lo necesario.

-¿Quién ejerce mejor de embajador de Galicia en la actualidad?

-En el mundo nos conocen porque somos españoles, pero diferentes, atlánticos. Y, desde luego, por el Camino, que sale enseguida en cualquier conversación.

-En cuestiones de cooperación internacional parece que ha logrado cierta conexión con las oenegés.

-Tiene su explicación, incluso a pesar de los recortes. Otras comunidades han laminado los presupuestos, mientras en Galicia no tenemos ni un euro de deuda con las organizaciones y ejecutamos el 100 % de las partidas. Somos previsibles, y este año la inversión crecerá un 7,7 %, hasta los 4,5 millones de euros.

-¿Hablar del aeropuerto de Oporto como un enemigo o de la competencia en la automoción no es un fracaso de la eurorregión?

-El localismo nunca satisface el medio y largo plazo. En estos temas hay que poner la luz larga y aprender a colaborar, porque la competencia es buena si es leal.